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My Lai y Falujah

Fuentes: Gara

El 20 de febrero de l968 el «New York Times» informaba de que estaban siendo empleadas en las áreas fuertemente pobladas de Vietnam «bombas pesadas y napalm». El entonces vicepresidente (de Nixon) de los EEUU, Spiro Agnew, segregó estas biliosas y viriles palabras: «El napalm es una invención de la fantasía colectiva de los maricas […]

El 20 de febrero de l968 el «New York Times» informaba de que estaban siendo empleadas en las áreas fuertemente pobladas de Vietnam «bombas pesadas y napalm». El entonces vicepresidente (de Nixon) de los EEUU, Spiro Agnew, segregó estas biliosas y viriles palabras: «El napalm es una invención de la fantasía colectiva de los maricas izquierdistas, hippies y comunistoides».

Vietnam del Sur era la zona que los norteamericanos aseguraban estar «liberando». En 1971 el número de cráteres producidos por bombas y obuses en los dos Vietnam se calculaba en 26 millones: 5 en el norte y 21 en el sur. Cada cráter tenía 9 metros diámetro. Algunos traumatizados soldados norteamericanos tuvieron que escribir su descontento y asco en lugares adecuados: las paredes de los retretes. Los gorilas blanqueaban constantemente esa escritura mingitoria, pero las denuncias anónimas reaparecían una y otra vez. No se trató sólo de bombas. Fueron utilizadas enormes cantidades de defoliantes que, en busca de vietcongs escondidos en la vegetación (suerte que Bagdad no tiene bosque), arrasaron dos millones de hectáreas de selva. A Nixon corresponde el triste honor de lo que se llamó «guerra química».

En la mañana del 16 de marzo de 1968 el teniente William Calley ordenó colocar una ametralladora frente a las cabañas que formaban la aldea de My Lai. Cuando la revista «Life» publicó aquellas fotos de la matanza recibió escandalizadas cartas de protesta debido a que cierta cantidad de cadáveres estaban desnudos. Insensibles a la masacre, no carecían de ruin pudor. En 1971, después de cuatro meses de indecisión, un tribunal lo consideró culpable de asesinato premeditado. En la Casa Blanca se recibieron cien mil telegramas protestando por la condena. Audie Murphy, héroe de la 2ª Guerra Mundial y luego pésimo actor de Hollywood, se mostró «afligido». El 27 de febrero de 1974 el teniente Calley fue puesto en libertad. Calley hizo después negocio con aquella escabechina: efectuó una gira de conferencias por media Norteamérica. No queremos saber qué contaba este hijo puta. Por no vomitar.

Uno se da cuenta de que se va haciendo carrocilla cuando tiene que recordar estos episodios ­que a él le parecen cosa de ayer­ del imperialismo a la chavalería. A los antiguos alumnos de mi quinta no les cuento nada nuevo. Pero hay una diferencia entre el imperialismo de ayer y el de hoy. Tropas angloestadounidenses usaron fósforo blanco ­que te deja frito dejando intacta la chilaba- contra la población irakí de Falujah. El portacoz, digo portavoz, del Pentágono (un coronel) y el ministro de Defensa británico así lo han reconocido. No con ganas, claro. Esta es la diferencia: ahora lo admiten, y eso no me convierte a mí en el hippie que nunca fui. Un alivio, ciertamente. –