El sindicato CC OO reunió el martes 3 a 2.500 delegados sindicales en Madrid para dar inicio a la campaña por las elecciones sindicales que van a tener lugar a partir de este mes. Hasta aquí nada de particular. Lo curioso es el tratamiento que le da El Mundo del miércoles 4, de la mano […]
El sindicato CC OO reunió el martes 3 a 2.500 delegados sindicales en Madrid para dar inicio a la campaña por las elecciones sindicales que van a tener lugar a partir de este mes. Hasta aquí nada de particular. Lo curioso es el tratamiento que le da El Mundo del miércoles 4, de la mano de un tal Pascual García que firma la noticia, que aparece como tal aunque en ella se mezcla de la manera más vergonzosa información con opinión. No es una perla, en el sentido que le da Pascual Serrano a lo que recoge de los medios. Es un collar repleto de ellas en un articulo que no ocupa más de una página en DINA 4.
La sorna impregna la «noticia» de principio a fin. Empezando por el titulo: «Monólogos obreros» y terminando por el final: «Y fue también un acto viejo en el que todo el mundo saludaba con un «compañeros y compañeras» y hablaba – no vimos a Marcelino – de los «paraísos del capital» o de la «independencia sindical».
Entremedias, burlas y sarcasmos salpicados de grandes mentiras. La más flagrante: Enumerando los delegados que tiene cada sindicato en todo el Estado no puede dejar de aplicar un sello a los que no son de CC OO y UGT. Véase: «En la actualidad, según sus cifras, le saca 5.000 delegados a UGT. CCOO cuenta con 119.300 representantes en las empresas españolas (pequeñas, medianas y grandes; públicas y privadas), esto es, un 38,5% del total; UGT con 114.500 (el 37%) y el resto (sindicatos de corte corporativo o nacionalista) con 73.000 (el 27%).»
Por su cuenta, sin encomendarse a Dios ni al Diablo califica a los 73.000 delegados del «resto» como representantes de «sindicatos de corte nacionalista o corporativo». Parece que el «periodismo de investigación» de que hace gala Pedro Jota, solo se aplica a lo que le interesa a él y a esa derecha ultramontana que padecemos. Resulta que los sindicatos independientes que han surgido como hongos por todo el territorio del Estado desde la transición hasta hoy están en su mayoría formados por sindicalistas que se han ido (o los han echado) por la izquierda de CC OO o UGT (de aquí menos) y están intentando poner en pié lo que ha sido destruido por los que han sacrificado lo que era una genuina defensa de los intereses de los obreros por el plato de lentejas de las subvenciones del Estado, de los Entes Autonómicos, de la Unión Europea, de las empresas (hay miles de liberados a los que le paga la empresa en la que «trabajaban»)y de toda Fundación u organismo público o privado que esté interesado en mantener la paz social y laboral, esto es, en mantener una clase obrera sumisa y obediente.
No parece haber oído hablar este «periodista» de la Corriente Sindical de Asturias, de la Coordinadora Sindical de Madrid, de la FTC de Barcelona, del SOC Andaluz, de la Coordinadora de Trabajadores de Andalucía, de Trabajadores Unidos de Valladolid, de la Plataforma Unitaria de Trabajadores del país valenciano, del Sindicato Unitario de Huelva o de la Intersindical de Aragón, por solo citar algunos de los más importantes de los más de 500 grupos sindicales que han nacido como consecuencia de una desbandada de los cuadros más honrados, que se inició ya durante la transición, cuando algunos vieron venir esto y continúo posteriormente con los poco previsores a los que se les cayó la casa encima. Si alguien en su sano juicio, que se molesta en hurgar un poco en el quehacer de estos sindicatos (¡Ay, periodismo de investigación, donde te encuentras!) nunca podrá escribir esos disparates sobre su carácter, encasillándolos en «nacionalistas o corporativos».
De la mentira pasamos a la burla, que, como dije, impregna la «noticia» de principio a fin. Veamos algunas aristas: «Un acto de reivindicación democrática, un acto de orgullo, de demostración de poderío y de unidad, un acto distinto, con una presentadora brillante, Belén Rubio, que fue dando paso -de forma también brillante- a los que subían a la tribuna, fueran tribunos o romanos, fueran dirigentes de la confederación o delegados sindicales en Telepizza o en el Corte Inglés.»
Y sigue: «…según sus datos (de Fidalgo), Comisiones Obreras es el principal sindicato de este país desde 1998 y va a volver a serlo a pesar de las «ayuditas» que la organización hermana de los socialistas pueda recibir del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, «quien», según recordaba en voz alta uno de los asistentes al acto, «tiene el carné de la UGT en la mesilla de noche. Hay que ver en qué sitios guarda la gente los carnés»». No nos perdamos el párrafo final que redondea el rebuscado reflejo de la realidad en la cabeza de Pascual García:
«El acto celebrado ayer por CCOO en Madrid fue nuevo y fue viejo. Fue nuevo porque la conductora hizo chistes con esas pelis porno en las que aparece un fontanero que desatasca, las cañerías nada más llamar al timbre de casa y fue nuevo porque la conductora describió con maestría al fontanero real, el fontanero ese que lleva un palillo en la comisura derecha de la boca y un cigarro en la comisura izquierda y que, increíble, es capaz de hablar sin que se le caiga ni el uno ni el otro. Fue nuevo porque estuvo salpicado de intervenciones de jóvenes, de mujeres, de inmigrantes que se trastabillaban y que arrancaron aplausos.»
Después de esto remata con lo de Marcelino, que cité más arriba.
«Todo es según el color / del cristal con que se mira», dijo el poeta. El cristal que nos coloca el «informador» nos muestra un puñado de ignorantes manipulados por unos cuantos brillantes personajes (se insinúa que son brillantes solamente porque los receptores están en la oscuridad) que se los ganan a base de chistes y de gracejos. Esto debe de ser lo que da origen al titulo, «Monólogos obreros», al que se le ve la mala intención (¡Bah, dejadlos hablar porque son solo monólogos!) solo después de leer el contenido. Según se desprende del texto, él estuvo allí, y de lo que vio escogió lo morboso, lo que le convenía para trazar ese cuadro. Recuerda esas tertulias de la TV, tipo «salsa rosa» donde solo interesa lo escabroso de cada personaje. Se diría que el periodismo actual se está uniformizando en torno a esa manera de tratar los temas. Del discurso de Hugo Chávez en la ONU solo se nos ha dicho una y otra vez, cansinamente, que dijo que todavía olía a azufre porque el diablo, Bush, había estado antes en la tribuna. Todo lo que dijo después lo tuvimos que buscar en las páginas de información alternativa de Internet.
Hay otra reflexión inducida por este texto: Como podemos ver, de poco le sirve a Fidalgo arrastrarse a los pies del PP, como lo viene haciendo: Haga lo que haga, su sucia función le condena a ser tratado como a los capataces de esclavos de las granjas de algodón de los Estados Unidos. Son necesarios y al mismo tiempo son despreciados públicamente, para que no se olviden del lugar que ocupan en la sociedad y no se suban a la parra. Lula dijo el otro día en su pueblo que no entendía porque le trataban mal los ricos, que se habían enriquecido como nunca durante su mandato.
Hoy las sombras de la caverna resultan ser figuras patéticas.