No han tardado en salir voces defendiendo a Talegón tras ser expulsada de la manifestación por la vivienda el pasado viernes. Se han apresurado muchos defensores del «civismo» a criticar la actuación de la gente allí concentrada, y a defender que nada tiene de campaña de «lavado de cara» lo que sucede ahora en el […]
No han tardado en salir voces defendiendo a Talegón tras ser expulsada de la manifestación por la vivienda el pasado viernes. Se han apresurado muchos defensores del «civismo» a criticar la actuación de la gente allí concentrada, y a defender que nada tiene de campaña de «lavado de cara» lo que sucede ahora en el seno de este partido. Incluso quieren convencer de que en el interior del mismo existe contraposición entre las «bases» y la «cúpula», asegurando que no son lo mismo, insinuando que se puede regenerar «desde dentro» el socialismo en un partido que representa justamente lo contrario, representa cómo el capitalismo destrozó el socialismo desde dentro.
El PSOE no está haciendo más que seguir el juego con el que llevan más de 30 años, ese juego que hace que el partido que nos metió en la OTAN con engaños, salga a manifestarse sin vergüenza para gritar «no a la guerra», mientras su brazo armado asesina civiles inocentes en Kosovo, el Golfo o Afganistán, para el lucro de las grandes transnacionales de los países ricos. Y hace esto mientras dice rechazar el terrorismo, como decía rechazarlo mientras creaba los GAL. Pero ya sabemos que el terrorismo de Estado no se mide con la misma vara.
Aún así se empeñan en decir que quedan socialistas en el PSOE, en un partido que viene realizando medidas privatizadoras desde los 80, es decir, realizando robos a la clase trabajadora. Podemos recordar solo algunos ejemplos de patrimonios del pueblo vendidos a las garras del sector financiero del que es aliado, como Endesa, SEAT, Argentaria o Telefónica, privatizadas con la ayuda del PP. Pero nada, insisten en que hay izquierda en el PSOE, una «izquierda» que no tiene problema en militar en un partido que en 1991 encargó a un banquero franquista y consejero de BBVA un informe, el informe Abril Martorell, con el que se definió un programa de privatización completo tras la caída del muro en el que el que fue falangista militante dictaba que para que la economía «fuese bien» había que privatizar lo más posible. Y en esas estamos aún.
Y a lo mejor a los «socialistas de base» del PSOE tampoco les importa la responsabilidad de esta organización en la privatización de la sanidad con medidas como su «medicamentazo» o con su alianza para aprobar la Ley 15/97 de Nuevas Formas de Gestión -votada por el PP, PSOE, CiU, PNV y CC- que es la que da cobertura legal al desmantelamiento de la sanidad pública actual. Y si CASMADRID y MATUSALÉN recogen 500.000 firmas para presentar la derogación de la ley, pues se ignora la voz del pueblo, como se ha hecho siempre. Muy socialista todo como puede observarse.
No menos «socialista» fue la creación por parte del PSOE de la ley de doble red que permitía la creación de colegios concertados financiados por las arcas públicas, comenzando el proceso privatizador que ahora resulta en que la disminución del presupuesto en educación hace que las partidas se destinen a estos colegios concertados cerrando los públicos. Como «socialista» es también aplicar la LOU-BOLONIA, haciendo caso omiso a las masivas manifestaciones, encierros y protestas estudiantiles que se alzaban contra esta medida que convierte la educación universitaria en un privilegio para quien pueda pagársela, aumentando las tasas y obligando a la asistencia a las clases, locual impide la compatibilidad con el ámbito laboral, obligando a muchos estudiantes y familias obreras a endeudarse para poder acceder a estudios universitarios.
Pero ahí no queda la cosa. Resulta que dicen que hay muchas bases en el PSOE que, muy de «izquierdas» ellas, siguen manteniéndose ahí con esperanza, a pesar de que su partido firmase con nocturnidad y alevosía la reforma del artículo 135 de la Constitución, primera y única, para dar prioridad a la deuda financiera, para salvar a la banca -a la que el PSOE ya inyectó 30.000 millones en 2008- haciendo que predominen sus intereses frente a las necesidades sociales, vendiendo al pueblo para salvar al capital.
Y esos mismos bancos a los que rescatan son los que desahucian personas dejándolas en la calle. Y ponerse del lado de las multinacionales, en lo que supone un abierto y criminal ataque contra el pueblo, tampoco parece ser suficiente para que esa maravillosa base de «izquierdas» que dicen por ahí que conserva aún el partido, salga huyendo de sus filas, como tampoco lo han hecho a pesar de que la «cúpula» se haya negado a aprobar unas medidas de mínimos que la PAH lleva exigiendo cuatro años, cuando aún el PSOE estaba en el Gobierno. Ni a pesar de que en febrero de 2011 o junio del mismo año, el susodicho partido rechazara dar luz verde de la dación en pago. Parece ser que es más importante que se les eche a ellos de las manifestaciones a que se expulse a la gente de sus casas debido a sus políticas capitalistas.
Y si atacar abiertamente a las personas que están en paro, privándolas del derecho a vivienda a favor del derecho a la opulencia de la clase dominante no remueve conciencias en esas bases «revolucionarias», por qué iba a hacerlo la reforma laboral que permitió a los empresarios dejar en la calle a la gente pagando menor indemnización y amplió las posibilidades del «despido objetivo». O la legalización de las ETT y la creación del Plan de Empleo Juvenil, más medidas para precarizar e impulsar los contratos basura, ampliaciones legales explotar más y mejor al obrero.
Y así podríamos seguir enumerando las políticas aplicadas por este partido, pero con esta pequeña lista de bastará para darse cuenta de que nadie de izquierdas puede quedar militando en el PSOE, nadie de la izquierda consecuente, nadie de la izquierda luchadora. Nadie. Y si hay aún quien cree serlo debe replantearse su definición de izquierda, porque la izquierda se preocupa antes de salvar al pueblo que de intentar salvar un insalvable barco que se hundió hace más de tres décadas y que navega desde entonces, conscientemente, en las aguas del capital.
Blog de la autora: http://