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Nasser quería que las mujeres fueran libres y no llevaran velo

Fuentes: Rebelión

Cuando Gamal Abdel Nasser dio un golpe de Estado en 1952 y destronó a la monarquía corrupta del rey Faruk I, las primeras que se alegraron fueron las mujeres que -de la noche a la mañana- se encontraron con un líder que defendía sus derechos y se enfrentaba a los poderes religiosos que querían imponer […]

Cuando Gamal Abdel Nasser dio un golpe de Estado en 1952 y destronó a la monarquía corrupta del rey Faruk I, las primeras que se alegraron fueron las mujeres que -de la noche a la mañana- se encontraron con un líder que defendía sus derechos y se enfrentaba a los poderes religiosos que querían imponer con mano de hierro la rígida Ley Islámica (La Sharia).

Abdel Nasser (1918-1970) propulsor del socialismo y del panarabismo sancionó varias leyes revolucionarias a favor del laicismo republicano y la emancipación de la mujer, y persiguió al núcleo duro de Los Hermanos Musulmanes, a quienes calificó de «mentes retrógadas» que anhelaban regresar a los «Tiempos de la Ignorancia»1.

En 1958, el carismático líder árabe pronunció un discurso memorable defendiendo la libertad y la emancipación de la mujer. Así habló Nasser cuando «la obligación de cubrirse con el velo islámico» provocaba risas entre una gran parte de la población que deseaba modernizar el país:

Nasser, que gobernó con el apoyo de los partidos de izquierda y las fuerzas progresistas de su país hasta su muerte en 1970, (a causa de un infarto de miocardio), fue un gigante de su época que dedicó gran parte de sus energías a propagar el socialismo en el mundo árabe. Fue decisiva su influencia en la revolución libia de Gadafi, que tuvo una larga etapa de oro (hasta que comenzó su degradación) que redundó en un espectacular aumento del nivel de vida del pueblo.

Tras la muerte de Nasser, le sucedió en el poder Anuar El-Sadat, quien abandonó la política «neutral» de su predecesor y optó por «americanizar Egipto». Producto de ese acercamiento fue la firma de Los acuerdos de Camp David, el 17 de septiembre de 1978, entre Sadat y el primer ministro israelí, Menajen Begin, con la mediación del líder estadounidense Jimmy Carter.

Mediante aquel tratado Israel se comprometía a devolver las tierras ocupadas (en varias guerras) al país de El Nilo, pero ignoraba los derechos históricos y milenarios del pueblo palestino. Anuar El-Sadat fue asesinado el 6 de octubre de 1981 por un comando de los Hermanos Musulmanes durante un desfile militar que se celebraba en El Cairo.

Ese fue uno de los puntos de inflexión que «marcó» el retorno al velo islámico y produjo, en cadena, un aumento espectacular del poder de los clérigos en Egipto y en gran parte del mundo árabe.

Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para recordar que el bloqueo actual a Catar por parte de Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, huele a una maniobra de Washington para evitar que Rusia, Catar e Irán (en estos dos últimos países se encuentran las mayores reservas de gas del mundo) construyan «en tiempos de paz» un gigantesco oleoducto que suministre gas a Europa.

Blog del autor: http://www.nilo-homerico.es/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.