Recomiendo:
0

No me cuente su vida

Fuentes: Gara

A J. L. Elkoro, eta abar…

Hace algunos años asistí en el Palacio de Justicia de París al juicio de tres comunistas ­dos mujeres y un hombre­ donde hubo dos cosas que me llamaron la atención. Lo primero fue ver con qué ardor discutían los militantes comunistas españoles (uno es vasco) y el juez de cuestiones ideológicas. Aquel juez francés, típico hugonote (protestante), debatía en la Sala sobre la validez, vigencia y/o superación de los principios comunistas con un obrero marxista. Auténtico reality-show. El puto obrero comunista de mierda se encendía y alzaba la voz, se alebrestaba en su «jaula», pero no más que el juez que, lejos de ordenar que lo expulsaran, le cedía la palabra. El público atónito por desacostumbrado. ¡Por fin un juicio burgués y no bananero como en España! Me pareció estar en la Asamblea Nacional viendo debatir a Mirabeau, Barnàve o Robespierre en plena y efervescente Revolución francesa. Todos, eso sí, de una misma clase: la burguesía revolucionaria antifeudal. Cuando no se había inventado el posmodernismo ni el pensamiento débil como ahora.

Por supuesto aquellos comunistas se sabían condenados de antemano. Pero a los allí presentes nos pareció que la realidad virtual que son esta clase de juicios se convirtió, en un tiempo mágico, en algo real: allí hubo sensación de puritita libertad de expresión. Y ello, fíjense, entre dos ideologías opuestas y dos enemigos de clase. ¡Y ello a sabiendas de que la suerte estaba echada! Los comunistas aceptaron el juego sólo para proclamar que eran comunistas y no terroristas. Entre los juicios-farsa de aquí y aquel había un matiz. Aquel juez era un socrático reminiscente. Y el comunista un mayéutico de la Historia.

Pero los comunistas somos cuatro gatos y encima iluminados. Así se pudran, por si acaso, en las cárceles. Imagine el lector/a que los casi 60 imputados en el macrosumario 18/98 son, efectivamente, de ETA. Sabemos que no es así, pero supónganlo. Eso, cuando menos, daría que pensar. Sin hablar ya de los miles de presos políticos que ha habido, refugiados ,deportados, asesinados, torturados… ¿no da qué pensar que en un país tan pequeño como éste haya tanta gente vinculada a organismos culturales y sociales que pasan por ser del entorno de ETA cuando no de la misma? ¿No daría esto que pensar en sí mismo? ¿No dice nada?

* Jon Odriozola – Periodista