Fernando Pino Solanas, el reconocido autor de La hora de los hornos, primer largometraje clandestino de la trilogía documental sobre el neocolonialismo, se encuentra en La Habana para participar en la competencia del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. El también fundador del grupo Cine Liberación en la década de los 60 junto con Octavio […]
Fernando Pino Solanas, el reconocido autor de La hora de los hornos, primer largometraje clandestino de la trilogía documental sobre el neocolonialismo, se encuentra en La Habana para participar en la competencia del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. El también fundador del grupo Cine Liberación en la década de los 60 junto con Octavio Getino y ganador de un Coral por su inolvidable Tangos… El Exilio de Gardel, continúa el trabajo iniciado en 2004 con Memorias del saqueo con dos filmes de igual vocación social.
«Estas dos películas que están participando en el Festival, pertenecen a este fresco que estoy haciendo sobre la Argentina, iniciado en 2002 con Memorias del saqueo, son las crónicas de la causa Sur. Estas dos últimas cintas por su tema trabajan en yunta, pero son en realidad son independientes. Ambas tratan sobre los recursos del subsuelo. La primera de ellas, Oro impuro, sobre la minería y la otra, Oro negro, sobre el petróleo, la privatización, las consecuencias catastróficas que tuvo en lo social y en lo económico la privatización del petróleo, lanzada desde el año 89-90 por Carlos Menem y que hasta hoy continúa profundizándose. Estas dos películas forman parte de una misma búsqueda, que es la tierra sublevada, porque las poblaciones de donde se realizan estos yacimientos reaccionaron contra las privatizaciones o contra la fuerte contaminación.»
Para el terminado de estas películas trabajo de conjunto con la Villa del Cine, ¿qué papel considera están jugando en el desarrollo de nuestro cine iniciativas como esta desde la integración latinoamericana?
La dificultad hoy no es filmar, la gran dificultad es el terminado de las películas. Terminarlas para formato de cine es muy caro, se lleva buena parte del presupuesto el paso de digital a cine. Si uno quiere acabar lo que está haciendo con calidad cinematográfica es muy caro.
En estas últimas dos películas, tuve la colaboración de la Villa del Cine y Amazonia Films. Estuve en Venezuela filmando el Lago de Maracaibo, varias regiones en helicóptero que necesitaba para ilustrar la explotación petrolera y tuve una colaboración espléndida de todos esos muchachos, productores y técnicos de la Villa del Cine. Estuvimos una semana filmando y tengo un recuerdo muy grato. Ahora fue invitado este trabajo al Festival de Venecia por la Sección de Autores, fue estrenado en Argentina, estuvo en el Festival de San Pablo y ahora llega a La Habana.
¿Cuáles eran las expectativas con el Festival de La Habana?
Siempre es una experiencia sumamente estimulante y grata. El Festival es también el Hotel Nacional, creo que no hay un patio o un lugar más acogedor en ningún otro Festival del mundo que este Hotel Nacional con este patio donde todos se encuentran y es tan hermoso. Así que es una felicidad, venir a La Habana es un placer.
Además de representar sus películas, Pino Solanas es uno de los rostros del cine argentino, ¿en qué momento considera se encuentra esta cinematografía?
Creo que es un excelente momento el del cine argentino. Tiene desde películas de una vocación más de gran público, pero muy bien hechas con una gran interpretación y películas más experimentales y más independientes, después sorprende la calidad de las camadas, que están surgiendo en Argentina.
Yo no he visto todas, pero he visto dos de las que están exhibiéndose en el Festival de La Habana, Las acacias y El estudiante y son dos películas de dos realizadores maduros y están llenas de emoción y muy bien hechas. Se hacen 60 o 65 películas, es un cine muy rico, donde hay de todo, por supuesto. Cuando en cualquier cinematografía pasas la red y te quedas con el 10% o el 15% de las películas como es el caso de la Argentina, es muy bueno.