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Entrevista al escritor Montero Gonzalez

«Nunca seré un escritor lumpen»

Fuentes: Diagonal

Hablamos con Montero Glez., el autor de ‘Pólvora Negra’ y uno de los valores más consolidados de la narrativa actual en castellano. En la actualidad trabaja en ‘Pistola y cuchillo’, sobre Camarón de la Isla.

En 1906 el anarquista catalán Mateo Morral irrumpió en la boda de Alfonso XIII con un ramo de flores donde dormía una bomba. En 2008 la editorial Planeta otorgó el premio Azorín a Pólvora negra, la novela que relata aquel fracasado intento de cambiar la historia de España.

Creo que Pólvora negra es tu obra más ambiciosa hasta la fecha. ¿Buscabas traer a la memoria, entre revisionismos nacionalcatólicos y republicanismos ya tópicos, el legado del olvidado movimiento anarquista ibérico?

La novela llevaba tiempo rondándome. Yo no soy un novelista inmediato, quiero decir que no me viene un asunto a la cabeza y lo convierto en novela de seguido sino que va fermentando, de a poco, hasta que se convierte en novela. Considero a Mateo Morral como un tipo de calibre intelectual y no un loco tal y como lo pinta la Historia. Me fascina el personaje y existe un paralelismo entre él y yo, salvando distancias. Cuando publico mi obra Sed de champán y empiezo a ser conocido para el gran público me ocurre algo curioso y es que me venden como algo que no soy, como un maldito. A mí eso me rebota mucho pues no soy maldito de nada. Entonces me doy cuenta de que la gentuza que me rodeaba entonces intentaba ridiculizarme así, neutralizándome y aplicándome lo que en el argot policial se denomina táctica lombrosiana, que consiste en reducir al ridículo a un tipo con valores como yo. Esa lucha me lleva a ser un autor prohibido hasta hoy. Date cuenta que yo entonces salgo arropado por la policía que se ha introducido en la literatura para neutralizar a la gente que, como yo, tenemos conciencia de clase y hace peligrar el establishment literario o como se diga eso. Una policía que, al día de hoy, ya no tiene apenas fuerza pero que sigue bloqueando mis libros, consiguiendo hacer de mí un autor prohibido. Pero lo mejor de todo es que lo prohibido, vende más. Les salió el tiro por la culata. Fíjate que cuando gano el premio Azorín, de seguido, intentan boicotearme, prohibiendo en las sombras y con mala baba la distribución de mi obra anterior. Pero llegaron tarde. Por todo ello, ya te digo, hay un paralelismo entre mi persona y la de un tío al que la Historia presenta como algo que no es. Puede resumirse la respuesta en que hice un ajuste de cuentas para joder a los bienpensantes.

¿Has incorporado al planteamiento de la novela influencias del realismo o ha sido la dinámica creativa la que te ha llevado al resultado final?

Mira, una historia sólo se puede contar bien de una forma, si no das con esa forma de contar estás contando mal la historia. La forma de contar la historia es el estilo. Es el contenido lo que determina el continente. Si eso lo llevamos a la dialéctica marxista es la infraestructura la que determina la supra estructura.

La leyenda dice que Montero Glez. es un escritor lumpen, sin embargo, sueles responder que eres un trabajador con conciencia de clase que quiere dotar a esa extra clase de conciencia…

El lumpen es una «no-clase» ya que en el lumpen no existe conciencia de clase. Yo tengo conciencia de clase por lo tanto nunca seré un escritor lumpen. La policía metida en el establishment literario me señaló así para ridiculizarme y quitarme méritos. Otra cosa es que yo escriba «sobre» el lumpen y dote a mis personajes lumpen de algo que no tienen y que es conciencia de clase. Ese es el matiz. Luego bebo de todas las fuentes, sin prejuicios pues antes que escritor soy lector.

¿Crees, contra lo que predican tantos postmodernos, que hablar de clases sigue produciendo un discurso vigente o tendríamos que aceptar que se trata de un anacronismo?

Las clases sociales existen desde que el mundo es mundo. Desde que unos se dedicaban a trabajar y otros a especular con el trabajo ajeno. Lo demás es gilipollez.

¿Qué es el folklore cósmico?

Tolstoi, uno de mis maestros, lo expresó mejor que nadie; describe tu aldea -dijo- y describirás el mundo. Yo escribo acerca de lo que me rodea pues sería un farsante si cuento que voy por la ruta 66 en mi Harley y mi Harley se estropea y voy y le pego una patada pues como tengo dinero, puedo comprarme otra Harley. Crecí escuchando a las vecinas cantar copla mientras tendían en el patio. Yo no tengo cultura Dylaniana aunque me guste Dylan. Miguel de Molina me queda más cerca que Bowie, por eso es lo de folklore cósmico, un término acuñado por mí y que define bien mi escritura. Al igual que existe el realismo mágico, la nocilla, el costumbrismo, o el impresionismo, también ha de tener cabida el folklore cósmico.

¿Cómo ves el panorama de las letras hispanas y americanas?

En España hay una generación que me precede y que yo denomino la Generación Cobarde. Una generación de aspiraciones burguesas cuyo objetivo es tan sórdido como el de tener un sillón en la Academia. Esta generación, que nace con la democracia y que nunca luchó por nada sino por el dinero, está haciendo mucho daño a la literatura pues no son literatos; están más cerca del policía que del artista. Son gente sin arte que están más pendientes de que no hablen mal de ellos que de escribir, de hacer política en las sombras cuando un autor empuja fuerte, para censurarlo. Ahora se vienen abajo, gracias a internet y a gente con savia nueva que distingue entre el policía y el verdadero artista. Pero claro, generalizar es injusto aunque hablemos de literatura y hay un autor que yo salvo de esta cuerda. Se llama Antonio Muñoz Molina y es el más valiente y el único que está aportando algo a la literatura. Es el único que va a perdurar de todos estos papafritas con presunción policial.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Nunca-sere-un-escritor-lumpen.html