EL TEATRO BERTIANO, advierte al pueblo: «Los de arriba se han reunido en una sala hombre de la calle abandona toda esperanza» De seguro que más menos todos ustedes estarán enterados de lo que es la prima (de riesgo quiero decir), ¿ah, no?, pues yo tampoco. Esto es la economía, poderoso Don Dinero. No es […]
EL TEATRO BERTIANO, advierte al pueblo:
«Los de arriba se han reunido en una sala
hombre de la calle abandona toda esperanza»
De seguro que más menos todos ustedes estarán enterados de lo que es la prima (de riesgo quiero decir), ¿ah, no?, pues yo tampoco. Esto es la economía, poderoso Don Dinero. No es lo mío, no solo porque no tenga un duro de sobra, menos un euro y, porque si lo tuviera, de seguro seguiría sin saber lo de la prima de riesgo. Lo que sí sé y nadie me lo puede negar, es que mi prima está en riesgo que no es lo mismo, pero es lo más que me interesa. Por dos razones de puro orgullo personal: porque es mi prima, y porque conozco muchas personas que están en riesgo y eso… atañe a mi digna conciencia, que supera mi ignorancia en cuanto a lo estético y ético de la prima de riesgo. Pero adentrémonos, en la medida que podamos «al grano del meollo». Como decía, mi prima, la que he elevado -alabada!, a mi vecina Talía ya sangre de mi sangre por ley de amor divino, está en riesgo porque está en paro, o sea, sin sueldo; ocasionalmente (se que no es una solución), la invito a pollo hormonado, que no horneado. Mi prima está en riesgo porque ya no paga la hipoteca (dice que la da hipo), y claro, el banco poderoso Don Dinero la dice: paga!, y déjate de boberías que «no vienen a cuento»; a nosotros que nos importa el pollo adulterado que te comiste, ni tu hipo… Y la insisten, paga y calla!, si no te llega, haz dieta de agua por las mañanas, para el almuerzo que adelgaza y también para la cena, así no morirás de infarto: ¡paga!. Pero claro no sólo de agua vive el hombre, y mi prima que es una mujer tampoco. Por eso mi prima está en riesgo. Y para que mi vecina prima querida y otros ciudadanos no estén en riesgo, yo propongo no pagar la prima, para que mi prima, tu prima, nuestras primas puedan tener trabajo y así comer frijoles o arroz con habichuelas y pollo de corral, caracoles de la huerta murciana, por ejemplo, y poder pagar la hipoteca sin que se cuelgue el hipo de su garganta.
También hay otras medidas que yo creo bastantes fáciles, de justicia: Al igual que desmantelaron la industria vasca, catalana, gallega, asturiana, andaluza, etc., mandando a la calle a miles de trabajadores sin ningún rubor cuanto menos pudor. Podrían, digo yo, empezar a desmantelar los ejércitos parásitos del sistema, que no producen nada y además de vagos, muchos de ellos son malos de maleantes. Sólo uno, de estos ejércitos -«civil»-, se lleva anualmente millones de euros de nuestros impuestos para sus arcas empresariales de la divina providencia. Así, claro está… la prima, mi prima, está en riesgo. En vez de recomendarles «orar por nosotros» , y pagarles los servicios prestados, ofrézcanles algo cuanto menos productivo: Desbrozar y limpiar montes, caminos y carreteras, brigadas para apagar fuegos, que todos los veranos hay cuantiosos sobre todo furtivos, estarían de lo más feliz junto a las llamas que todo purifican, y verían el infierno en verdad gratuito. Tremendo riesgo, el de mi prima digo! Para que mi prima y otras primas no sufran tremendo riesgo, propongo eliminar todos los ejércitos de uno y otro lado del río, (algo es algo!), y evitaríamos el riesgo de todas las primas recuperando el fondo perdido, millones de euros al año, la tasa más alta del PNB de los presupuestos estatales.
Según consejo del manual ideológico de estado, legado por el presidente del Consejo de Ministros (1897) Cánovas del Castillo que propagó en los medios de la época en respuesta a las luchas y huelgas del momento: «La pobreza , señores, es signo de estupidez»,- hay que acabar con ella, digo!
¿Por ello, quizá, el gobierno actual («de turno», por supuesto) invierte millones de euros hasta lograr hacer de cada uno de nosotros un polvorín andante, para resolver lo de la prima?.
Los poderosos del mundo animados en la exterminación humana invierten en alimento y aliento podrido por nuestra calidad de vida, miles de millones de dólares anuales en armamento, y todo por acabar de una vez (y poder vivir en paz, dicen) con la mujer, el hambre y el hombre. Al loro!, la prima, la nuestra, corre un grave riesgo. Dicen!, que del amor, nació la vida. ¿A que esperamos?
«Los gobiernos firman pactos de no agresión
hombre pequeño escribe tu testamento»
P.D.
Pero en eso llegó el «diablo Cojuelo» y, magia!, el «artista del sistema» no era «tal artista», sino UN TRABAJADOR DEL ARTE. Su arte tomo dignidad y la palabra, hueco humano, espacio entre las gentes de buena voluntad, y voló. Quiso volar alto, se sintió pajarito libre!.
-Un cóndor pasa por ahí, mira mami, mira!
-Es el trabajador del arte que madrugó temprano a la buena suerte, al amor encantado, al amor.
-¿Un artista volando mami?
-Si mi hijito, el puede, es semilla, viento de libertad, se transforma en ave.
-Qué bueno mami, ¡quiero ser artista como él!
El artista se enfrentó a la esclavitud, rompió cadenas del sistema, y precisamente la más difícil, la que nos tiene atados de pies y manos, la ideológica, la económica, misma cara del euro. Forjó una nueva idea, vieja en otros tiempos no «transitivos». Otro mundo, es posible!
NOTA INFORMATIVA:
«Madrid, Brumaire 2010
Estimada señora González-Sinde,
Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y
evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi
opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio,
como por ejemplo a un empleado del mes.
Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una
libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi
sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio
instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un
estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el
mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe
el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un
imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la
banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en
beneficio de una minoría internacional y local.
El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo
tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No
señores, No, Global Tour.
¡Salud y libertad!
Santiago Sierra»
Maité Campillo es actriz
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