Michelle Bachelet, habrá calles en tu honor luego de tu muerte… porque torturas y matas como Pinochet, Mac-iver y Beauchef. El tiro al pichón helado fue el «deporte» de Mac-Iver y Beauchef. Ambos asesinos de indígenas tienen calles en su honor en Chile. Ellos colocaban niños, niñas, mujeres y hombres indígenas sobre un iceberg y […]
Michelle Bachelet, habrá calles en tu honor luego de tu muerte… porque torturas y matas como Pinochet, Mac-iver y Beauchef. El tiro al pichón helado fue el «deporte» de Mac-Iver y Beauchef. Ambos asesinos de indígenas tienen calles en su honor en Chile. Ellos colocaban niños, niñas, mujeres y hombres indígenas sobre un iceberg y les disparaban: primero a las piernas, luego a los brazos, y apostaban cuál moriría último, ahogado o por congelación.
Las víctimas de esos torturadores y asesinos, a fines del siglo 19 e inicios del 20, eran indias e indios onas, yaganes, patagones y alacalufes, en La Patagonia y en Tierra del Fuego. Además, estos señores que participaban del Parlamento y se daban el gusto de hablar de «crisis moral» (igual que los galapanes de estado actuales) pagaban onzas de plata por cada par de orejas, de testículos, de senos y por cada cabeza de indio o india.
Pinochet, en los años 70 del siglo 20, llevó a cabo, además de todas sus fechorías, la contra reforma agraria, y tanto el ejército como Carabineros desalojaron a mapuches de sus comunidades (entre ellas, el mismo Tricauco del caso Poluco-Pidenco). Les quemaron sus casas, los persiguieron, los torturaron, los asesinaron y les robaron, como todos los wincas en la Historia de este paisito racista que se cree blanco, que vive a crédito y que jura que tiene una identidad cuando odia peruanos, contempla la tortura de novillos en los rodeos, y baila, patéticamente, borracho varios días en «fiestas patrias» en el parque O’Higgins…
Ahora, en el siglo 21, Bachelet, la carta de salvación de la Concertación en decadencia, Bachelet con su «curriculum de sufrimiento» (que algunos admiran como admiran a los santos torturados), Bachelet, la creadora de la nueva Ley VIF que no sirve para nada, sino para burocratizar más los procesos, Bachelet que conversa con su amiguita de Argentina, la homofóbica y lesbofóbica Cristina, manda a perseguir, torturar y asesinar a mapuches de nuevo.
NO LE IMPORTA
Y no le importa si los que caen en su crueldad facha son niños, niñas, mujeres, hombres. Porque no sólo ha mandado a asesinar a Alex Lemún y Matías Catrileo, porque han muerto otros y otras que no se confiesa, y ellos y ellas, los criminales etnocidas, lo saben…
No le importa, dicen, porque acaba de «elevarse» en las encuestas del 39 al 46 por ciento en este paisito de millones pertenecientes a generaciones de malcriados por la tele, el buling, la farándula y la ignorancia más supina.
No le importa porque para eso sus asesores concertacionistas -que puede que usen traje y mochila como el retoño de Lagos- dieron orden de no informar a los medios.
No le importa porque aunque el canal trece tuviera que mostrar unos segundos de la marcha de más de mil manifestantes en Plaza Italia, de todas maneras nos dejó como «agresivos» porque le gritamos «¡vendidos!» -y con justa razón- a sus reporteros y camarógrafos.
No le importa porque mandó a sus monstruos (decirles «perros» es ofender a nuestros quiltros -es decir a nuestros canes en mapudungun-) de fuerzas especiales, pichicateados, violentos y tan agresores como lo son con sus mujeres, con las mujeres en prostitución que detienen, con los travestis a los que obligan servicios sexuales, con los okupa y deudoras habitacionales a los que persiguen, con las mujeres que denuncian violencia, con todos y todas los que protestamos.
No le importa porque tiene gas pimienta, golpes, humillaciones, amedrentamiento para rato en su plan de acción gubernamental de la Concertación de Partidos por la Democracia, todos cómplices del etnocidio que comete $hile hoy…
MIENTE Y LE CRECE UN FALO
Bachelet miente cuando sonríe, miente cuando baila cueca, miente cuando hace discursos sobre derechos humanos, miente cuando usa y abusa del concepto «femicidio» para decir que lo que se hace con ella (la pobre mujer) es femicidio político.
¡No es femicidio político, es esoteria política: Todo lo que hace se le devuelve!
Bachelet miente, y en vez de crecerle la nariz, le crece un falo grande e impotente que no dará placer, nunca, a nadie… Un falo que la va transformando, performando, en macho facho. Un mafacho que observa, sádica, la muerte lenta de Patricia Troncoso Robles.
Bachelet alguna vez tendrá una calle con su nombre manchado de sangre indígena, como cualquier dictador, como cualquier galapán asesino, como Mac-Iver, Beauchef y tantos otros. Pero nosotras y nosotros no olvidaremos: exigimos el Imperdón.