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El papel de la contradicción en el estructuralismo (I)

Miradas desde la dialéctica

Fuentes: Rebelión

Acercamiento El marxismo y la ciencia social en general de los últimos tiempos ha estado marcada por una figura: Louis Althusser. Este genio no pasa desapercibido. Su escuela, sus discípulos y su influencia en todo el movimiento revolucionario hacen época. Ese estructuralismo que ha marcado de por vida la lógica interna del marxismo más difundido, […]

Acercamiento

El marxismo y la ciencia social en general de los últimos tiempos ha estado marcada por una figura: Louis Althusser. Este genio no pasa desapercibido. Su escuela, sus discípulos y su influencia en todo el movimiento revolucionario hacen época.

Ese estructuralismo que ha marcado de por vida la lógica interna del marxismo más difundido, como toda obra humana, perfectible, merece ser sujeto de cierto examen crítico. Esta vez, voy a apuntar a un aspecto particular y medular del estructuralismo: la interacción de los contrarios dentro de un sistema.

Puede considerarse que uno de los aspectos más importantes del pensamiento de Louis Althusser, tal y como señala la marxista y educadora popular chilena Marta Harnecker, es el concepto de sobre-determinación (Harnecker) (me referiré aquí como super-determinación). Así, desaparecía el determinismo mecanicista para explicar la evolución.

A pesar de lo positivo de todo ello, se esconde una serie de deficiencias en este pensar althusseriano.

La contradicción y su dilema en el marxismo

Ya desde la antigua Grecia, puede advertirse la dialéctica, sobre todo en Zenón(Abbagnano, 1955), con una significación asociada al diálogo, a la retórica. Pero la que se nos acerca más a lo que conocemos hoy como tal ciencia es la de algunos como Heráclito. La que nos ocupa aquí es la dialéctica moderna, esa asociada al idealismo alemán. (1)

Lo cierto es que en todas está presente la interacción de polos, -términos le llama la dialéctica -, ya sea en aquellos diálogos de Zenón, en las contradicciones del mundo de otros griegos o en la relación del fundamento del ser y la nada en Hegel, y otros alemanes.

La que requiere mayor énfasis es la dialéctica de este último, por su marcada influencia en el pensamiento de Marx. Esta, se puede rastrear en el racionalismo nacido de la filosofía moderna, y especialmente en Descartes. En él, se puede apreciar la necesidad en «el método» (2) de identificar o dividir el objeto de estudio en polos o elementos que se contradicen, cuestión que tributa a ese gran aporte que constituye la sustancia spinozista (3), ya que esas contradicciones internar son las que permitirán que el objeto esté en auto-movimiento.

Esta misma línea fue perfeccionada sin dudas por Hegel en su Ciencia de la lógica, asumiendo la idea de la contradicción de los polos y la sustancia en auto-movimiento, y de la misma manera esto sirvió de esquema -como ya es sabido- para El Capital (4).

Toda esta idea de la contradicción, conduce a elaborar una concepción de la determinación. Aunque podemos encontrar ideas como la determinación pensada como influencia, como en Levinas(Ramírez, 2013), no es de esa sobre la que va el marxismo en cuestión.

La forma de determinación que dominó el marxismo durante mucho tiempo, fue la contradicción determinista, caracterizada por el mecanicismo. Esto es, tal y como expone Marta Harnecker(Harnecker), se caracterizaba por ser una contradicción simple entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción, base y superestructura, materia y conciencia.

Esto forma de entender la contradicción, llegó incluso a negar la dialéctica como método, ya que llevada a un extremo, esta termina por concluir como un elemento determina a otro; como en el más puro esquema de la mecánica clásica, determina A determina a B, y todo queda en un solo sentido.

Por otro lado, dan una respuesta equivocada al auto-movimiento. Ya que si dentro de un sistema, una parte determina la otra, la pregunta es cómo se explica el movimiento de esa que dio movimiento a la otra. Debía entonces irse fuera del sistema para dar una explicación a todo ese fenómeno. El marxismo -el dominante- se veía entonces atrapado por un esquema de razonamiento. La pasividad política eran una de sus consecuencias, donde se asumía una vulgar interpretación de «…las circunstancias determinan al hombre…»(5).

La llegada de Althusser

Debían marxistas comprometidos, con la lucha política y teórica cortar con tales ideas. En primer lugar porque no eran propias de la dialéctica marxista tales lógicas deterministas de la interacción, que lo que hacían era atrasar la teoría.

Por otro lado, el uso altamente politizado del marxismo, dígase esa estrecha relación entre teoría y práctica, donde las teorías que se tenían era lo que señalaba el actuar, traían consecuencias nefastas para la transformación social.

La idea del determinismo, entonces pasaba factura. Como un polo determinaba al otro, sin más, entonces algunos podían llegar a la conclusión de que lo más racional era esperar a que las fuerzas productivas se desarrollaran al punto que condicionaran el movimiento en sus relaciones de producción. La práctica política podía ser en casos un conformismo social. Debía superarse un mecanicismo dentro del marxismo que caía en una especie de inercia de la historia.

Entonces se introduce la contradicción super-determinada. Esta, como señala destacada estudiosa del marxismo cubana María del Pilar Díaz, es una terminología de confusa interpretación que muestra fuerte influencia del psicoanálisis lacaniano y el estructuralismo(Díaz Castañón, 2010, pág. 103).

Este nuevo esquema de la contradicción -altamente difundido- incorporaba que esta, ahora flexible -dígase con una bi-direccionalidad-, tenía nuevamente un polo dominante. Lo más novedoso de esta idea no es precisamente eso, sino la connotación que adquiere la contradicción aquí.

La contradicción estructuralista que plantea Althusser repite el esquema de los dos polos. Estos interactúan con doble sentido, al más puro esto del moderno término feedback, o de la tercera ley de newtoniana, donde ambos elementos ejercían poder fuerza sobre el otro, es decir, cada fuerza tenía su opuesto, con la característica de que una dominaba sobre otra.

Todo ello recuerda una tectónica de placas. Donde este par de ellas, en fricción constante, continúan su contradicción hasta que ocurre la ruptura, donde una de las placas ya no puede resistir, y estalla la relación entre ambas. La aplicación, de esto condujo a determinada apuesta política específica asumida por las izquierdas, sobre todo en nuestra América Latina.

En primer lugar, causo que se reforzara la lucha revolucionaria, intentando cambiar lo material, es elemento siempre super-determinado, como pudo ser en Chile y México. Con ello, resultaba una visión esquemática de la sociedad.

Por otro lado, ha tenido a los revolucionarios esperando en cada momento de crisis del sistema capitalista, ya sea económica, política, social, el punto extremo de que las contradicciones, ocasionen que la parte más débil colapse y estalle en revolución. Y hasta el día de hoy, ese es el enfoque dominante.

Sin embargo, ni los cambios en el elemento material en algunos de los proyectos revolucionarios han modificado al resto de las partes de «la estructura», y ese estallido revolucionario de los momentos de mayor no ha sido la regla. Y como se ve actualmente, se refuerzan posturas de derecha y conservadurismo.

Y como el marxismo no puede tener explicaciones que sirvan a veces sí y otras no, y escudarse en artilugios probabilísticos, como su función es explicar relaciones sin llegar a ningún noúmeno (6), es necesario ir más allá, y dar una teoría que permitan explicar de manera coherente lo que sucede con las relaciones en la sociedad, cumpliendo al menos con el carácter profético (7) de la ciencia.

Resulta claro que esa respuesta no está en los marcos del estructuralismo, ni en el propio de Althusser, ni en el difundido por sus sucesores. Como advirtió Marta(Harnecker), hay una gran ausencia en este de 3ra tesis sobre Feuerbach (8) (Marx, 1976, pág. 8). Sin embargo, las deficiencias, van mucho más allá.

Notas

1 Escuela surgida a partir de las ideas de Kant. Incluye a Fichte, Schelling y Hegel.

2 Lo cierto es que Descartes en su obra El discurso del método, no plantea como tal un método de investigación con una serie de reglas fijas. Al contrario, señala como cada cual debe hacerse de su propio método. Ver Hayes Martínez, Miguel Alejandro. Rebelión. Rebelión. [En línea] rebelion.org/noticia.php?id=245102.

3 La sustancia spinozista es aquella que se auto-determina. Es decir, no una sustancia aislada y puro como la de la ontología, sino que ella misma determina su movimiento.

4 El Capital es un libro que aplica la lógica de Hegel, y como resalto Lenin, sin la segunda no se puede entender la primera.

5 Digo vulgar, porque esa cita continúa diciendo: en la misma medida que el hombre determina las circunstancias.

6 Expresión kantiana. Se utiliza para hacer referencia a lo no cognoscible.

7 Según Kant, una ciencia debía ser descriptiva, explicativa y profética(predictiva)

8 Esta afirma, como el hombre cambia la realidad, pero a la par se va cambiando a sí mismo.

Bibliografía

Abbagnano, N. (1955). Historia de la filosofía I. Barcelona: Montaner y Simón S.A.

Díaz Castañón, M. d. (2010). Louis Althusser: mito y realidad. 64 , 100-1008.

Harnecker, M. (s.f.). Rebelión. Obtenido de Rebelión: rebelion.org/noticia.php?id=210007

Hayes Martínez, M. A. (s.f.). Rebelión. Obtenido de Rebelión: rebelion.org/noticia.php?id=245102

Marx, K. (1976). Tesis sobre Feuerbach. En K. Marx, & F. Engels, Obras escogidas. Moscú: Progreso.

Ramírez, J. P. (2013). El infinito en Marx y Levinas como escape al silogismo de la Totalidad. Santiago de Chile.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.