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Carta al presidente de la Xunta de Galicia (II)

Nosotros decimos No

Fuentes: Rebelión

Pocos son, en verdad, por no decir ninguno, los motivos para seguir dándole la confianza que se depositó en usted en el acto de investidura. A día de hoy, en mirada retrospectiva, y a pesar del ruralismo del que hacía gala en su tiempo, los gallegos observamos como las provincias de Lugo y Orense son […]

Pocos son, en verdad, por no decir ninguno, los motivos para seguir dándole la confianza que se depositó en usted en el acto de investidura. A día de hoy, en mirada retrospectiva, y a pesar del ruralismo del que hacía gala en su tiempo, los gallegos observamos como las provincias de Lugo y Orense son las más afectadas por el continuo recorte de servicios en el rural; recorte que su gobierno está llevando a cabo y que, en su mayoría, según informes de los sindicatos, se materializan desde la misma consellería de educación.

Primero vino la polémica sobre el cierre de comedores escolares en ocho centros. Ahora, viene la clausura y cierre de pequeños colegios con menos de seis alumnos. Según el sindicato de trabajadores de la enseñanza de Galicia (STEG), si bien todavía quedan colegios rurales en las provincias atlánticas, en el interior, sin embargo, se han ido cerrando progresivamente. De seguir así, es probable que se produzca un verdadero desierto educativo en las provincias de Lugo y Orense. El demográfico, por supuesto, ya existe.

En los últimos cuatro años, informa Anzo Louzao, se perdieron un total de 30 o 40 escuelas rurales gallegas. La aplicación de modelos pedagógicos urbanos no tienen en cuenta las ventajas y peculiaridades de las escuelas rurales. En primer lugar, las familias menos favorecidas no correrían con el gasto en transporte y vivienda para sus hijos. En segundo lugar, el contacto con el entorno y un aire puro posibilitan un ambiente mucho más sano para docentes y profesores. Lo que algunos gestores políticos consideran como un resto anacrónico del pasado, las pequeñas escuelas rurales, es muy posible que sea la tendencia de futuro, habida cuenta de las consecuencias socio-ecológicas del creciente proceso de hiper-urbanización que está expandiendo la globalización económica, descuidando por completo la conservación de los ecosistemas, las lenguas y las culturas locales, y también las formas de vida alternativas a las formas de vida urbanas que impone el gran mercado global conectado en redes urbanas.

En lo que se refiere a la pérdida de empleo autónomo, Don Núñez Feijoo, va a tener usted difícil ganar la confianza de los más de 35.000 trabajadores autónomos que, en el primer trimeste del 2010, tuvieron que cerrar sus negocios. La mayor parte de las asociaciones de trabajadores autónomos buscan la raíz de este fenómeno en la crisis que sigue viviendo la sociedad gallega en el mundo agrícola. A día de hoy, Galicia, es la segunda comunidad autónoma, detrás de La Rioja, en destrucción interanual de empleo autónomo. En la confederación de autónomos y profesionales de España -CAYPE- opinaban lo mismo : «Los autónomos españoles son el colectivo más perjudicado por la crisis. Desde Marzo de 2008, casi 223.000 autónomos han cesado su actividad, la mayoría víctimas de la morosidad».

La aplicación de la ley de morosidad, bien es cierto, abre una puerta contra la lucha contra el impago. Aprobada en el Senado el pasado mes, la reforma de esta normativa de 2004 establece un plazo límite para pagar de 60 días para las empresas y 30 para el sector público. «Los trabajadores y empresas podrán trabajar con la seguridad que les proporciona el amparo de esta ley», explica el presidente de CAYPE, Eliseo Calviño. «Con todo, llega tarde».

Así pues, destrucción de empleo autónomo, pérdida de capacidad de consumo, con endeudamiento de las familias incluído… y brutal recorte de servicios en las zonas rurales de interior. Si sabemos leer bien estos datos, podemos concluir que su gestión es todo un varapalo contra el desarrollo educativo, económico y cultural de la célula rural, sobre todo en aquellas provincias caracterizadas por su poca actividad industrial, como Orense y Lugo. Si ya teníamos serías dudas sobre en qué consistía su hipotético «galleguismo», más dudas tenemos ahora sobre en qué consistía su «ruralismo».

Es usted mera palabrería mediática. Declaraciones de principios que ocultan las consecuencias reales de una gestión que se puede calificar de colonial, si analizamos también las bases y presupuestos de su política lingüística y cultural.

Además, la despreocupación por las actividades de la incineradora de SOGAMA, evidencia que las cuestiones medioambientales son secundarias para su ejecutivo. Conviene decir, en primer lugar, que la cuarta parte de la basura que arde en España lo hace en el municipio coruñés de Cerceda, en donde la incineradora de SOGAMA lleva a cabo sus actividades. El medio millón de toneladas anuales incineradas convierte a Galicia en la comunidad autónoma que más incinera en relación con su número de habitantes. La segunda, en términos absolutos, después de Cataluña. Sin embargo, a día de hoy, a nuestra Xunta de Galicia no le salen las cuentas : siguen llegando, a la planta de cerceda, muchos más residuos de los que la incineradora es capaz de calcinar.

La oposición de los grupos ecologistas es tajante; las incineradoras producen furanos y dioxinas, «uno de los tóxicos químicos artificiales más potentes jamás estudiados». Dicen, además, que «no existen niveles seguros de emisión para las dioxinas, son cancerígenas y pueden afectar al sistema inmune y al reproductor, así como alterar al desarrollo de los niños, ya que son disruptores hormonales».

La combustión, además, produce CO2, el principal gas de efecto invernadero. Por si no fuera poco, gente afín a Greenpeace recalca que sólo han hablado de algunas de las 186 sustancias químicas que emiten las incineradoras. Un coctel químico explosivo

A la planta de SOGAMA siguen llegando demasiados residuos. Los últimos datos oficiales, que datan del 2007, hablan de una quema de 533.000 toneladas, pero a la planta llegaron casi 900.000. Lo que no quemaron sus hornos se depositó en el vertedero de Areosa. Pero, incluso lo que pasa por la incineradora vuelve al vertedero en forma de cenizas y escorias no menos contaminantes. Es lo que ocurre con casi el 20 por ciento de lo que se quema en Cerceda.

Señor presidente, si ojeamos un mapa peninsular y situamos el emplazamiento geográfico de las 10 plantas incineradoras existentes, y si observamos los datos referentes a la cantidad de residuos reciclados -en miles de toneladas- por las mismas, veremos que las 469.000 toneladas incineradas en Cerceda destacan sobre las 329 de Sant adria del Besós, en Cataluña, y sobre las 323 de Son Reus, en Baleares. En total, entre las 10 incineradoras de la península, en el año 2006, se llegaron a quemar 1.676.000 toneladas.

Frente a estos datos, Greenpeace aboga por la renuncia a las plantas incineradoras. Desde luego, ya me esperaba que iba a surgir la clásica guerra de datos e interpretaciones entre los informes de grupos ecologistas… y los informes que pretenden convencernos de la posible racionalidad ecológica -o posible funcionalidad económica– de las incineradoras. Para muestra, un botón : mientras que Manuel Bao, ingeniero físico, afirma que se han hecho suficientes estudios en la zona de Cerceda para concluir que no han aparecido las peligrosas dioxinas en el entorno, Julio Barea, de Greenpeace, concluye que el nivel de dioxinas triplica los valores límite del umbral de emisiones de dióxido de carbono… y casi duplica los de óxidos de nitrógeno que marca el protocolo internacional.

A la luz del conflicto y de los datos, señor presidente, me gustaría que contestase a las siguientes preguntas ante la opinión pública, si es que tal opinión existe, después de la reciente privatización de la RTVG que usted ha llevado a cabo hace unos días :

1- ¿Qué modelo de desarrollo agrícola-urbano propone usted para Galicia?

2- ¿Qué estructura institucional educativa propone usted para Galicia?

3- ¿Qué modelo de tratamiento de residuos urbanos propone usted para Galicia?

4- ¿Qué modelo de desarrollo rural propone usted para Galicia?

Cabría preguntarse, por supuesto, si estas tres preguntas tienen algún tipo de interés para usted. A pesar de todo, la tengan o no, son preguntas necesarias, y tiene la obligación moral de responderlas.

Que tenga usted un buen día.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.