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Crónica y análisis de las manifestaciones del pasado 15 de octubre, con entrevistas a Carlo Frabetti y portavoces de Izquierda Castellana y CNT-Salamanca

Movilizaciones en Salamanca: Expresión en las calles

Fuentes: Rebelión

Diversas organizciones sociales movieron ficha el pasado 15 de octubre en Salamanca, a la vez que se celebraba la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y se conmemoraban los 30 años de reinado de Juan Carlos I. Manifestación «30 años de monarquía bastan» Convocados por el «Movimiento popular contra la monarquía», hacia las 17 horas […]

Diversas organizciones sociales movieron ficha el pasado 15 de octubre en Salamanca, a la vez que se celebraba la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y se conmemoraban los 30 años de reinado de Juan Carlos I.

Manifestación «30 años de monarquía bastan»

Convocados por el «Movimiento popular contra la monarquía», hacia las 17 horas salían más de 2000 personas de la Puerta de Zamora con cantos de «os borbones, a los tiburones», precedidas por la portavoz de Corriente Roja, Nines Maestro, el escritor Carlo Frabetti y otras personalidades del movimiento republicano. A pesar de presentarse como una convocatoria abierta, no contó con la participación del movimiento anarquista ni del Partido Comunista de España (PCE).

Esta primera movilización de la jornada sirvió para poner sobre la mesa algunas de las barbaridades que el sistema político español ha querido normalizar. Carlo Frabetti declaró al Colectivo La Plataforma (www.the-platform.org) que «el gobierno ha tenido la desvergüenza de hacer coincidir la Cumbre Iberoamericana con la exaltación de los 30 años de monarquía, que es lo mismo que decir con la exaltación de la continuidad del franquismo».

También se oyeron numerosos cánticos de «España, mañana, será republicana», a lo que Frabetti puntualizó que «hablamos de una república socialista. Hay que retomar la historia de los pueblos que confluyen en este país en el momento que el golpe fascista la interrumpió, lo cual no quiere decir retornar al pasado, sino recuperar los avances del pasado que fueron brutalmente abortados por el golpe fascista».

Por su parte, Luis Ocampo, portavoz de Izquierda Castellana, profundizaba en este tema y argumentaba que esta es una coyuntura muy oportuna para salir a la calle, «en el marco de la Cumbre Iberoamericana, ya que hay gente de todos los pueblos de Iberoamérica y numerosos medios de comunicación. Queremos dejar constancia de que un sector importante de las clases trabajadoras de los diversos pueblos del estado español rechazamos frontalmente la monarquía y estamos un por sistema republicano de organización política. Esto es por 2 razones muy claras: la primera, porque evidentemente creemos que el Jefe del Estado, como cualquier otra estructura política, debe ser elegido democráticamente y como es obvio la monarquía se resuelve por una cuestión genética, lo cual no es la mejor forma de seleccionar a unos responsables políticos. En segundo lugar, hay una razón si cabe aún más importante y es que este rey, Juan Carlos I, fue nombrado por Franco como su sucesor a título de rey en la década de los 60 y más tarde confirmado como tal en el verano del año 75. Él fue Jefe de Estado interino, por enfermedad de Franco, cómplice por tanto de los últimos fusilamientos del 27 de septiembre de ese año, dado que ya era una persona fundamental en el régimen franquista. Imaginémonos qué pasaría si en Italia hubiera un Jefe de Estado nombrado por Mussolini o en Alemania un Jefe de Estado nombrado por Hitler… bueno, pues eso aunque parezca duro y panfletario es realmente lo que pasa aquí, es la pura verdad. Aquí tenemos un Jefe de Estado nombrado por un dictador fascista y criminal, el peor genocida de Europa con respecto a su propio pueblo, y ahí sigue.

Sin embargo, Luis Ocampo no trasladó un mensaje pesimista. Subrayó que «nosotros tenemos una constancia histórica y política en el estado español, y es que no ha habido ningún borbón en los últimos 150 años que gobernara sin problemas. Isabel II fue echada por las clases populares tras lo cual se proclamó la Primera República; después Alfonso XIII, el abuelo de rey actual, también fue echado por las clases populares y proclamada la Segunda República. Por tanto estamos convencidos de que la Tercera República se proclamará porque es lo que interesa a las clases trabajadoras, a los profesionales, intelectuales y a todos aquellos sectores de los pueblos del estado que quieren realmente sacar adelante todas sus energías, como se demostró en los años 30, siendo la vanguardia de la lucha antifascista. No tardaremos mucho en verlo, aunque no sea el año que viene ni el siguiente».

Por último concluyó que desde Izquierda Castellana «luchamos por la soberanía de los pueblos en el estado español, el derecho de autodeterminación y por una forma de organización republicana en la cual los diversos pueblos, si quieren y si es su deseo, podamos construir un proyecto común que tienda a un sistema socialista o de poder popular».

Manifestación solidaria con Cuba y Venezuela

Me llevé las manos a la cabeza cuando pude observar que, hacia las 19 horas, cerca de 10.000 personas, con bloques de militantes llegados de numerosas partes del estado español, formaban una larga columna de solidaridad con los únicos países latinoamericanos acosados salvajemente y criminalizados por el imperialismo, con el tradicional apoyo de los gobiernos españoles.

En todos los movimientos de solidaridad siempre hay grupos que, cuando llega la agudización de los conflictos, buscan excusas para no implicarse en un proceso de resistencia frontal a las burguesías. Tan poca es mi confianza en el PCE, a pesar de que hay que reconocer que formó el bloque más numeroso de la marcha, dada su histórica puesta en venta de las reivindicaciones revolucionarias.

En cualquier caso este tema no creo que sea el más importante. Me parece necesario rescatar que en el estado español existe un movimiento de solidaridad con Cuba y Venezuela, que activará todos sus mecanismos de movilización cuando el poder imperialista tome la decisión de erradicar definitivamente los procesos sociales que allí se están construyendo. Las elites político-militares estadounidenses y europeas valoran cuán alto puede ser el costo político de una invasión armada a estos países latinomaricanos y en el estado español quizá estemos en condiciones de provocarles, en tal caso, un serio dolor de cabeza. El 15 de octubre en Salamanca el movimiento de solidaridad demostró que dispone de unas mínimas pero valiosas estructuras organizativas y masas militantes para aportar su granito de arena a la resistencia internacional.

Manifestación «contra todos los estados»

Una vez que la cola de la manifestación de solidaridad con Cuba y Venezuela se había alejado lo suficiente, unos 400 jóvenes, convocados por el sindicato anarquista CNT de Salamanca, salían en manifestación bajo una pancarta con el lema «donde vaya el poder, encontrará resistencia». Después de un día alegre y festivo, ahora la tensión aumentaba gracias al permanente movimiento de patrullas policiales que trataban de generar un ambiente «peligroso».

Juan, de CNT, declaraba a La Plataforma que «nos manifestamos en contra de la Cumbre, en contra de los estados y del gobierno español; proponemos una sociedad distinta, más justa, sin dictaduras, sin que nadie decida por nadie». Además, dieron su particular aportación al debate abierto en las calles de Salamanca, argumentando que «estamos en contra de todas las políticas neoliberales y contra el capitalismo, pero no dejamos de lado la crítica a los supuesto partidos de izquierda, que en realidad son dictaduras camufladas, o regímenes como el de Chávez, que está vendiendo petróleo a EEUU y luego va de populista. También está el tema de Cuba, donde hay presos compañeros nuestros, presos de conciencia, escritores, poetas, y también homosexuales, sólo por el hecho de ser homosexuales. Eso no lo compartimos».

Si bien respeto las declaraciones de los compañeros anarquistas, no puedo sino calificarlas de «graves». Cuba ha demostrado con milimétrica exactitud que estas supuestas verdades no son más que bulos introducidos por el anticastrismo proimperialista. En la película de Oliver Stone «Looking for Fidel», los propios «disidentes» entrevistados por el director cinematográfico reconocen recibir dinero de Estados Unidos y servirse de ella para la actividad política. Yo mismo he conocido homosexuales cubanos que han negado rotundamente que se les meta en la cárcel por su orientación sexual.

Pero aún si no fuera así, uno sospecharía de la veracidad de estas afirmaciones cuando son de igual forma sostenidas por los grupos de la ultraderecha cubana en el exilio, por tanto creo que desde el movimiento anarquista, sin abandonar sus legítimas posturas, deberían investigar con seriedad y profundidad estas cuestiones para desmarcarse con claridad de los poderosos grupos fascistas patrocinados por Bush. Desde luego que llamar «dictadura» al proceso cubano, como hicieron en los cánticos, y no decir lo mismo de Colombia, de EEUU, de España o de cualquier otro país del planeta, es, cuando menos, contradictorio.

Más allá de este tema, CNT planteó una idea que considero importante para el movimiento anarquista en el estado español. A la pregunta de por qué no asistieron a la manifestación «30 años de monarquía bastan», a pesar de su histórica posición antimonárquica, un portavoz declaró que «por supuesto que criticamos a la monarquía, pero no nos queremos quedar ahí, también criticamos al otro lado; estamos en un momento en que queremos marcar una diferencia entre lo que son los partidos políticos, independientemente de que se llamen monárquicos o no, y lo que somos nosotros… hay que asentarse como alternativa propia. Cuando llegue el momento, podremos coincidir en acabar con la monarquía o en hacer cosas conjuntas, pero ahora hay que marcar la diferencia para que se sepa quién piensa de una manera y quién de otra».

Es decir, había sectores anarquistas interesados en salir a la calle el 15 de octubre y CNT les brindó un espacio. Si bien la capacidad de convocatoria fue mucho menor a la de otras manifestaciones realizadas el mismo día, sólo con esta concepción de la lucha podrá el anarquismo constituirse como un movimiento independiente que sea tenido en cuenta, en condiciones de igualdad, por otros sectores del movimiento social.

En definitiva, Salamanca vivió una jornada de expresión popular organizada. Se comprobó que el gobierno no quería que unos siempre posibles disturbios ocuparan minutos de telediario y reservar todo el protagonismo mediático a su «magnífica» gestión de la Cumbre Iberoamericana. En líneas generales, la policía dejó hacer, al contrario de lo que ha ocurrido en muchas otras ocasiones.

Pero mientras los líderes políticos se sacaban las fotos oficiales, en la calle el movimiento anticapitalista dedicaba la jornada a su propia acumulación de fuerzas.