Martes 30 de octubre. Defiendo en el Congreso una moción de Amaiur relativa a «abordar una política que impulse decididamente el reparto de las riquezas y rentas existentes en nuestra sociedad». Se reclama el aumento del salario mínimo hasta 1.075 euros; una prestación social para todas las personas carentes de ingresos, suficiente para cubrir sus […]
Martes 30 de octubre. Defiendo en el Congreso una moción de Amaiur relativa a «abordar una política que impulse decididamente el reparto de las riquezas y rentas existentes en nuestra sociedad». Se reclama el aumento del salario mínimo hasta 1.075 euros; una prestación social para todas las personas carentes de ingresos, suficiente para cubrir sus necesidades básicas (alimentación, vivienda, educación, sanidad, cultura,..); la reforma del sistema tributario (IRPF, Sociedades) incrementando substancialmente su progresividad; la derogación del régimen de las SICAV, la amnistía fiscal y la pasada subida del IVA; la aprobación de un Impuesto sobre Grandes Fortunas; la persecución del fraude fiscal y la evasión de capitales, etc…
En la interpelación hecha al Gobierno sobre este mismo tema habíamos denunciado como, según Eurostat, el Estado español estaba en el primer puesto del ranking de desigualdad social en Europa. Citamos los nombres de las mayores riquezas del Estado: Amancio Ortega, Isak Andic, Juan Roig, Rosalía Mera,….; las familias-clan de los Botín, Entrecanales, Del Pino, March,…; la cuadrilla de los de Neguri: Ybarra, Delclaux, Lipperheide, Churruca…, señalando a modo de ejemplo como, la fortuna del primero, Amancio Ortega, de 37.500 millones de euros, era similar al gasto conjunto para 2013 de todos los Ministerios de la Administración estatal.
Dimos estos nombres, extraídos de la lista «Forbes» y de otros medios, porque pensamos que hay que poner nombres y apellidos a la crisis. Dejar de hablar del mercado y hablar de los mercaderes; dejar de hablar de la Banca y hablar de los banqueros…, y hablar también, no de la pobreza en abstracto, sino de personas concretas, como José Miguel Domingo, granadino, suicidado por su banco y el Juzgado que autorizó su desahucio; muerto matado por leyes injustas e hipotecas criminales.
Llegados a este punto y por idénticas razones, citamos a los doce miembros de la familia Botín, quienes, como consecuencia de un informe pasado por las autoridades fiscales francesas -«lista Falciani»- a la Agencia Tributaria española, en mayo de 2010, relativa a unos fondos que éstos tenían en cuentas del banco suizo HSBC, tuvieron que abonar a Hacienda 200 millones de euros para poder regularizar su situación fiscal.
Y citamos también un artículo del catedrático Vicenc Navarro, en el que se señalaba que personas como José María Aznar, Dolores Cospedal, Rodrigo Rato, Artur Mas -padre-, Josu Jon Imaz, Narcis Serra, Miguel Boyer, Isabel Tocino, Anna Birulés, Angel Acebes…., formaban parte de la lista de 659 personas que poseían cuentas en ese mismo Banco.
La referencia al citado artículo la habíamos sacado a través de Internet, Google.., pues figuraba en las web de distintos medios y grupos. Lo que no sabíamos es que éste había sido manipulado y que los nombres por mí citados no aparecían en el artículo original escrito por el catedrático Vicenc Navarro quien, a su vez, había ya denunciado públicamente la citada manipulación. Por ello, aún cuando nosotros desconocíamos tal hecho y en ningún momento había existido la más mínima intención de dar información falsa alguna, lo cierto es que, objetivamente, habíamos contribuido a extender una información incierta y previamente manipulada por otros.
Era evidente que el nivel de contraste de la información que dimos no superaba el mínimo exigido en estos casos. Procedía por tanto, sin mayor dilación, reconocer nuestra metedura de pata y pedir disculpas públicas, por más que ello nos supusiera sudar tinta. Así lo hemos hecho publicando en la web de Amaiur todo lo anterior, solicitando las oportunas rectificaciones en el Diario Oficial del Congreso y pidiendo disculpas personales al catedrático Sr. Navarro, a quien habíamos atribuido algo por él no afirmado. Ni qué decir tiene que, además, aún cuando la intervención se hizo en nombre de Amaiur, era yo el responsable principal de todo aquello.
Mientras la noticia de nuestro error y la petición de disculpas se extendía por distintos periódicos, agencias y redes (algunos medios que nunca han reflejado actividad alguna de Amaiur en el Congreso, ahora sí que se han apresurado a hacerlo), el bolo que desde hace unos días se ha asentado en mi estómago no ha dejado de crecer. Evidentemente, dar en bandeja a Aznar, Cospedal, Rato, Boyer.. y a todo aquel que lo desee, la posibilidad de ponerte a caldo, no es plato de buen gusto.
Pero también es cierto que poco puede tener de consistente una política de izquierdas si a la hora de criticar a tus contrarios o enemigos políticos, no se tiene en cuenta que el respeto a la verdad es una raya que no puede ser nunca traspasada. Que otros lo hagan desde el propio Congreso y, por ejemplo, nos acusen a los miembros de Amaiur de ser poco menos que bestias sanguinarias, colaboradores de los más abyectos terrorismos y personas sin moral ni dignidad alguna, no puede ser razón para actuar de forma similar, mezclando verdades con mentiras, ni dejando de reconocer nuestros errores cuando los cometemos.
En Grecia, Costas Vaxevanis, periodista, hizo pública la lista de 2.059 ciudadanos griegos (políticos, empresarios,..), supuestos evasores fiscales con cuentas bancarias en Suiza. Juzgado por ello, ha resultado absuelto sin que prosperase la acusación de violar las leyes de privacidad. Pues bien, tarde o temprano, la lista de los 659 españoles poseedores de 3.000 cuentas en el banco HSBC, hecho éste que produjo lo que el Secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, valoró como la «mayor regularización de la historia del fisco en España» (6.000 millones de euros), saldrá a la luz, y entonces, sin bolo alguno de estómago que nos incomode, hablaremos de nuevo de mercaderes, banqueros y defraudadores.
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