1. Con gigantescas movilizaciones en Europa y algunos países protestando y condenando la ejecución -al parecer por musulmanes- de caricaturistas y directivos del periódico francés «Charlie Hebdo», millones de personas han salido a las calles a protestar. Todos: fascistas, derechas, guerreristas, multihomicidas, centristas, socialdemócratas, se han unido para condenar a las diferentes corrientes islamistas para […]
1. Con gigantescas movilizaciones en Europa y algunos países protestando y condenando la ejecución -al parecer por musulmanes- de caricaturistas y directivos del periódico francés «Charlie Hebdo», millones de personas han salido a las calles a protestar. Todos: fascistas, derechas, guerreristas, multihomicidas, centristas, socialdemócratas, se han unido para condenar a las diferentes corrientes islamistas para que no vuelvan a cometer otros atentados. He pensado, de manera equivocada, que los únicos que tienen capacidad para movilizar a millones de personas son los izquierdistas porque sus programas o planteamientos representan los intereses de los trabajadores; pero debo reconocer que también los mítines de Hitler eran de masas.
2. Que «el capitalismo funciona», nunca he tenido duda; si no operará bien al servicio de los multimillonarios capitalistas hace siglos que hubiese desaparecido. Al crear y poner a su servicio a los medios de información, iglesias, escuelas, logran que casi toda la población piense y actúe como ellos quieran. ¿Acaso no el 99 por ciento de la prensa internacional recibe noticias, así como muchos millones de dólares, de las agencias internacionales de prensa controladas por los gobiernos y la FED de EEUU y de ningún lado más? El periódico asaltado en París -el Charlie Hebdo- pertenece desde hace años a la prensa de orientación derechista, enemiga de las luchas de los musulmanes, por órdenes de los grandes capitalistas del mundo.
3. Se ha escrito que «La barbarie ganó en enero 7 una batalla crucial en su larga guerra de siglos por imponerse sobre la frágil y rica civilización». Otra vez, como desde hace más de dos mil años, se habla de la «barbarie» oriental y la «civilización» occidental. ¿Se puede olvidar que las guerras más sangrientas y asesinas (como la «Primera y Segunda», las de Vietnam y Medio Oriente») de los últimos 200 años se han desatado por la «civilización occidental»? ¿Olvidan los «civilizados» la sangre que chorreaba de las guillotinas parisinas de 1789 en adelante? ¿Acaso no se ahogó en sangre a la gloriosa Comuna de París en 1871? ¿O no fueron ríos de sangre los que corrieron el 17 de octubre de 1961, cuando la Francia colonialista y criminal masacró a casi 400 argelinos que marchaban pacíficamente por las calles de París por su independencia?
4. Por ello un ciudadano francés ha respondido: «No todos somos Charlie» porque yo jamás hice campaña a favor del Tratado de Maastricht; no junté al Partido Comunista Francés y al Frente Nacional; no apoyé bombardeos de la OTAN sobre Yugoeslavia; jamás pensé que Cuba es una dictadura o Chávez dictador; ni aprobé bombardeos contra Libia, ni ataques de Israel a Líbano, ni festejé el asesinato de Khadafi. No tomé partido, sistemáticamente, por Israel contra los palestinos; no cerré los ojos sobre el nazismo en Ucrania; no pensé que Rusia sea un país peligroso para la paz en el mundo; no llamé a la intervención en Siria. Nada de eso hice porque no soy derechista o pro yanqui, porque no soy Charlie. Es falso que todos somos Charlie.
5. Asesinar -como dicen los muy sensibles (aunque muchas veces falsos)- visto desde todos los ángulos, siempre es condenable y no debería existir esa acción. Está bien que la gente muestre su dolor y manifieste su condena; pero no se olvide de las causas y explicaciones que están tras ello. ¿Qué impulsa a los gobernantes yanquis a bombardear ciudades y pueblos con muertes de cientos de miles? Hay más de un millón de asesinatos cada año ordenados por los imperios, por la fuerzas de ocupación, por todos los gobiernos y hasta los partidos políticos. Sin tomar en cuenta los millones de seres humanos que mueren a diario en el mundo por hambre, desnutrición, enfermedades curables. Lo que sucede es que los asesinatos son políticos y así se usan.
6. En México, en los últimos sexenios se han asesinado alrededor de 150 mil ciudadanos «entre juego cruzado» de gobierno y narcos; a diario siguen esas acciones en toda la República. De pronto los jóvenes estudiantes normalistas y los profesores de la CNTE -con sus luchas y protestas permanentes contra la funesta situación educativa del país- para «castigarlos», la clase gobernante secuestró a 43 estudiantes de normales rurales y en la refriega asesinó a otros tres. Eran estudiantes de alrededor de 20 años de edad de origen campesino e indígena; el gobierno ha realizado muchas masacres pero ahora la gente ha salido a la calle y se ha comprometido a continuar hasta que aparezcan vivos los estudiantes.
7. Tengo la convicción de que a los asesinos que bombardean y masacran pueblos y ciudades, los que oprimen manteniendo a los pueblos en la miseria, los corruptos gobernantes que desfalcan nuestras riquezas, no podrán acabarse encarcelándolos o asesinándolos; sólo podrán desaparecer cuando destruyamos el capitalismo como sistema económico y político. No podemos estar de acuerdo con ningún asesinato; pero no seamos tramposos enmascarando a los asesinos de pueblos enteros, a los bombarderos de países y sólo resaltando aquellos hechos que los medios de información publican por conveniencia. Parece que la lucha de clases funciona en todos los campos y lo de Paris y de México no es una excepción.
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