Comienza nuestra campaña de difusión sobre las casillas del IRPF: Defender lo público es la mejor garantía de tener servicios públicos y de asistencia social gratuitos y universales.
- Europa Laica pide a los contribuyentes que NO SE MARQUE NINGUNA DE LAS DOS CASILLAS DEL IRPF, ni la de la Iglesia Católica ni la de Fines Sociales.
- Todos los impuestos deben quedar en la hucha común para cubrir asuntos de interés general como, entre otros, son los Servicios Públicos y de Asistencia Social.
- La Iglesia Católica debe autofinanciarse y pagar impuestos.
- Quien quiera donar a la Iglesia Católica o a Fines Sociales que lo haga con la cantidad que quiera y a quien quiera, pero como adicional, de su propio bolsillo, a los impuestos que le toque pagar.
Cuando arranca el periodo oficial anual de Declaración de la Renta-IRPF, Europa Laica sale a la calle, a los medios, con su campaña cívica y democrática explicando por qué pedimos a los contribuyentes que no marquen ninguna de las dos casillas de la Asignación Tributaria del IRPF, ni a la casilla de la Iglesia Católica (IC) ni a la de Fines Sociales (FS).
Los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 otorgan una situación de privilegio financiero y fiscal a la Iglesia católica, que no es sino una organización privada de creyentes, recibiendo miles de millones del erario público -es decir, de todos, católicos y no católicos- para pagar sus propios gastos particulares. Por otra parte, las políticas neoliberales de recortes y privatizaciones, que viene ya de lejos, da lugar al mercado de la caridad asistencial donde organizaciones privadas, en su mayoría pertenecientes a entidades católicas, capturan la gestión de centros y servicios públicos, o rentabilizan los suyos propios, recibiendo cantidad de millones de subvenciones públicas que le generan pingües beneficios privados y dosis de proselitismo ideológico confesional aunque queden encubiertos como si se tratara de altruismo y generosa colaboración.
Europa Laica se opone a que se desvíen recursos públicos y exenciones fiscales a asuntos y organizaciones particulares que no son de interés general, a la vez que exige apuntalar los Servicios Públicos, los Derechos Sociales y la Solidaridad.
Para ello, y en relación con el IRPF, no hay otra alternativa más real y solidaria que NO MARCAR NINGUNA DE LAS DOS CASILLAS, única forma para conseguir que todos los impuestos queden íntegros en la hucha común de los Presupuestos Generales del Estado-PGE para los gastos comunes que importan a todos.
Justificar esta afirmación requiere que se entienda con claridad cómo funcionan estas casillas del IRPF ya que la experiencia nos indica que no siempre ello se conoce de una forma correcta, existiendo muchos bulos además de mucho de rutina. Tampoco la Agencia Tributaria pone demasiado empeño en informar claramente. Con todo, YA SON MÁS DEL 35% DE CONTRIBUYENTES LOS QUE NO MARCAN NINGUNA DE LAS DOS CASILLAS.
¿Cómo funcionan las casillas del IRPF?
Lo explicaremos con un ejemplo muy claro, para que no quede duda alguna. Supongamos que a un contribuyente le sale a pagar 100 euros de impuestos IRPF y decide no marcar ninguna casilla, y a otro le resulta la misma cantidad pero sí marca alguna de las casillas, sea la de IC, la de FS o ambas -que también es posible hacerlo, lo mismo que no marcar ninguna casilla-.
No cabe duda alguna que ambos ingresarán los 100 euros de impuestos en la hucha común de los PGE ya que, por marcar o no marcar “ni pagas de más ni te devuelven de menos” como correctamente dice la Conferencia Episcopal Española-CEE, aunque esta sea la única verdad en la publicidad que hace, cargada de falacias y medias verdades, como después comentaremos.
¿Cuál es entonces la diferencia entre marcar y no marcar las casillas? Pues que los 100 euros que ingresa quien no la ha marcado quedan íntegros en los PGE mientras que los de quien la ha marcado no quedan tal cual sino que una parte se detrae de los PGE y se desvía directamente a las arcas de entidades particulares que no son de interés general, como son la Iglesia católica y/o a las ONG de una u otra naturaleza (el 0,7% si solo hubiera marcado una casilla, o el 1,4%, el doble, si las dos), por lo que estas organizaciones, por el simple hecho de serlo, “hacen caja” sin más esfuerzo, en situación de privilegio, quedando menos impuestos disponibles en la hucha común de los PGE.
Por tanto, quienes marcan alguna de las dos casillas reducen su aportación al erario público que es de donde se cubren los gastos generales, comunes a todos, en educación, sanidad, dependencia, infraestructuras, pensiones, etc. Se incumple la obligación de todas las personas de contribuir a los gastos comunes en condiciones de igualdad (Art. 31 CE).
No tiene sentido, que con el dinero de todos se subvencione a la Iglesia Católica, aunque no se sea creyente, o se haga un sucedáneo de solidaridad particular a ONGs, sin aportar nada extra del propio bolsillo.
Miente la publicidad episcopal cuando afirma que “lo que recibe la Iglesia Católica por el IRPF no sale de los PGE”. ¿De dónde sale si no? ¿O es que los dineros del fisco provienen de algún maná divino que no sea de los impuestos? Lo mismo que esa otra falacia de que “marcar esta casilla [a IC] es una decisión con tus impuestos”. Porque los impuestos no son propiedad ni una opción voluntaria personal de cada cual sino una obligación de todos y para con todos.
Tampoco es cierto ese bulo que a veces circula a nivel de calle de que “si no se marca nada, se le da igualmente a IC”, dicen unos, “o que se da a FS”, según otra versión. O de que “si no marcas, se pierde lo del 0,7%” en el límite ya de ni saber lo que se dice. Ninguno de estos bulos son ciertos. Es más, si no se marca ninguna casilla todo el impuesto del IRPF queda íntegro en los PGE, que es donde debe estar. Parece lo lógico, ¿no?
Además de estas consideraciones generales para no marcar ninguna casilla y no detraer dinero de los PGE, existen razones particulares para ello por cada una de estas casillas.
¿Por qué no marcar la casilla de la Iglesia Católica?
Porque es un engaño mayúsculo cuando la IC tan pomposamente afirma que “marcando esta casilla ayudas a la labor asistencial que hace la Iglesia”. Porque los 300 millones anuales (aprox) que la Iglesia viene recaudando por esta casilla no los dedica ni a tal labor asistencial benéfica ni a sus propios fines pastorales o de culto sino que, según datos de la propia Conferencia Episcopal Española-CEE, los emplea prácticamente en su totalidad (entre el 75-80%) para pagar los sueldos y seguridad social de sacerdotes y obispos; con una pequeña parte para gastos generales, incluido financiar a TRECE TV y a las campañas eclesiales de proselitismo, antiaborto, misóginas y contra derechos civiles, o las campañas de esa publicidad engañosa de afirmar que marcando esta casilla se ayuda a la labor asistencial de la Iglesia, siendo que son tan solo unos 6 millones los que dedica a Cáritas, organización que nutre su enorme presupuesto por otras vías, donaciones privadas y también con subvenciones de otras administraciones públicas, pero no a través del IRPF. LA CARIDAD ASISTENCIAL DE LA IGLESIA NO TIENE NADA QUE VER CON EL IRPF. Una tremenda falsedad interesada que mete en su publicidad.
El gráfico siguiente muestra la cantidad que la Iglesia Católica ha recibido del erario público por la casilla de Asignación del IRPF, y el % de contribuyentes que la marcan, en torno al 32%, con una tendencia decreciente. O lo que es lo mismo, MÁS DEL 68% DE CONTRIBUYENTES NO MARCAN LA CASILLA DE IC, si bien con más millones asignados por razón del incremento general de las rentas y la mayor cuantía de quienes la marcan.
Resulta de vergüenza democrática que después de tantos años después de la firma de los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, donde se establecía de forma temporal esta Asignación Tributaria a IC hasta que esta cumpliera el compromiso de autofinanciarse, se siga tal cual sin que la IC haya movido ficha en ese asunto y sin que los Gobiernos de turno (PP y PSOE) se lo hayan exigido. Mayor anomalía, si cabe, cuando se está financiando a una institución que es inmensamente rica, con múltiples propiedades, empresas, colegios, editoriales, fundaciones, inversiones de todo tipo, etc. Y con ese afán de seguir acumulando riqueza con el escándalo de los más de 100.000 bienes que ha inmatriculado.
Para Europa Laica no tiene sentido seguir por más tiempo con esta situación. La Iglesia Católica debe autofinanciarse como mejor entienda, y pagar impuestos, pero no a costa de detraer recursos de la hucha común. Porque se miente de nuevo cuando afirma que “el sostenimiento de la Iglesia depende en exclusiva de las aportaciones de sus fieles”. Porque no son sus fieles sino somos todos, católicos o no católicos, los que financiamos a IC a través de detraer recursos de los PGE.
Sería muy fácil convertir mentira en verdad con tal que las personas que se declaran católicas se hicieran cargo de su propio bolsillo -no de los impuestos- de esos millones del IRPF. Los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas-CIS indican que un 60% aprox. de la población mayor de 18 años se declara católica, es decir unos 26 millones de personas, por lo que con tal que cada una pagara una “cuota” de un euro al mes quedaría más que cubierto mantener a su Iglesia. Una cantidad irrisoria que dejaría todo más democrático y mejor resuelto.
Pero también se puede pensar en un planteamiento que resultaría más limpio, como ocurre con el modelo alemán, donde el contribuyente que marca la casilla abona una cantidad adicional a los impuestos que le toca pagar, por lo queno se resta nada de la hucha común sino que esa donación es recaudada por el Estado que la entrega después a la Iglesia Católica. Ya bastante es que el Estado se involucre en un tema entre particulares, pero al menos el erario público no se ve afectado. Todavía más democrático, no?
La ciudadanía debe conocer que lo del IRPF es solo una pequeña parte de los más de 11.600 millones anuales que Europa Laica tiene estimados que el Estado aporta a la Iglesia Católica por una u otras vías, incluidas las exenciones fiscales de no pagar impuestos (excepto el IVA), sin que esta cantidad de dinero público tenga una transparencia y fiscalización. Un paraíso fiscal, tal cual.
¿Y tampoco marcar la casilla de fines sociales?
Pues no, tampoco marcar esta casilla de fines sociales. En nuestra opinión, por varias razones.
Aunque lo de “fines sociales” llama a la solidaridad, un sentimiento muy loable, existen varias circunstancias en torno a esta casilla que conviene desmitificar, y argumentos para no marcarla.
De primeras, saber que esta casilla se incorporó en el IRPF a la par que la casilla a IC como coartada y justificación, para evitar la burda situación de que en la Declaración del IRPF figurara únicamente la de la Iglesia católica, en un Estado que se proclama aconfesional (Art. 16.3 CE).
Una razón es que quien marca esta casilla no tiene control alguno sobre el destino concreto del 0,7%, pudiendo ocurrir que se destine a subvencionar a ONG u otro tipo de organizaciones particulares que no tengan un interés general, o con dudoso funcionamiento democrático o simplemente exóticas y contrarias a la voluntad del contribuyente.
En este sentido, hay que saber que del orden del 35-40% de lo que se recauda por esta casilla va a parar a organizaciones que están relacionadas de una u otra forma con la Iglesia Católica. De ahí el interés que la IC muestra en su publicidad a que se marquen las dos casillas, ya que por ambas obtiene dinero público: uno de forma directa por su casilla IC y otra de forma indirecta por una parte de la casilla FS.
En los últimos años, la cantidad recaudada por FS está en torno a los 380 millones anuales (aprox), de los cuales unos 150 millones van de esa forma indirecta a parar al entorno de la Iglesia, que se suman a los directos 300 (aprox) de la casilla IC. El resultado es que la IC y sus instituciones obtienen en conjunto más de 450 millones anuales a través del IRPF.
Hay que reseñar que esa petición que hace la IC de marcar las dos casillas, tiene su reflejo, en justa y simbiótica correspondida, con la campaña publicitaria “X Solidaria” que hacen las entidades del Tercer Sector de Acción Social, pidiendo que se marque no solo la casilla FS, que es la que les afecta por ser directas beneficiadas, sino también la de IC, situación que resultaría extraña si no es porque la IC forma parte importante de este sector. De ahí el remate de la publicidad eclesiástica de que “marcando las dos casillas ayudas el doble”. ¿A quién el doble? Es claro que no es a Fines Sociales sino a la propia IC. Nuevamente, una interesada y falaz simbiosis entre ambas casillas.
El gráfico siguiente muestra la Asignación del IRPF por esta casilla que subvenciona a organizaciones de este Tercer Sector, y el % de contribuyentes que la marcan, en torno al 55%.
Europa Laica es partidaria de que el Estado debe hacer Solidaridad, destinando recursos públicos a fines sociales de interés general, pero no como se hace a través de esta casilla del IRPF, sino como asignando partidas específicas en los presupuestos de la distintas Administraciones Públicas, como parte de sus políticas de gobierno.
Dejarlo a través de la casilla FS no parece lo más razonable, ya que entonces depende de lo que se recaude por la misma, al ser indeterminada la decisión individual de cuántos contribuyentes la marquen o el nivel de renta de quienes lo hagan. Además, es que la propia existencia de esta casilla, actúa como excusa para seguir financiando el culto y el clero católico desde el erario público a través de la otra casilla.
Los Servicios Públicos y Asistenciales sólo se pueden garantizar de forma universal si se gestionan desde lo público, desde el Estado, con presupuestos adecuados a sus necesidades. Delegarlos en organizaciones privadas, o que dependan de la voluntariedad individual, como en el IRPF, es una forma soterrada de potenciar las políticas neoliberales de privatización y externalización que dan lugar al mercado de la caridad, mayormente en manos de confesiones religiosas.
No es de recibo que por pedir que no se marque a esta casilla FS, o a quienes no la marcan, que se nos achaque la responsabilidad de que su atención disponga de más o menos medios económicos. Porque debe ser responsabilidad del poder político, de acuerdo con su voluntad y prioridad programática y legislativa, quien debe fijar las ayudas para colaborar con este sector.
Diferente es la existencia de asociaciones particulares u ONG que llevan a cabo actividades de atención de determinados fines sociales que, siendo de interés general, pueden disponer de ayudas públicas, económicas o materiales, que tengan objetivos finalistas, transparentes y bajo control de la Administración, además de con los recursos propios de sus socios y donantes.
Resulta chocante que el sentimiento solidario de quien quiere aportar a fines sociales se satisfaga de esta manera tan cómoda ….… con el dinero de todos en lugar de con el propio de cada cual. Así resulta muy sencillo hacer “solidaridad”. La solidaridad más verdadera es no marcar ninguna casilla porque es la forma más segura de que todos los impuestos queden íntegramente en la hucha común, repartiéndolos según las necesidades reales de interés general.
Entonces, ¿qué hacemos, un año más, con las casillas?
No tiene sentido que cerca de 700 millones anuales (aprox)por el total de estas dos casillas de Asignación Tributaria se detraigan de las arcas públicas en lugar de para lo común.
Para colmo de esta situación acerca de detraer de los recursos comunes, en la ley de PGE para 2018 quedó establecido incluir en la declaración anual del Impuesto de Sociedades una casilla para Fines Sociales,(aplicando el 0,7%, aunque solo vaya a ONGs de ámbito estatal) para aquellas empresas que quieran marcarla. Nuevamente, la empresa que lo decida no aportará un extra de más de sus propios beneficios empresariales, sino detrayéndolo de la hucha común de los impuestos que les corresponda pagar. Otra vuelta de tuerca más a los PGE, además de utilizarse como imagen de empresa solidaria o con responsabilidad social corporativa … pero, eso sí, a costa del dinero de todos. Otro despropósito.
Conclusión
Las razones de Europa Laica que hemos expuesto son claras y argumentadas:
Quien desee hacer una donación a la Iglesia Católica o a determinada ONG u organización social que lo haga de su propio bolsillo, en la cantidad que quiera, y a quien quiera, pero adicional a los impuestos que le corresponda pagar, sin detraerlo de los PGE que son de todos y para todos, como así se hace en otros países. Alemania, por ejemplo.
Las políticas e instituciones públicas son las que deben determinar el destino de la hucha común que se debe nutrir de los impuestos íntegros, sin detraer nada a priori. Por otra parte, los impuestos deben dedicarse de forma prioritaria a atender a lo común, al interés general.
Todavía más distorsión se `produciría, y de ello a veces surgen rumores, si se pretendiera incluir más casillas en el IRPF para cubrir a otras organizaciones o confesiones religiosas ya que ello nosupondría sinodetraer más dinero de la hucha común. Es decir, extender los privilegios de una parte a las demás cuando lo que hay que hacer es suprimirlos para todas.
Otro asunto diferente sería que existieran establecidos a nivel institucional mecanismos articulados de democracia directa y presupuestos participativos donde la sociedad en su conjunto pueda fijar qué parte de los impuestos totales (PGE) se asignan a determinados destinos de interés general que, en tal caso, contaría con consenso.
Justo lo contrario de cómo funcionan las casillas del IRPF, que por simple decisión individual se detraen impuestos de la hucha común para derivarlos de forma directa, sin decisión presupuestaria, a organizaciones que no son de interés general o, en todo caso no gozan del consenso general para ser agraciadas.
El gráfico siguiente muestra el % de contribuyentes que NO marcan ninguna casilla, con una tendencia creciente, estando ya cerca del 35%.
Europa Laica reivindica la separación entre Estado e iglesias, entre lo que es el ámbito de lo público, de lo que nos es común a todos, y el ámbito privado de las creencias particulares. Para ello es condición inexcusable la DENUNCIA Y DEROGACIÓN DE LOS ACUERDOS CON LA SANTA SEDE DE 1979, y sus leyes derivadas, que son la base en la que se sustenta la cantidad de privilegios de la IC. Al igual que derogar los correspondientes con las confesiones minoritarias.
Dos notas finales de interés para el contribuyente
- Si al presentar la declaración IRPF por internet sale un aviso indicando que no se han marcado las casillas, no hay que tenerlo en cuenta; es una medida más que la Agencia Tributaria hace para favorecer que se marquen, lo cual no procede (Europa Laica tiene denunciado este tema). Es completamente legal y válido no marcar ninguna casilla y se puede obviar este anuncio y continuar sin problema con la Declaración.
- Si en el borrador de la Declaración aparece alguna casilla marcada (ya que se guarda lo que se marcó el año anterior, o por cualquier otra razón aparece marcada), se puede modificar. Si La declaración se tramita presencialmente en la Agencia Tributaria o mediante un gestor, hay que indicarle que no marque ninguna.