Pasadas ya las elecciones sindicales, y con el reciente relevo en su secretaría general, CGT anima a sus bases y a grupos afines a organizarse y salir a la calle contra los despidos y las privatizaciones. A Jacinto Ceacero (Baeza, 1956) le ha tocado estar al frente de la Confederación General del Trabajo (CGT) en […]
Pasadas ya las elecciones sindicales, y con el reciente relevo en su secretaría general, CGT anima a sus bases y a grupos afines a organizarse y salir a la calle contra los despidos y las privatizaciones.
A Jacinto Ceacero (Baeza, 1956) le ha tocado estar al frente de la Confederación General del Trabajo (CGT) en plena crisis económica. Elegido secretario general en marzo, Ceacero encara un mandato complicado: además de la oposición a la ola de despidos en la industria, la defensa de los servicios públicos y el día a día de una organización de 90.000 afiliados, según sus datos, la central ha convocado una campaña de movilizaciones con motivo de la crisis.
DIAGONAL: ¿De qué hablamos cuando hablamos de crisis?
JACINTO CEACERO: Hay toda una crisis de organización del sistema capitalista, que se manifiesta en la crisis inmobiliaria, financiera y también energética. Y junto a eso vivimos una crisis laboral : aumenta el desempleo y también la precariedad en la contratación. A la vez, entendemos que hay una crisis de derechos: cuando hay problemas, el Estado se vuelve más represor. Y de nuestra parte, podemos hablar de una crisis de respuestas, porque al menos de momento hay una falta de capacidad de movilización y de denuncia por parte de las organizaciones sindicales y sociales.
D. : Recientemente CGT se ha reunido con el Ministerio de Trabajo. ¿Qué planes tiene el Gobierno sobre la crisis?
J.C. : La reunión con la Dirección General de Trabajo fue de muy poco contenido. Sus interlocutores auténticos los tienen en las mesas del pacto social con las patronales, CC OO y UGT. A nosotros nos comunicaron que no estaba en su mesa una nueva reforma laboral, ni la reforma de la Seguridad Social, y que ellos pretendían que los trabajadores no fueran quienes pagaran los platos rotos. Pero poco más. Ante la crisis, veían suficientes pequeñas medidas como el cheque bebé o la reforma de los servicios públicos de empleo para que puedan intermediar las empresas de trabajo temporal. Y ante los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), insisten en respaldarlos si llegan firmados por la patronal y los sindicatos.
D. : Su sindicato trabaja con el horizonte de convocar una huelga general ¿Realmente lo ven posible?
J.C. : No la descartamos en la medida en que la sociedad sea capaz de sentir esa necesidad. No somos la vanguardia del movimiento obrero, somos una parte del movimiento obrero. Sí vamos a trabajar para generar conciencia, para construir un movimiento que está completamente desestructurado.
En este proceso, no somos maximalistas y no vamos a decirle a nadie que no, siempre y cuando se rechace hablar en términos de productividad, beneficios o competitividad, que son los que sí están asumiendo CC OO y UGT. Nosotros queremos juntarnos con cualquiera que hable de derechos y conquistas sociales, y de construir un modelo social diferente.
D. : Lo decía porque la huelga general parece una posibilidad impracticable, por ejemplo, para miles de trabajadores como los sin papeles.
J.C. : Cuando hablamos de movilizaciones generales hablamos de trascender el ámbito de nuestras secciones sindicales y tener visión como clase trabajadora en su conjunto. En el día a día, CGT lucha en las fábricas contra los ERE, o por los servicios públicos, que hoy por hoy son el último reducto del capitalismo para hacer negocio. Y en sectores como limpieza y servicios comienza a haber una afiliación significativa de trabajadores inmigrantes. Lo que estamos intentando es insertar todo ese trabajo diario y sectorial en una visión más global y de clase.