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Nuestro querido Howard

Fuentes: Rebelión

Hoy viernes 28 de enero hemos sabido la noticia de que Howard Zinn ha muerto. Es difícil expresar la tristeza profunda que nos ha causado en la editorial. Porque en Hiru tenemos miles de razones para considerar a este gran autor norteamericano no sólo un gran escritor y un valiente activista, sino un gran, grandísimo […]

Hoy viernes 28 de enero hemos sabido la noticia de que Howard Zinn ha muerto. Es difícil expresar la tristeza profunda que nos ha causado en la editorial. Porque en Hiru tenemos miles de razones para considerar a este gran autor norteamericano no sólo un gran escritor y un valiente activista, sino un gran, grandísimo amigo. Desde que en Hiru le publicamos su libro La Otra Historia de los EEUU, al que siguieron otros libros suyos, Howard se mostró siempre dispuesto, solidario y generoso con nosotros, a sabiendas de que esa pequeña editorial del País Vasco no le reportaría grandes beneficios económicos, sino otros valores, para él mucho más importantes. Desde el principio de nuestra relación Howard Zinn conectó intelectual y humanamente de inmediato con Eva Forest, y ambos se aventuraron en una relación en donde lo más importante no era la de editor-escritor, sino las relaciones humanas y el compartir una misma idea del mundo. Por eso, cuando Howard renunció a sus derechos sobre su afamada obra para que Hiru pudiera editar otros libros, estaba iniciando algo que tendría su continuidad a lo largo de los años: Los Libros Solidarios. Es decir, libros financiados con los derechos cedidos por otro autor de la casa. Así pudimos hacer el libro Haití para qué, de Paul Farmer. Como escribió Eva Forest en su texto Hiru: ¿es realmente una editorial?: «…Cuando nos visitó Howard Zinn, en los 90, en su presentación en el Ateneo de Madrid y en un centro de obreros parados de Leganés, yo se lo dije: «Usted es responsable de que exista Hiru. Puede decirse que nuestra editorial en parte ha nacido de la necesidad de publicarlo a usted». Y le dimos las gracias. Y él, con su sensibilidad exquisita, dijo que si teníamos paciencia iba a decirnos unas palabras en su mal castellano. Y fue muy emocionante lo que les dijo a los obreros. Al regreso a los EEUU no quiso cobrar los derechos de aquella edición y los empleamos en los libros solidarios. Esta es nuestra relación con los autores»…

También fueron numerosas las veces en que se le solicitó su apoyo para causas solidarias, y Howard Zinn siempre estuvo ahí: ¡contad con mi nombre!, era siempre su respuesta. Y contamos con él. Y seguimos contando. Howard Zinn, amigo, como te escribimos en numerosas ocasiones, aquí te admiramos y respetamos, pero por encima de todo, te queremos.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.