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«Nosotros pusimos la bomba, ¿y qué?»

Fuentes: La pupila insomne

Por casi tres años la periodista venezolana Alicia Herrera visitó la cárcel militar de San Carlos en Caracas, en espera de que Fredy Lugo u Orlando Bosch hicieran alguna referencia al caso del avión de Cubana de Aviación que el 6 de octubre de 1976 estallara en pleno vuelo en las costas de Barbados. Narra […]

Por casi tres años la periodista venezolana Alicia Herrera visitó la cárcel militar de San Carlos en Caracas, en espera de que Fredy Lugo u Orlando Bosch hicieran alguna referencia al caso del avión de Cubana de Aviación que el 6 de octubre de 1976 estallara en pleno vuelo en las costas de Barbados.

Narra Alicia en su libro, Pusimos la bomba … ¿y qué?, que en una de sus visitas a la cárcel de San Carlos, Fredy Lugo le dijo:

«Tú no te puedes imaginar cómo nos ha perjudicado ese desgraciado … yo no sé que se puede hacer para mandarlo a callar. Figúrate que el muy sinvergüenza ha gritado en el patio de ejercicios que sí, que fuimos nosotros – se refiere a Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Fredy Lugo y Hernán Ricardo – los que tumbamos el avión. Bueno Bosch y yo lo que hicimos fue mirar para otro lado cuando el loco Hérnan gritó delante de unos soldados y un oficial: ‘Nosotros pusimos la bomba, ¿y qué? ‘.

De que fuimos nosotros es verdad, o sea, Hernán no está diciendo ninguna mentira.»

De esta manera Fredy Lugo detalla cómo prepararon y ejecutaron el atentado al avión cubano, uno de los más brutales actos de terrorismo ejecutado por contrarrevolucionarios al servicio de la CIA, y donde perecieron 73 personas, en su mayoría jóvenes, sacrificados en la flor de su vida.

Desde meses antes a este hecho se intensificaron las agresiones terroristas contra Cuba, dirigidas fundamentalmente a sedes diplomáticas y representaciones aéreas, sobre todo en países que mantenían relaciones con La Habana, tales como Panamá, México, Colombia, Jamaica, Barbados, Trinidad-Tobago y Venezuela.

En julio de 1976, varias de esas organizaciones terroristas radicadas en Estados Unidos se reúnen en República Dominicana y crean la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), bajo la jefatura de Orlando Bosch.

Semanas después, en un periódico editado en Miami publican un denominado parte de guerra, y luego de referir cómo volaron un automóvil frente a la embajada de Cuba en Colombia y destruyeron las oficinas de Air Panamá, declaran al final: «muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo…»

Es conocido que un día después del atentado al avión cubano, el FBI y la CIA tenían conocimiento de los autores materiales e intelectuales del criminal suceso; sin embargo el gobierno de Estados Unidos ocultó esa información y dio cobija a los terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles.

Bosch vivió como un «ciudadano honorable» en una confortable residencia de Miami, con la generosa protección política y económica de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y falleció libre en esa ciudad al abrigo de las autoridades norteamericanas el 27 de abril de 2011.

Por su parte Posada Carriles se pasea tranquilamente por las calles de Miami, a pesar de ser un confeso terrorista y que el gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez, solicitó a Estados Unidos en el año 2005 la extradición a Venezuela de este prófugo de la justicia.

La hipocresía del gobierno de Barack Obama no tiene límites al incluir a Cuba en el listado de países que patrocinan el terrorismo. Este 6 de octubre el pueblo cubano recordará con dolor este horrendo crimen y las palabras de Fidel en el acto de despedida de duelo de las víctimas, el 15 de octubre de 1976:

«Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración del pueblo. Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución.

«Hacia nuestros hermanos guyaneses y coreanos inmolados ese día, va también nuestro recuerdo más ferviente en estos instantes. Ellos nos recuerdan que los crímenes del imperialismo no tienen fronteras, que todos pertenecemos a la misma familia humana y que nuestra lucha es universal.

«No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!.»

Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2012/10/06/nosotros-pusimos-la-bomba-y-que/