Con una asistencia de 5.000 personas, un año más, una manifestación recorrió el centro de Madrid en protesta por el aniversario de la constitución otorgada por la cúpula militar franquista a la muerte del dictador. Un texto redactado sin la existencia de un proceso constituyente, que restauraba la monarquía que el pueblo depuso democráticamente en […]
Con una asistencia de 5.000 personas, un año más, una manifestación recorrió el centro de Madrid en protesta por el aniversario de la constitución otorgada por la cúpula militar franquista a la muerte del dictador. Un texto redactado sin la existencia de un proceso constituyente, que restauraba la monarquía que el pueblo depuso democráticamente en 1931, y que supone la continuidad de un régimen que mantiene en su cabeza a un militar, no-electo, con cargo vitalicio y hereditario.
Alrededor de las once de la mañana, ante la atenta mirada de un enorme despliegue policial, comenzaron a congregarse los manifestantes en las proximidades de la Plaza de Cibeles, lugar desde el que una hora más tarde bajo los acordes de La Internacional -buen comienzo-, se formaría la cabecera de la manifestación con una pancarta que abría la marcha con el lema «Por la III República».
Sobre las doce y media, se inició la marcha; en vistazo rápido a la longitud de la manifestación se podían ver banderas y pancartas del PCE (m-l), PCPE-CJC, Corriente Roja, Ciudadanos por la República, Plataforma Republicana Sobirania Valenciana, Asociació de Terrassa per la Tercera República, Ateneo Republicano de Vallekas, Izquierda Castellana (portando cerca de un centenar de pendones comuneros) y Ateneo Republicano de Carabanchel.
Entre las consignas más coreadas, a destacar: «Aquí, está la izquierda de verdad», «Un, dos, tres… ¡República otra vez!», «Queremos un pisito como el del Principito», «La Tercera está llegando, y te han pillao cazando», «Aquí estamos los republicanos», «España, mañana, será republicana», «Juan Carlos acelera, que llega la Tercera», «Ley de extranjería, para la monarquía», «Urdangarín, Urdangarín, a trabajar al Burguer King», «Marichalar, Marichalar, a trabajar a Pizza Hut», «La Leonor, la Leonor, de cajera al Hipercor», «No hay dos sin tres: ¡República otra vez!».
Como es costumbre en este tipo de manifestaciones cívicas exigiendo democracia, no se produjo ningún incidente ni altercados con la policía. Cabe suponer que el enorme despliegue policial se debía a la proximidad entre el recorrido de la manifestación y el palacio del Congreso de los Diputados, donde se concentraban buena parte de los cargos públicos del Estado.
Uno de los miembros de Kaos se acercó al Congreso para conocer el ambiente que allí se respiraba (y en efecto, también allí el despliegue era considerable). Ante la concentración de vehículos oficiales en la Carrera de San Jerónimo -frente a la «Casa del Pueblo» (sic.)-, y en mitad del desconcierto de la situación, una de las personas que se encontraba en uno de los coches oficiales preguntó a un miembro de Kaos que por dónde se iba al Parlamento; ante su asombro, por toda respuesta obtuvo un: «la primera a la derecha, vigila tu cartera».
Para sorpresa de los asistentes, actuando en exclusiva representación de si misma, justo antes de la lectura del manifiesto unitario, Elisa Serna tomó el micro y llamó a la unidad de acción de la izquierda, pese a que la organización en la que ella milita no convocaba ni firmaba. Entretanto, Gaspar Llamazares, se hallaba en el Congreso de los Diputados celebrando el aniversario de la constitución y compartiendo espacio con los neofranquistas del Partido Popular.
Durante su polémica alocución (cuyos contenido no había consultado con nadie), Elisa Serna repitió el viejo discurso carrillista de la «reforma democrática». Una breve intervención que causó fuerte malestar entre muchos de los miembros de la cabecera de la manifestación y que llegó a ser contestada por una parte de los concentrados, que lanzaron gritos de «¡Ruptura democrática!».