Recomiendo:
2

Afirman que la infraestructura de la Generalitat destruirá más de 600.000 metros cuadrados de huerta en la comarca valenciana

Movimientos sociales denuncian el impacto por la ampliación de la carretera CV-60 en La Safor

Fuentes: Rebelión [Imagen: Per l'Horta de la Safor]

El grupo de expertos sobre el cambio climático (IPCC) de Naciones Unidas alertaba, el 9 de agosto, sobre el “calentamiento acelerado” del planeta.

Mientras, la Conselleria de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat Valenciana promueve la conexión de la CV-60 (uno de los ejes principales de la red de carreteras autonómicas, según la Generalitat) con la estatal N-332, de este a oeste, entre los municipios de Palma de Gandía (1.710 habitantes) y Gandía (75.800 habitantes).

El proyecto viario se hallaba, durante la primera semana de agosto, en fase de información pública y alegaciones. La nueva infraestructura, de 7,1 kilómetros y estructurada en dos tramos, atraviesa ocho términos municipales en la comarca de La Safor: Palma de Gandía, Beniflà, Potries, Beniarjó, Rafelcofer, Almoines, Bellreguard y Gandía. El presupuesto previsto de la actuación suma 69 millones de euros, y el plazo anunciado de las obras son tres años.

Según la Memoria del Proyecto, “el trazado discurre por terrenos clasificados como ‘no urbanizable común’ o en su mayoría con protección municipal forestal”. El Estudio de Impacto Ambiental (abril 2021) describe los “aspectos” ambientales y territoriales de la zona afectada.

Por ejemplo, sobre la red hidrográfica, “existen una serie de barrancos y ramblas que son atravesados por la obra lineal”. Asimismo “la zona de actuación tiene un marcado carácter agrícola, por lo que cuenta con una extensa red de acequias que también se considerarán”. El Estudio de Impacto cita los casos de la Acequia Mare de Gandía, el Barranco del Barranquet, el Barranco de Piles o de la Palmera; así como las acequias de la Sotaia y de l’Arbre.

En el apartado de la vegetación característica de la zona, se apunta la olmeda acompañada de zarzas, la hiedra y el acanto (potencialmente las encinas); los árboles y arbustos más típicos se sitúan en ribazos y acequias.

Uno de los Anexos del Estudio señala, en el ámbito de actuación, la presencia de especies de flora como el tomillo, el tabaco moro, la pimentera o la zamarrilla. Y respecto a la fauna, en muchos casos en situación de riesgo y con diferente grado de protección, anfibios como el sapo partero común y la rana común; los reptiles (tortuga boba, camaleón común, galápago europeo o lagartija colilarga); aves (carricero común, martín pescador común, vencejo real, águila real o cigüeña negra); y diferentes mamíferos: el murciélago montañero; el gato montés europeo; la musaraña gris o el erizo moruno.     

Predominan los cultivos citrícolas y hortícolas de temporada, sobre todo de regadío. En la zona resalta el Paisaje Protegido del Serpis -entre las provincias de Alicante y Valencia-, como elemento de conexión entre la montaña y la costa; según el Estudio de Impacto, este espacio protegido “configura un excepcional mosaico de ecosistemas y paisajes” y condensa “como pocos lugares valencianos, las características básicas y las peculiaridades de la montaña mediterránea”; además de la gran variedad de flora y la fauna acuática, en el río Serpis destacan estructuras arquitectónicas como las fábricas de luz y los azudes.

Por otra parte, a 3,8 kilómetros del ámbito de actuación se sitúa el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) Dunes de La Safor; y a 9 kilómetros el LIC y Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA) Marjal de Pego-Oliva. “La zona forestal afectada se corresponde con los cauces de los ríos Vernissa y Serpis”, añade el análisis ambiental.

A partir de los trabajos de prospección, el Estudio da cuenta de 70 hallazgos arqueológicos en diferentes tramos de la CV-60, entre otras las concentraciones de cerámica moderna y bajomedieval; acequias antiguas, casas de campo, alquerías y caminos. A ello se suman las cuatro vías pecuarias afectadas.

En junio surgió la plataforma ciudadana Per l’Horta de La Safor, que rechaza la prolongación de la CV-60 proyectada por la Generalitat. En el documento de alegaciones califican la nueva infraestructura de “totalmente desproporcionada e innecesaria”; entre otras razones, porque la comarca ya cuenta con “múltiples conexiones mejorables que la harían muy dinámica” (carreteras –nacionales o autopista- y caminos rurales). Además Per l’Horta calcula que la prolongación viaria sólo reducirá en tres minutos el recorrido desde Palma de Gandía a Gandía, respecto al recorrido que puede realizarse por las vías ya existentes. 

Las alegaciones consideran también el impacto ambiental “irreparable” por la ampliación de la CV-60, por factores como la fragmentación de hábitats (barreras para la fauna); la alteración de los acuíferos subterráneos; y el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero o de la contaminación acústica, vinculadas al mayor tránsito de vehículos. A ello se añade, según Per l’Horta de La Safor, la destrucción de 614.109 metros cuadrados de huerta histórica “con gran perjuicio para el cultivo citrícola, ya dañado actualmente”; o de los caminos, sendas, acequias y repartidores de agua que vertebran l’Horta comarcal.

Pero no sólo se trata del impacto “muy violento” de la “obra faraónica” sobre una parte significativa de la huerta histórica y el patrimonio hidráulico milenario; actualmente la comarca está ya atravesada por la autopista AP-7 y la carretera N-332, subraya el manifiesto de la Plataforma, que recuerda el “abuso de la construcción desenfrenada que ha sufrido nuestro territorio durante décadas”. Defiende, por ello, que el dinero destinado al nuevo trazado se oriente a mejoras en el transporte público o a un carril ciclista intercomarcal.

El movimiento ciudadano se ha pronunciado contra el nuevo trazado. Así, el 17 de julio Per l’Horta de La Safor organizó una bicicletada por los diferentes municipios y en defensa del territorio, que finalizó con una concentración en la Plaça Major de Gandía, frente al Ayuntamiento. La primera manifestación popular se produjo el pasado 27 de junio en el municipio de Beniarjó; los participantes reivindicaron la paralización de la carretera; un proceso de participación pública y el diálogo con la Generalitat.

A estas acciones se sumaron las asambleas organizativas; los murales populares; los talleres de estampación de camisetas y serigrafía; la instalación de mesas para la firma de alegaciones; o las reuniones informativas con los vecinos y responsables políticos de la Conselleria de Obras Públicas.

Además a finales de julio, Per L’horta informó de que cuatro ayuntamientos de municipios afectados –Bellreguard, Rafelcofer, Potries y Amoines- aprobaron mociones promovidas por la Plataforma contra la ampliación de la CV-60, a su paso por La Safor. Han apoyado la causa artistas como Hilari Alonso, Pep Gimeno “Botifarra” o el periodista David Segarra, que proyectó el 23 de julio en Bellreguard, al aire libre, sus documentales en defensa de l’Horta y el territorio.

Por el contrario el conseller de Obras Públicas, Arcadi España, del PSPV-PSOE, considera que se trata de una “actuación imprescindible” para la conexión del interior y la costa del País Valenciano. El juicio favorable es compartido por el PSPV-PSOE de la provincia de Valencia y los grupos municipales del PSPV-PSOE, PP y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Gandía.

La coalición Compromís en la comarca ha rechazado el macroproyecto (controla alcaldías como las de Potries, Bellreguard, Palmera y Rafelcofer). La infraestructura implica “un gran impacto sobre el medio ambiente, el paisaje y l’Horta tradicional”, ha subrayado la diputada de Unides Podem-Esquerra Unida en las Cortes Valencianas, Estefanía Blanes. El partido Podemos denunció, asimismo, los impactos de la nueva infraestructura.  

La Federación de Asociaciones de Empresarios de La Safor (FAES) y los sindicatos UGT y Comisiones Obreras en la comarca suscribieron, el 13 de julio, una declaración conjunta a favor de ampliar la CV-60. La organización anarcosindicalista CGT de La Safor se posicionó en contra y criticó el apoyo de la patronal y los sindicatos mayoritarios a la infraestructura, ya que supone la apuesta por un “modelo caduco de expansionismo urbanístico y monocultivo del turismo, que genera precariedad”.