La activista estadounidense emplaza a reconocer en la perspectiva de las personas transgénero un aporte valioso para enfrentar la crisis ecológica, el auge de los gobiernos autoritarios y de los fundamentalismos.
Este contenido ha sido publicado originalmente en el número 7 de Pikara en papel. Si quieres tu ejemplar, no te vayas sin visitar nuestra tienda online.
Susan Stryker fue una persona fundamental en la creación de los estudios trans, un campo que logró independizarse de los estudios de mujeres gracias a los más de 25 años de imprescindibles esfuerzos de esta activista trans lesbiana. Historiadora, artista y editora de la revista TSQ: Transgender Studies Quarterly, a su paso por Estado español nos cedió un buen tiempo de conversación, en el que se refirió a su libro Historia de lo trans, recientemente editado en castellano. Nos habló sobre la perspectiva trans como un aporte fundamental para enfrentar la crisis ecológica y los gobiernos de derechas, sobre esa monstruosidad no humana que guarda un futuro para nosotres, sobre el feminismo transexcluyente y sobre la necesidad de escucharnos para establecer políticas profundas de transformación. En sus charlas, demuestra que “lo que vemos a través de las lentes transgénero es valioso también para otras personas”.
M: ¿Cómo se vincula la crisis ecológica y el auge de
la derecha neofascista con los temas trans?
Bueno, lo más evidente es que solo por vivir como persona trans y caminar por
la calle necesitamos políticas antifascistas. Pero, por otro lado, la cuestión
de la crisis ecológica está provocada por seres humanos, vivimos en el
Antropoceno, y los humanos han cambiado el planeta en formas que no nos
permitirán sobrevivir. Las personas trans usualmente hemos sido nombradas como
no humanas, hemos sido abyectas, literalmente hemos sido convertidas en
monstruos. Mi posición siempre ha sido que esto no es algo malo, ¿sabes? Quizás
duela, pueda herir, o hacerte sentir en peligro: tu vida se vuelve más precaria
al estar fuera de la comunidad humana. Pero necesitamos humanos diferentes. El
potencial de lo monstruoso de las vidas trans como una forma vivible no humana
o posthumana es valioso, es una cosa muy buena. Nosotres como personas trans
hemos descubierto en la búsqueda por sobrevivir que la transformación profunda
es posible, que podemos hacer cosas que nos transformen y que transformen
nuestro mundo. Esto es algo muy importante en este momento de la historia:
podemos dar testimonio a otras personas de que esta es una capacidad para
juntes alcanzar un nuevo sentido de lo que la sociedad puede ser. En este
momento, tenemos que resistir al fascismo y lidiar con que estamos en una catástrofe
ecológica. Para sentar las bases de nuestro futuro de forma realista, tenemos
que reconocer las diferencias que tengamos y usarlas como una forma para
transformarlo todo.
D: Estaba pensando que te conocimos a través de un
texto muy viejo tuyo sobre lo monstruoso…
Oh, el de Frankenstein [1].
D: Sí, fue la primera vez que pude relacionar mi
propia autobiografía como persona trans con la monstruosidad y la literatura.
Leer ese artículo en su momento fue difícil, podría decir que me dolió. Era
como un espejo, un espejo extraño porque no te conocía y no pertenecíamos al
mismo contexto. La primera vez que lo leí sentía una rabia inarticulada, el
texto mismo me hizo comprender algo de lo que sentía, expresa muy bien la rabia
trans. ¿Qué piensas ahora de este texto? ¿Qué piensas sobre la rabia trans en
general? Especialmente en la afirmación “no estamos en la naturaleza”.
No estamos en “esa” naturaleza, o también, estamos en la naturaleza porque la
naturaleza es otra al estar nosotres en ella. No sé muy bien qué decir sobre la
rabia, ¿sabes? En general no estoy llena de rabia, soy una persona tranquila.
Aun así, todas las microagresiones que enfrentas, la violencia estructural que
puede matarte por ser trans, la incomprensión de tanta gente acerca de quién eres
y lo que haces, el hecho de que sea tan difícil para algunas personas solamente
percibirte, es como… ¡Pum, pum! Un infierno. Muchas veces pienso en la famosa
obra de teatro norteamericana sobre la raza, A Raisin in the sun. Hay un pasaje que dice que experimentar racismo es
como una pasa de uva bajo el sol: te quemará y, pafff, explotará como una bomba
atómica. También pienso en la primera época de los feminismos lesbianos
cisgénero, en los años 60 y principios de los 70. Ellas decían que lo lesbiano
es la rabia de todas las mujeres condensada al punto de una explosión. Siento
esto mismo para las cuestiones trans, es parte de lo que estaba pensado cuando
escribí aquel artículo sobre la rabia transgénero. Quería hablar
específicamente del tipo de violencia de la experiencia trans: estar totalmente
fuera de las categorías, ser incomprensible para el mundo cisgénero. La rabia
transgénero tiene que ver con la asunción de que las personas cisgénero tienen
un género natural. La asunción de que lo cisgenero está en orden de lo natural
y de que lo trans está fuera de ese orden y es no natural. Articular esta rabia
es decir: “¡Sí, nuestra presencia en el mundo transforma las cosas y no tengo
que estar en conexión con la naturaleza de la forma que tú piensas”.
M: En tu libro hablas de la historia trans a partir
del siglo XIX con documentos gubernamentales, luego de la década de 1920 con
los procesos en las clínicas, de los años 70 y 80 con los discursos del
feminismo radical, y ahora en el siglo XXI con la hipervisibilidad y los
archivos de internet. Son acervos documentales muy distintos para pensar la
vida de las personas trans y asumo que esto supone una posición metodológica
distinta. ¿Cuál es tu relación con los archivos para acceder al pasado trans?
Me gusta decir que mi estilo de hacer escritura académica es ecléctico, mezclo
diferentes tipos de textos deliberadamente porque no pienso que ninguna de
estas aproximaciones pueda decirnos todo lo que necesitamos saber. El siglo XIX
es el periodo en el que la diversidad genérica y sexual se medicaliza y se
psiquiatriza. En cambio, quizás ahora lo más importante es qué pasa en las
redes sociales. También pienso que hay que ser interdisciplinaria y mezclar
distintas cajas de herramientas. Otra cuestión sobre historiadores y archivos
es cómo puedes entender el pasado trans cuando es una noción contemporánea y
solo presente en algunos contextos. En cierto punto puedes hacer la historia de
lo trans y en cierto punto solo puedes hacer la genealogía de lo que lo trans
es ahora. Desde el presente puedes tomar estas lentes trans, esta perspectiva,
y mirar el mundo y el pasado a través de ellas. Verás cosas que otra gente no
ha visto, notarás algo a través del tiempo que resuena en el presente y
entonces lo estudias.
«Me preocupa y me decepciona el resurgimiento de los feminismos transexcluyentes», Susan StrykerCLIC PARA TUITEAR
M: A propósito de la violencia, quería preguntarte
también sobre el nuevo auge de las mujeres lesbianas cisgénero que sostienen un
feminismo radical trans excluyente [TERF, por sus siglas en inglés]. En tu
libro eres muy crítica, pero también muestras cierta comprensión y
acercamiento.
Estoy sorprendida por el resurgimiento de los feminismos TERF. Pensé que
estas ideas desaparecerían porque las personas saben más sobre lo trans. Para
mí es muy decepcionante y preocupante, pero siempre ha habido feministas que
quieren aliarse con el Estado. No sé en la historia europea o en la historia
latinoamericana, pero en Estados Unidos siempre hubo feminismos que eran
policías del puritanismo: contra el trabajo sexual, contra el porno, contra las
personas trans. Este feminismo está listo para meterse en la cama con el Estado
y usar sus poderes para reforzar una moralidad y para salvar a las mujeres de
las cosas que puedan herirlas. Y esto se vuelve un problema grave ahora mismo
con la conceptualización de la ideología de género, que une ciertos feminismos
liberales con movimientos políticos reaccionarios y algunos fundamentalismos religiosos
de manera transnacional. En Europa del Este, África o Latinoamérica se presenta
la llamada ideología de género como algo importado del Norte que atenta contra
los valores tradicionales. Líderes autoritarios como [Jair] Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en Hungría o [Donald] Trump en Estados Unidos toman esta ideología del género para conjugar un
nuevo tipo de políticas racistas y nacionalistas que son mortales para personas
queer y trans, personas de color y migrantes. Por eso se requieren unas nuevas
políticas de coalición entre quienes estamos al otro lado, para luchar contra
estas perniciosas ideas que se están propagando y que hacen que nuestros
enemigos se alíen entre sí. Nosotres no estamos aliándonos como movimiento de
oposición y eso es algo vital.
V: No es solo Bolsonaro, también hay feminismos de
izquierdas que están diciendo que las políticas feministas queer son
neoliberales, gringas, importadas.
Creo que es una cuestión complicada. El capitalismo trata de gobernar las
políticas de identidad emergentes para autorreproducirse a sí mismo y robar
posibles formas revolucionarias. Hay algo de las identidades políticas que no
nos permite avanzar. Por otro lado, porque vivimos en lo que Foucault llamó “sociedad biopolítica”, nuestra vida fluye por las categorías
que son posibles para nosotres, entre las categorías con las que nos
identificamos y contra las que luchamos. Son categorías usadas por el Estado
para asentar a la población en un territorio y para gobernar la vida según sus
propósitos. Y, por cierto, las políticas de izquierdas son inútiles porque no
lidian con temas trans y queer.
D: Muchas veces también se nos acusa a las personas
trans de sostener el binarismo de género. En el caso argentino hubo un debate
profundo con la Ley de Identidad de Género.
Conozco a Mauro Cabral y la Ley de Identidad de Género argentina. Es un buen ejemplo de
cómo personas trans e intersex dirigieron un cambio provechoso para todes, un
gran trabajo de despatologización que creó oportunidades para autonombrarse y
más espacio para que la gente viva con menos violencia. La cuestión sobre el
binarismo es compleja. La sociedad está actualmente organizada así y poner en
cuestión su binarismo es una lucha muy, muy profunda. Yo creo que primero hay
que tomar la oportunidad para moverse con libertad entre o a través de las
categorías binarias, experimentar esa posibilidad, y luego luchar para tirar
abajo ese binarismo.
D: Esa conversación más profunda que comentabas, ¿la
ves posible en el marco de relaciones neocoloniales?
Creo que todes tenemos que estar dispuestes a escuchar a través de nuestras
diferencias, creo que todes necesitamos ser desafiades en formas que nos sirvan
para cambiar nuestras posiciones, necesitamos estas confrontaciones con las
personas con quienes queremos hacer alianzas. No es tiempo para corrección
política ni para esquivar las dificultades. Tenemos la posibilidad de decir lo
que realmente está en juego para cada quien. En Estados Unidos estoy muy poco
esperanzada, pero estoy orgullosa de que Alexandria Ocasio-Cortez, una joven socialista del Bronx en
Nueva York, esté promoviendo lo que llama el “nuevo pacto verde”, una propuesta
comparable al esfuerzo que llevó a Estados Unidos a salir de la Gran Depresión
y a ganar la segunda guerra mundial. Bueno, tenemos que tener una respuesta
social a esa escala que dirija el tipo de cambio que se necesita movilizar para
contrarrestar la catástrofe ecológica, tenemos que perder el miedo a decir la
palabra “socialismo”, tenemos que decir en qué aspectos de la economía el
Gobierno debería intervenir y dejarnos de las tonterías del libre mercado. Ella
está diciéndolo, es una persona de color, está con las personas trans y queer,
es feminista y es una de las políticas más visibles en Estados Unidos ahora.
Ésta es realmente una generación de transformaciones, necesitamos más gente de
este tipo, no a liberales como Hillary Clinton o Barack Obama. Necesitamos que digan lo que pasará, lo que realmente quieren, lo que
realmente creen, y no lo que calculan que contentará a los mercados ni lo que
dará más votos, según un grupo de testeo. Necesitamos vivir la política
necesaria para sobrevivir.
[1] “Mis palabras a Víctor Frankenstein desde el Pueblo de Chamonix: Escenificando la Ira Transgénero*” traducido por Lucas Platero, publicado en la antología de textos de los estudios trans norteamericanos Políticas trans, editado por Pol Galofre y Miquel Missé (Egales).
Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2021/09/susan-stryker-mirar-el-mundo-con-lentes-trans/