El mes de noviembre es un mes señalado para cualquier persona antifascista. Este mes concentra fechas de recuerdo, homenaje y lucha. El 11 de noviembre recordamos el 5º aniversario de la muerte, a manos del militar y fascista Josué Estébanez, de nuestro compañero de 16 años Carlos Javier Palomino. La muerte se produjo cuando Carlos […]
El mes de noviembre es un mes señalado para cualquier persona antifascista. Este mes concentra fechas de recuerdo, homenaje y lucha. El 11 de noviembre recordamos el 5º aniversario de la muerte, a manos del militar y fascista Josué Estébanez, de nuestro compañero de 16 años Carlos Javier Palomino.
La muerte se produjo cuando Carlos junto a otras tantas personas, se dirigían a plantar cara a una manifestación nazi de Democracia Nacional, que había sido convocada y autorizada por la Delegación del Gobierno, en el popular y multirracial barrio de Usera en Madrid.
Como dijo su madre, Mavi Múñoz, en el acto de homenaje: «su muerte no fue en vano, porque hoy y aquí, en el lugar donde nos dió su último respiro de vida, venimos a recordarle, a gritar que sigue muy presente en nuestros corazones, y que la lucha continúa viva, y en los tiempos que corren más que nunca».
Otra fecha, quizá algo menos presente por la distancia del tiempo, es la del 13 de noviembre de 1992, día en que asesinaron a Lucrecia Pérez. Como dijo la Plataforma Ciudadana contra el Racismo y la Xenofobia, que se creó tras su asesinato, «Lucrecia murió por ser pobre y ser negra». Lucrecia de 33 años, acababa de llegar hacía poco al Estado español con la intención de trabajar en el servicio doméstico, y ahorrar para poder ayudar a su familia e hija.
Fue un pequeño altercado anterior, entre migrantes y la policía, por una redada para llevarse a dos ciudadanas dominicanas que no tenían «papeles», lo que sirvió de caldo de cultivo a un sector de la prensa, que se empeñó en señalar dónde estaban esas personas. Dormían en una discoteca abandonada y unieron delincuencia con inmigración. Esto encendió la mecha, y en la tarde de ese día, un Guardia Civil, Luis Merino Pérez, junto a otros dos fascistas, acabaron con la vida de Lucrecia y lo intentaban con la de César Augusto Vargas, que por fortuna sobrevivió.
Se cumplen, por tanto, 20 años de lo que se entiende fue la primera víctima del fascismo postransición.
Siguiendo este trágico mes, llegamos al 20 de noviembre, este día es de celebración y lucha, pues quien murió fue un asesino, Franco. Como cada año se hará una visita al Valle de los Caídos, monumento al horror fascista que todavía sigue en pie. La visita cargada de tensión, pues también acude mucho facherío, sirve para reivindicar nuestra memoria y a todas las personas antifascistas presas que murieron construyendo esa mole de hormigón, que es un insulto en piedra en la sierra madrileña.
Ese día, como tantos otros, nos sirven para recordar a nuestras víctimas, coger fuerzas y seguir plantando cara a la amenaza fascista. Esta amenaza que intenta penetrar en nuestros barrios, que agrede, que lleva traje para pasar desapercibida, y que se refuerza con cada medida antisocial y racista que se aplica desde las instituciones de este estado capitalista.
Pues como siempre recordamos las personas anticapitalistas y antifascistas, el nazi-fascismo no es más que la cara más extrema del capitalismo. Como en Catalunya y Grecia, es necesario avanzar en la unidad contra el fascismo y el racismo.