Mientras que el sábado 21 el Congreso se había transformado en circo binominal con un presidente furibundo y desprovisto de compostura en un contexto social de protestas sociales e indignación ciudadana, una buena parte de la izquierda no concertacionista, antineoliberal y anticapitalista debatía reunida para fundar al día siguiente el Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ). […]
Mientras que el sábado 21 el Congreso se había transformado en circo binominal con un presidente furibundo y desprovisto de compostura en un contexto social de protestas sociales e indignación ciudadana, una buena parte de la izquierda no concertacionista, antineoliberal y anticapitalista debatía reunida para fundar al día siguiente el Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ).
El MAIZ, dentro de sus puntos programáticos más importantes plantea movilizarse por elegir una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución democrática donde se señale el carácter plurinacional del Estado chileno, lo que implica el reconocimiento de la Nación Mapuche y su derecho a la autodeterminación. Además se inscribe en la plataforma del MAIZ la necesidad de recuperar para todos los recursos naturales como el cobre, el agua, el litio, los mares, hoy en manos de capitales privados. Una nueva Ley del Trabajo es imprescindible para garantizar los derechos colectivos de los trabajadores acordaron todas las comisiones. Salud pública y educación gratuita son pilares de toda sociedad justa que el MAIZ quiere construir.
Ante la depredación de las grandes empresas el MAIZ plantea un proyecto de desarrollo solidario y sustentable acorde con los límites que impone la naturaleza. El proyecto del Movimiento Amplio de Izquierda es anticapitalista y socialista, cuya estrategia para lograr un tipo de sociedad solidaria, justa y democrática tendrá que ser el resultado de un proceso de debates que recién comienza y que culminará en un Congreso.
El MAIZ recoge en su seno las sensibilidades y demandas de los nuevos movimientos socio-polîticos que luchan por sus identidades de género y de reconocimiento institucional con plenos derechos de la diferencia sexual.
La Nueva Fuerza de Izquierda que dio origen al MAIZ debió reunirse en un momento de efervescencia social y de espectacularización mediática de la política.
Cabe mencionar la micro-coyuntura política. Cuando algunos parlamentarios twiteaban y los miembros del circulo familiar vitoreaban al patriarca presidente; en instantes en que muchos parlamentarios se zarandeaban e insultaban con conatos de golpes delante de un presidente de la república con el rostro descompuesto por la ira y quizás por la consciencia de lo inconsistente de su mensaje, afuera, en Valparaíso, las bombas lacrimógenas explotaban exacerbando las reacciones de los manifestantes.
Días antes la pirueta retórica del Ministro del Interior R. Hinzpeter, que primero había retirado y reconocido la peligrosidad de las bombas lacrimógenas usadas por las fuerzas represivas para luego reponer su uso arguyendo un estudio que nadie conoce, replanteaba nuevamente la legitimidad del uso de la retórica falaz en el ejercicio del Poder.
Ahora bien, no es necesario un estudio de opinión pública para saber que la mentira en política, además de infringir la ética ciudadana, indigna o aumenta la bronca de quienes son socialmente excluidos y también de los que cuestionan la legitimidad del binominal que impide la representación democrática. Cuestión que ha propulsado el movimiento de los indignados españoles a la escena política.
Contrasta la liviandad de quienes tienen las riendas de la institucionalidad vigente con la seriedad de los debates en veinte comisiones de cuatrocientos delegados, representantes de organizaciones y movimientos sociales, además de ciudadanos de izquierda en las salas de la USACH.
Tal ejercicio democrático tenía por objetivo fundar este nuevo Movimiento Amplio de Izquierda cuyo Consejo Nacional Provisorio, fue mandatado para preparar un Congreso Nacional dentro de un año. Muchos hombres y mujeres de diversas generaciones y horizontes esperamos que esta tentativa de reagrupación de la izquierda cunda en el pueblo ciudadano y trabajador; en los estudiantes, organizaciones sociales y sindicales, además de ecologistas y pobladores.
Soplan vientos nuevos en el mundo. Es el momento oportuno para levantar la voz y mostrar como ejemplo el accionar social de una izquierda unida. El resto de la izquierda que desea ardientemente construir una alternativa política a la derecha empresarial en el Gobierno y al concertacionismo neoliberal debe considerar también la necesidad imperiosa de la unidad para ser percibidos como alternativa transformadora en el escenario electoral.