En la transición anterior, las necesidades del guión lo justificaban todo, incluso el «destape» en las películas. En aquellos tiempos pacatos había que justificar hasta eso y la frasecita resultaba de lo más socorrido. Hoy me toca usarla a mí para explicar por qué en estas líneas no se habla de los últimos acontecimientos que […]
En la transición anterior, las necesidades del guión lo justificaban todo, incluso el «destape» en las películas. En aquellos tiempos pacatos había que justificar hasta eso y la frasecita resultaba de lo más socorrido. Hoy me toca usarla a mí para explicar por qué en estas líneas no se habla de los últimos acontecimientos que afectan a la política vasca y entre ellos la suerte o desgracia que hayan corrido los mahaikides de Batasuna. Necesidades del guión o, mejor en nuestro caso, del calendario que se nos impone en la Audiencia Nacional desde sus sedes de Génova y del Recinto Ferial de la Casa de Campo. Por cierto, que lo de ferial voy entendiéndolo cada vez mejor.
Cuando de calendarios se trata, suele hablarse del gregoriano o del cirílico, pero el nuestro actual no es ninguno de esos, sino el esquizofrénico. Un buen día vas y te dicen que el juicio se celebrará siempre los lunes y martes en sesiones de mañana y tarde y los miércoles por la mañana, y organizamos nuestras vidas y trabajos. La semana siguiente te dicen que en la próxima concentraremos todo el trabajo en la sesión del lunes y no habrá que quedarse otros dos días. Pero cuando llegas a Euskal Herria tienes un fax que te avisa de que se anula lo anterior y todas las citaciones del lunes y se lanza otro montón para los tres días de la semana, con la consiguiente locura, no sólo para acusados y abogados, sino también para los testigos, que se están convirtiendo en los más viajeros del mundo. Porque después de todo lo anterior vas ese lunes y resulta que se suspende el juicio para toda la semana porque, una vez más, no existen las pruebas básicas para la acusación y el Tribunal decide acudir, de nuevo, en auxilio de los acusadores y permitirles, por inadmisibles cauces procesales, que aporten fotocopias incriminatorias fuera de plazo.
Está ocurriendo todo lo que el primer día avisamos que iba a ocurrir, dado el caos reinante en el procedimiento. Entonces, los más sesudos cronistas de tribunales hablaron de tácticas dilatorias de la defensa. Ahora no dicen nada; no van, no publican nada y se acabó. Ultimamante a las señorías les ha dado por ponernos otros juicios diferentes del macrosumario, los jueves y viernes, pero sólo en sesiones de tarde, para facilitar. Así que uno ha vuelto a los orígenes: juzgado, visita a cárcel, carretera y manta. Como la gira de Sabina, pero sin promocionar disco. Ante esta esquizofrenia hay que dejar los deberes hechos antes de ir a los madriles y, naturalmente, el producto no es fresco, sino en lata. Volveremos a casa el sábado para volver a marchar el domingo y ver qué sorpresa nos depara el lunes. Cuando llevas muchos años yendo al ferial crees haberlo visto ya todo, pero siempre se supera a sí mismo y te sorprende con algo nuevo. Siempre desesperante.
* Álvaro Reizabal es abogado.