Teresa Rodríguez nació en Rota (Cádiz) hace 32 años. Allí comenzó a forjarse como activista, en la lucha contra una de las bases militares que Estados Unidos tiene en Andalucía. Al finalizar el instituto se trasladó a Sevilla para estudiar Filología Árabe, y en la universidad participó activamente contra la reforma de la universidad del […]
Teresa Rodríguez nació en Rota (Cádiz) hace 32 años. Allí comenzó a forjarse como activista, en la lucha contra una de las bases militares que Estados Unidos tiene en Andalucía. Al finalizar el instituto se trasladó a Sevilla para estudiar Filología Árabe, y en la universidad participó activamente contra la reforma de la universidad del PP, la LOU. También formó parte de una iniciativa que pretendía conseguir que los inmigrantes que trabajan en la fresa de Huelva pudieran tener papeles. Cuando fue becaria se organizó con el resto de ‘precarios’ de la universidad. Y desde que comenzó a trabajar como profesora de Lengua en secundaria, en la educación pública, se afilió al sindicato USTEA, del que es delegada sindical.
Ataviada con la camiseta de la marea verde o de la Corrala Utopía, en los últimos meses se ha implicado de lleno en Podemos, plataforma política que el pasado domingo consiguió dar la campanada en las elecciones europeas, consiguiendo cinco europarlamentarios. Teresa, número dos de la lista electoral encabezada por Pablo Iglesias, es militante de Izquierda Anticapitalista. Antes lo fue de Izquierda Unida, de la que salió desencantada, pero a la que no cierra las puertas para fomar futuros frentes.
¿Cómo explicas una irrupción tan contundente de Podemos en el panorama político español?
Tal vez tenga que ver con la necesidad de plantear alternativas que no sean exactamente partidos tradicionales, espacios cerrados, difíciles de penetrar por parte de los ciudadanos, entregados a un marco identitario pero entrando en contradicciones permanentes cuando gestionan los recortes y pierden la tierra bajo los pies en gobiernos posibilistas y continuistas. También el llevar a gala una práctica coherente desde el principio, defender que no se debe depender de los préstamos bancarios para poder tejer lealtades sólo con las víctimas de los poderes financieros, que somos la mayoría, plantear la desprofesionalización de la política, el control cotidiano de los representantes públicos, la denuncia de las puertas giratorias, la revocabilidad… La necesidad de que los representantes públicos se parezcan en sus condiciones de vida a las de sus representados. Creo que hemos acertado en los hitos que han construido esta candidatura, el apoyo de 50.000 firmas en menos de 48 horas para iniciar el camino, una primarias abiertas record de participación, un programa participado, la construcción de más de 300 círculos de empoderamiento popular y ciudadano. Han sido 4 meses de existencia muy bien aprovechados y una muy buena campaña.
Para las elecciones municipales de 2015, ¿sería posible una coalición con IU?
Eso lo tendremos que decidir en los círculos de participación, que son los espacios de decisión de los que nos hemos dotado. Serán los círculos los que determinen, en cualquier caso, qué tipo de alianzas se tejen, de qué forma se funcionará a partir de ahora. Nosotros defendemos una democracia radical en la sociedad, por tanto, no sería aceptable no practicarla en casa.
Desde el principio hemos planteado que no queríamos negociar listas en los despachos. Es decir, nosotros queremos abrir espacios de participación de igual a igual, por parte de toda la gente que se involucre en la iniciativa en cada municipio. Ese será el único espacio de decisión sobre todo: sobre las candidaturas, sobre el programa… Nosotros queremos formar un frente ciudadano y popular que se constituya en mayoría política para defender con claridad los intereses de la mayoría social, no una suma aritmética de siglas.
En cualquier caso yo sí creo que habría que ser coherente a la hora de defender que los que vayamos juntos seamos claros a la hora de plantear que no aceptamos ningún recorte justificado en una deuda ilegítima que procede del rescate bancario y de una fiscalidad injusta y la necesidad de hacer caer el bipartidismo sin apuntalar ninguna de sus patas.
Es importante seguir manteniendo alianzas, intentar formar un frente amplio contra la austeridad con otras fuerzas políticas y, por supuesto, con Izquierda Unida.
¿Cuál será la primera iniciativa que Podemos llevará al Parlamento Europeo?
La iniciativa que ya estábamos elaborando es una propuesta contra la corrupción que se llama directiva Villarejo. Plantear que la corrupción es una forma de gobierno, y que la mejor forma de romper con la corrupción es vacunarse contra ella. Y esa vacuna es el control colectivo. Entre otras cuestiones recoge medidas como la limitación de los sueldos de los cargos públicos, su revocación por la militancia, la limitación de los mandatos y medidas para evitar la puerta giratoria. Eso lo vamos a hacer nosotros mismos, y hemos determinado que no vamos a cobrar los 8.000 euros que atribuye el Parlamento Europeo a cada parlamentario. De alguna manera nos parece que autonomiza al representante público de sus representados el tener condiciones de vida cualitativamente diferentes. En mi caso en particular seguiré cobrando exactamente lo mismo que como docente, 1.700 euros.
Hemos empezado también a tener alianzas con otras fuerzas europeas que están planteando la necesidad de no pagar la deuda pública, plantar cara de forma desobediente al pago de la deuda ilegítima. Por otro lado, también queremos plantear la necesidad de construir una institucionalidad europea que sea 180 grados diferente a la que hay. Porque no es posible ejercer ningún tipo de control ciudadano sobre las instituciones europeas que de verdad toman las decisiones, una Comisión Europea que está compuesta básicamente por tecnócratas elegidos en los despachos. Además, es en la Comisión donde se toman las decisiones sobre aquello que nos afecta en lo cotidiano, y está completamente controlada por los poderes financieros. O propuestas para democratizar el Banco Central Europeo, que es un organismo oscurantista dirigido por tecnócratas sobre el que no podemos ejercer ningún tipo de control, cuando está gestionando fondos de todos los países.
¿Crees que desde el Parlamento Europeo, sin capacidad de decisión, se puede cambiar algo?
Efectivamente, no será el Parlamento Europeo donde cambiaremos realmente las cosas. Lo que sí nos da, en primer lugar, es una oportunidad para visibilizar un determinado discurso y una determinada práctica política, que tenga su correlato en la siguientes citas electorales a nivel estatal, autonómico y municipal. También nos da la oportunidad de lanzar propuestas con otros países, porque el camino de la desobediencia frente a la Troika es duro y queremos enlazar con otras fuerzas políticas que a nivel europeo estén planteando alternativas similares para hacer frente común. Y por otro lado, también es un buen espacio para denunciar a una casta política que escapa a todo control ciudadano, y que se desarrolla con total impunidad, especialmente en las instituciones europeas.
Desde Podemos se ha usado mucho el término casta política, pero ahora tenéis todas las ventajas de las que disfruta un parlamentario europeo. ¿Teméis convertiros en parte de esa casta?
Ya nos hemos puesto algunas vacunas para evitar convertirnos en eso, como cobrar un sueldo normal. Hemos dispuesto un máximo que equivale a tres salarios mínimos. De alguna manera eso evitará que nos acomodemos a los estatus institucionales. Y por otro lado la limitación de mandatos, ya que entendemos que más de dos mandatos profesionaliza la representación pública. También tenemos la posibilidad de revocar en cualquier momento a cualquier representante público de la iniciativa en cualquier institución. Son los compromisos que firmamos todos los candidatos antes de presentarnos a las elecciones y a las que ya nos hemos comprometido.
¿Y qué haréis con el resto del dinero que os corresponde como sueldo?
Lo tendremos que determinar entre todos, porque entiendo que ese dinero no es nuestro. A mí se me ocurren muchas cosas, entre otras apoyar las luchas sociales que desde hace siete años están dando respuesta a los problemas de los ciudadanos, más que cualquier otra institución: la lucha contra los despidos, los desahucios, contra los recortes en sanidad, educación, servicios sociales… Esa podría ser una buena forma de reinvertir lo que el europarlamento nos asigna a cada uno de los representantes
¿Te ves cogiendo un vuelo en primera clase?
No, porque no podemos coger vuelos business, que es otro de los compromisos a los que hemos llegado por escrito. Es algo bastante simbólico, no hago yo un fetiche del no uso de la primera clase en los aviones. Pero sí es verdad que, de alguna manera, es también una vacuna contra convertirse en algo autónomo de la comunidad a la que se pretende representar. Una tiene que vivir como sus representados, tiene que cobrar como sus representados más o menos y tiene que viajar como ellos. Ningún representante público de Podemos debería mudarse de barrio, ni debería cambiar de medio de transporte, ni cambiar sus condiciones de vida, porque de alguna manera la existencia determina la conciencia.
¿A qué se debe el éxito electoral de Podemos? Algunos análisis lo achacan a la continua presencia de Pablo Iglesias en televisión….
Se debe, efectivamente, a haber visibilizado en los medios de comunicación de masas un determinado discurso de confrontación clara con lo que hay, con la política de la troika y con las medidas agresivas que se han estado aplicando desde que comenzó la crisis, tiene que ver efectivamente con eso. Pero también tiene que ver con que hubiera una especie de momento ‘podemos’. Un momento en el cual las condiciones de vida de la gente están híper degradadas, en que la violencia de los datos en términos sociales es cada vez más dura, conjugado con una falta de expectativas y una falta de confianza legítima en la política profesional. El momento podemos era exactamente ese y la respuesta a ese momento era plantear medidas programáticas de urgencia para parar lo que nos está ocurriendo: no pago de la deuda ilegítima, fin de los paraísos fiscales, persecución del fraude y la evasión, reforma fiscal progresiva, intervención de las empresas estratégicas… Todo ello conjugado con una práctica que nos vacune contra la corrupción y la autonomización de los representantes públicos, reforzar los mecanismos de control colectivo, reforzar la participación en la toma de decisiones de las organizaciones que pretenden representar a los ciudadanos.