1. Exguerrilleros colombianos de las FARC han sido asesinados por el gobierno y la burguesía de Colombia. Se denunció que 93 líderes sociales han sido asesinados en lo que va de año, lo que convierte este periodo en el más violento desde 2010. Más de un año de negociaciones entre las FARC y el gobierno […]
1. Exguerrilleros colombianos de las FARC han sido asesinados por el gobierno y la burguesía de Colombia. Se denunció que 93 líderes sociales han sido asesinados en lo que va de año, lo que convierte este periodo en el más violento desde 2010. Más de un año de negociaciones entre las FARC y el gobierno colombiano de Manuel Santos se vinieron abajo no por la actuación de uno o dos personajes o por errores de redacción, sino porque es una confrontación de clases sociales que defienden intereses antagónicos. Otra vez las quejas y las sorpresas como si no se tuvieran milenios de experiencias de traiciones. Ya ni llorar es bueno. Somos medio imbéciles.
2. Espero que la mayoría de los guerrilleros colombianos de las FARC no hayan entregado sus armas; que hayan sido fieles a las enseñanzas de Manuel Marulanda (fallecido fundador de las FARC) quien siempre advirtió que «las armas eran la única garantía segura de cumplimiento de los eventuales acuerdos». La izquierda radical muchas veces -cansada de luchar- llega a creer en las falsas palabras y promesas de sus enemigos y asume acuerdos. Hoy sus negociadores arrepentidos denuncian: «Ingenuamente creímos en la palabra y la buena fe del gobierno de Colombia».
3. El caso de la FARC sería de las más graves traiciones por ser una organización del pueblo que desde 1964 abrazó las armas para defenderse como oprimidos de la explotación, el desempleo y el hambre. Más de medio siglo sacrificando sus vidas con los ideales revolucionarios de liberación. Las FARC, que contaron en decenas de miles de guerrilleros en sus filas, que llegaron a ocupar la mitad del territorio colombiano, de pronto concluyeron que había un «estancamiento de la lucha» y decidieron negociar con el gobierno de Manuel Santos que los engañó.
4. Escribí hace unos años dos artículos acerca de los consejos o posiciones políticas de Hugo Chávez y Fidel Castro para que las FARC no se cerraran o radicalizaran porque las coyunturas habían cambiado. Siento que en ese contexto se abrió la negociación. Toda ella pareció ir por buen camino hasta que hace dos años se firmó el pacto de paz. La gran bronca comenzó con las amenazas del expresidente fascista Álvaro Uribe y luego continuó al triunfar en la presidencia el candidato de Uribe, Iván Duque, que ha declarado que modificará apartados del acuerdo con las FARC por considerarlos indulgentes con los rebeldes.
5. ¿Qué grupo guerrillero no ha sido asesinado por traición si no se entrega con manos y pies atados y mente totalmente bloqueada y sumisa? Recuerdo mucho que en México todos han sido muertos por traición: Julio López Chávez, en Chalco, en los tiempos de Juárez; el yaqui Cajeme en los tiempos de Díaz; Arturo Gámiz, Jenaro Vázquez, Lucio Cabañas, en los tiempos de Díaz Ordaz y Echeverría Álvarez, así como otras decenas de guerrillas varias no claramente identificadas y otras de carácter urbano.
6. En política se lucha y se negocia; pero se llegan a acuerdos cuando las batallas tienen fuerza y poder. Cuando se negocia sin fuerza es sólo entreguismo y muchas veces traición. Hay que acumular mucha fuerza para derrotar al enemigo con quien por ningún motivo se puede confiar. Ya el pensador oriental explicaba: Debemos conocer bien al enemigo, a sus aliados y apoyadores; pero también nosotros tenemos que conocer nuestras fuerzas con el fin de que combatan con seguridad y confianza. Todo ello para no llorar después nuestras derrotas o falsas «victorias».
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