Desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, la policía antidisturbios mantuvo cercado el astillero impidiendo la entrada incluso a los familiares. A mediodía se recrudecieron los enfrentamientos y los antidisturbios inundaron de botes de humo el interior del astillero y dispararon pelotas de goma, sin tregua, durante 35 minutos. Los […]
Desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, la policía antidisturbios mantuvo cercado el astillero impidiendo la entrada incluso a los familiares.
A mediodía se recrudecieron los enfrentamientos y los antidisturbios inundaron de botes de humo el interior del astillero y dispararon pelotas de goma, sin tregua, durante 35 minutos. Los encerrados respondieron con cohetes y con una manguera de agua a presión.
Es difícil encontrar sentido a semejante comportamiento de la policía antidisturbios, cuando todo esto puede arreglase en 10 minutos, los necesarios para firmar la póliza de seguro que garantice los pagos hasta los 65 años de los 73 prejubilados desde el 2005 y de los 54 del pasado año 2008. Este es el gran problema que Trevín pretende resolver con el cerco a Naval Gijón, con cientos de disparos y con un helicóptero sobrevolando el astillero.
Y, lo es más aún, si se recuerda que las demandas de los encerrados es algo que ya se había acordado en el momento de la firma de los despidos y que ahora Pymar pretende olvidar.
Pymar, Pequeños y Medianos Astilleros en Reconversión, está controlada por el Ministerio de Industria y por la respectiva Consejería de Asturias que dirige Graciano Torre, que a su vez es Consejero de Pymar. En resumen, por una parte el Delegado del Gobierno, Trevín, se encarga de reprimir a los trabajadores encerrados por los incumplimientos del Gobierno Socialista de Asturias, mientras, por otra parte, ambos gobiernos olvidan lo firmado y se niegan ahora reconocerlo.
Más allá de las reivindicaciones laborales nos encontramos con un grave problema político consecuencia de la incapacidad o de la ineptitud de los gobiernos central y autonómico para resolver algo tan simple que, además, es de justicia.
En mitad de este atropello a los derechos laborales de estos trabajadores, CCOO y UGT , que reprobaron el encierro y se mantienen al margen, pretenden «utilizan» la presión social que supone el encierro para «intentar» negociar en Madrid la firma de las pólizas, como así pedía un representante de UGT cuando decía que mantuvieran el encierro para poder presionar en la firma.
Ni la justicia, ni los gobiernos, ni los acuerdos firmados sirven, sólo sirven las cuatro grúas, inexpugnables para la policía, porque son la garantía del encierro de estos trabajadores, junto con su determinación.