Se ha informado oficialmente que la “Tarea Ordenamiento” -un paquete de política económica que combina una hiper-devaluación con el alza de precios, salarios y pensiones- aspira a mejorar el poder de compra de los trabajadores estatales cubanos.
Se afirmó que “tenemos que lograr que el salario crezca un poquito más que el crecimiento de los precios; si eso se logra, y es el diseño, los que dependemos de un salario quedaremos mejor que en el punto de partida” (1).
Tal meta parece apoyarse en dos supuestos: en primer lugar, que los salarios crecerán más que los precios, y, en segundo lugar, que existirá una masa mercantil adicional que, respaldando materialmente el incremento de demanda solvente, evitaría un proceso inflacionario. El primer supuesto plantea dudas, pero el segundo supuesto es especialmente problemático.
En caso de que, contrariamente a lo que postula el primer supuesto, los precios aumentasen más que los salarios, entonces no habría una mayor capacidad de consumo porque los precios inflados erosionarían los mayores salarios. No es suficiente hacer declaraciones generales sobre el tema. Se requiere explorar -con los datos existentes- la posible viabilidad del primer supuesto.
Sin embargo, no bastaría con que los precios crecieran menos que los salarios porque si el dinero extra disponible para comprar no encontrase una oferta adecuada de mercancías y servicios, ese dinero haría una presión de demanda que provocaría inflación al no tener suficiente respaldo de oferta.
El rango de salarios es amplio y también existe una extensa variedad de precios. Por tanto, el análisis requiere simplificar esa realidad y deben utilizarse indicadores representativos de precios y salarios que faciliten identificar dinámicas medias.
En principio, pudieran utilizarse diversos indicadores. Para el caso de los salarios, la presentación oficial de la “Tarea Ordenamiento” proyecta un crecimiento de salarios de 390% que reflejaría un incremento de 4,9 veces en el fondo salarial. En el caso de los precios no se ofreció una cifra estimada de crecimiento de precios, sino que se hizo una mención general, sin cuantificar, al incremento de precios de una canasta básica de referencia. (2)
La información oficial es insuficiente, ¿cuál sería entonces la alternativa?
La escasa e incompleta información oficial no permite analizar con precisión la factibilidad del posible cumplimiento del objetivo del “ordenamiento” de conducir a que el trabajador estatal “que depende de un salario” quede mejor en comparación con el punto de partida.
Se hace necesario acudir entonces a otras cifras que pudieran estar disponibles o que pudieran construirse de manera razonada.
Para el salario he utilizado dos cifras:
- Un estimado de salario medio estatal mensual de 5765 CUP a partir del “Día Cero”, cuyo procedimiento de cálculo he explicado en un trabajo anterior. (3)
- El dato oficial de salario medio estatal mensual de 740 CUP en 2016. (Nota: no utilizo el salario medio de 2019 porque el indicador más actualizado de gasto de consumo con el que se comparan los salarios es de 2016). (4)
Para el gasto de consumo per cápita mensual he utilizado dos cifras:
- Un valor de Canasta Básica de Bienes y Servicios de Referencia (CBBR) per cápita de 1528 CUP a partir del “Día Cero” que representa “gastos para cubrir las necesidades de un trabajador y de media persona más”. No es un dato oficial. (5).
- Un estimado de gasto total per cápita mensual de 679 CUP en 2016, calculado como la mediana de un rango que abarca un mínimo de 655 CUP y un máximo de 703 CUP, cifras estimadas por la colega Dra. Betsy Anaya. (6)
El salario medio parecería crecer más que el costo de la canasta básica, pero…
El Gráfico 1 presenta la comparación del gasto de consumo mensual de 679 CUP (mediana) en 2016 con el gasto per cápita de 1018 CUP de la canasta de referencia a partir del “Día Cero” (calculada dividiendo 1528 CUP entre 1,5). Sería un crecimiento de 50% entre 2016 y el “Día Cero”. (7)
Gráfico 1
Asumiendo que las canastas básicas de referencia estimadas en 2016 y 2020 -ambas concentradas en productos y servicios básicos- fuesen relativamente similares en cantidad y calidad, entonces las diferencias de valor de la canasta entre ambos años expresaría aproximadamente el incremento de precios de la canasta. Consideramos aquí que el crecimiento de 50% antes mencionado equivale al aumento de precios del consumo básico mensual per cápita que produciría el “ordenamiento”, tomando como base el año 2016. (8)
El aspecto clave que debe ser retenido es que la mediana estimada de gasto mensual en 2016 (679 CUP) se compara con un dato no oficial de canasta de referencia (1018 CUP) que fue “filtrado” en septiembre, pero como la información oficial es imprecisa, la opción es la utilización de datos aproximados. (9)
El primer resultado interesante de la comparación de datos es que el incremento estimado de 50% del gasto básico per cápita mensual (de 679 CUP en 2016 a 1018 CUP el “Día Cero”) es considerablemente inferior al crecimiento de 679% del salario promedio (de 740 CUP a 5765 CUP) en el mismo período.
Nótese que cuando se toma como base el indicador de salario medio estatal, el incremento de salarios sería mayor que la cifra oficial de 390% de crecimiento de salarios que se obtiene al tomar como base el aumento general del fondo de salarios planificado por el gobierno (incremento en 4,9 veces). La diferencia se debe a que estaría midiéndose el crecimiento de salarios mediante dos indicadores distintos.
Cuando se hace la comparación respecto a 2019 (salario medio de 879 CUP), entonces el crecimiento del salario medio en el “Día Cero” sería de 556%, es decir, algo menor al incremento de salario medio entre 2016 y 2020 (679%), pero que también sería superior al incremento de 390% cuando se mide utilizando el aumento del fondo salarial.
Antes de concluir el análisis del primer supuesto, conviene mencionar cinco problemas que parecen existir en la presentación oficial de la “Tarea Ordenamiento” respecto a la canasta de referencia:
- No se ha divulgado la cuantificación oficial de la canasta de referencia para el “Día Cero”. Es el tipo de indefinición que posibilita imprecisiones en la narrativa oficial como es el caso de la mención a que los salarios deben crecer “un poquito más”.
- Ha sido visible la baja calidad de la presentación oficial de temas que, como la canasta básica, el consumo y la pobreza, cuentan con una tradición de buenos estudios y sobre el que se han producido interesantes debates entre especialistas del país desde la década de los 90s. (10)
- Lo que se ha dicho recientemente de manera oficial acerca de que la canasta básica de referencia incluye una parte “no nominalizada” contrasta con la precisión con la que se ha abordado ese indicador en la metodología tradicional.
- En el contexto de la llamada “Tarea Ordenamiento” se ha enfatizado la relación entre la canasta básica de referencia y la determinación del salario mínimo, pero poco se ha mencionado la función de la canasta básica en el cálculo del “índice de precios al consumidor” (IPC), un indicador que debería estar entre los más relevantes en el marco de una política económica que ha declarado que prestaría una atención priorizada a la inflación. (11)
- Otro aspecto que llama la atención es que parece que la parte del gasto en alimentos de la nueva canasta se ha calculado tomando como referencia una ingesta de 2100 Kcal diarias, la cual es 12,5% menor que la referencia mínima de 2400 Kcal equivalentes a la recomendación nutricional promedio para la población cubana en 2016 y que es 40% inferior al consumo estimado para 2016 a partir de datos reales, que fue de 3524 Kcal. Es decir, al tener los alimentos un peso relativamente alto de aproximadamente 70% en el gasto total de consumo familiar, la nueva canasta de referencia de 1528 CUP pudiera estar subvalorada, pues es probable que la ingesta promedio real sea superior a las 2100 Kcal diarias utilizadas en el cálculo. (12)
Un factor que crea dudas acerca de que el estimado de 1018 CUP refleje una medición correcta de la nueva canasta básica per cápita es que no parece ser congruente con el incremento estimado de 777% del gasto mensual de los alimentos que se distribuyen por la “libreta”. Ese grupo de alimentos -que solamente es una parte del total de alimentos consumidos- experimentaría el impacto doble del aumento de precios derivado de la hiper- devaluación del CUP y de la eliminación y reducción de subsidios. He explicado el método de cálculo en un trabajo anterior. (13)
Utilizando datos no oficiales, he calculado que aproximadamente el costo mensual per cápita de los alimentos que se venden por la “libreta” se incrementaría desde el nivel actual de 26 CUP hasta 229 CUP el “Día Cero”, lo que significaría un incremento de 203 CUP.
Considerando solamente el aumento de precios de la cuota de alimentos de la “libreta, la suma de 203 CUP (variación de precios de alimentos de la “libreta”) al gasto medio per cápita mensual de 679 CUP, llevaría el nuevo nivel de gasto mensual per cápita total a 882 CUP.
La diferencia de esa última cifra respecto al valor de la canasta per cápita del “Día Cero” (1018 CUP) sería de apenas 136 CUP y este es el punto en que las cuentas parecen “no cuadrar” porque es muy poco probable que la suma de la variación de precios del resto de los productos y servicios de la canasta que no se distribuyen por la “libreta” registrase solamente 136 CUP.
Aceptar lo anterior significaría que del valor estimado total de 679 CUP de la canasta básica per cápita mensual de 2016 (26 CUP valor de los alimentos de la libreta más 653 CUP del resto de los productos y servicios), se pasaría a una canasta con valor total de 1018 CUP (229 CUP valor de los alimentos de la “libreta” más 789 CUP del resto de los productos y servicios).
Gráfico 2
Significaría que el incremento de 50% del valor total de la canasta incluiría dos tasas de crecimiento muy desproporcionadas al interior de la canasta básica: el valor de los alimentos de la “libreta” crecería en 777% (de 26 CUP a 229) y el valor del resto de los productos y servicios de la canasta crecería solamente en 20,8% (de 653 CUP a 789 CUP).
Es poco probable que el valor de la canasta básica de referencia se corresponda con la cifra que se ha “filtrado” de 1528 CUP calculado para 1,5 personas (1018 CUP per cápita). Es decir, la canasta básica de referencia del “Día Cero” parece haber sido subvalorada.
Conclusión parcial: En apariencia, el primer supuesto mencionado al principio de este texto acerca de que los salarios crecerían más que los precios parecería no tener problema en materializarse en lo que se refiere a los precios de productos y servicios básicos puesel incremento de 679% del salario medio entre 2016 y 2020 sería superior al incremento estimado de 50% del gasto de consumo básico per cápita mensual.
El llamado “diseño” que se menciona en la narrativa oficial parecería ser, en esencia, una combinación de datos, supuestos, una teoría y un método que posibilitaría hacer una modelación de precios.
Sin embargo, parece discutible el cálculo que pudo haberse realizado para estimar una canasta de referencia per cápita mensual de 1018 CUP. Como no se ha confirmado oficialmente el dato del valor de la nueva canasta de referencia y como no se conocen los detalles del “diseño”, la posible incongruencia del cálculo de la canasta básica de referencia debería ser explicada por quienes tengan los datos.
El supuesto de que el ingreso “extra” resultante de mayores salarios no sería inflacionario parece ser un supuesto frágil.
El Gráfico 3 presenta la comparación de gastos de consumo básico y de salarios en 2016 y 2020. El gasto promedio per cápita de 679 CUP en 2016 ha sido multiplicado por 1,5, resultando en 1018 CUP, para hacerlo comparable al estimado oficial del valor de 1528 CUP de la canasta de referencia del “día Cero”, que expresa el consumo del trabajador y de media persona más. El gráfico se ha construido para visualizar la parte del salario medio que se utiliza para cubrir la canasta básica de 1,5 personas y la parte del salario medio que pudiera representar demanda solvente adicional, es decir, el gasto de consumo no básico.
Gráfico 3
El salario medio (740 CUP) de 2016 no alcanzaba para cubrir el gasto de la canasta básica de 1018 CUP de 1,5 personas (679 CUP X 1,5), con un déficit de ingresos de 278 CUP.
Sin embargo, según las cifras no oficiales que han podido identificarse para el “Día Cero”, que eventualmente pudiera ocurrir a finales de 2020, el salario medio que estaría disponible para otros gastos, después de cubrir la canasta básica de 1,5 personas, sería de 4237 CUP, o sea, el 73,5% del salario medio estimado estaría “libre” para ser gastado más allá de la canasta básica.
Esto equivaldría a una notable discontinuidad, pues de no alcanzar para cubrir la canasta básica en 2016, parecería asumirse que a partir del “Día Cero” sobraría en Cuba salario medio para hacer gastos no básicos y que eso no sería inflacionario. En medio de una profunda crisis, esa es una noción que rechina por todas partes.
El valor de la circulación mercantil minorista es otro indicador que pudiera alertar acerca de la improbabilidad del supuesto de que el incremento del salario promedio no tendría un efecto inflacionario.
Ese indicador ofrece información sobre el valor de la masa mercantil de bienes que respalda el dinero circulante que se destina al consumo personal. No incluye toda la circulación mercantil pues solamente contabiliza bienes (no servicios) de entidades estatales, sociedades mercantiles cubanas y empresas mixtas, pero representa la mayor parte de las ventas de bienes de consumo del país.
El indicador del valor per cápita de la circulación mercantil minorista de bienes ha sido muy estable en el periodo más reciente sobre el que existe información publicada (2013-2018). En 2018 era de 2868 CUP anuales. (14). Llevado a una base de 1,5 personas, serían 4302 anuales.
Cuando se transforma en un dato anual la parte “libre” del salario mensual que pudiera utilizarse para gastos no básicos (4237 CUP X 12), el resultado es una cifra de 50844 CUP anuales, que es 11,8 veces mayor que el valor de la circulación mercantil para 1,5 personas que existía en 2018.
El Gráfico 4 no ilustra una comparación precisa. Solamente intenta visualizar las grandes diferencias de escalas que pudieran ser relevantes para entender la posible disparidad entre la supuesta parte “libre” del nuevo salario que pudiera ser utilizado en gastos no básicos y el nivel que hasta ahora ha tenido el valor anual de la circulación mercantil, calculada para 1,5 personas, que es el consumo que se asume en la nueva canasta básica que debe cubrir un salario promedio.
Gráfico 4
El segundo supuesto oficial estaría asumiendo entonces que, de pronto, el sistema económico cubano estaría en condiciones de absorber sin inflación que tres cuartas parte del nuevo salario promedio (4237 CUP) encontrasen una oferta mayor de productos y servicios cuyo valor ampliado fuese principalmente el resultado del incremento de la cantidad y no del precio.
Sin embargo, los datos de circulación mercantil no parecen sustentar esa posibilidad.
Un ejercicio aproximado en el que se asuma que todo el salario libre se emplearía en comprar bienes de la circulación minorista (no incluye bienes en otros mercados, ni servicios, ni ahorro) ofrece una idea del problema al que se enfrentaría la posibilidad de alcanzar el respaldo mercantil que se necesitaría para respaldar un incremento no inflacionario de salarios. De nuevo, el propósito no es hacer una comparación precisa, sino delinear aproximadamente las fronteras de posibilidades.
Los posibles extremos hipotéticos respecto a la circulación mercantil serían:
Extremo superior de inflación: En este otro escenario, el incremento de la parte “libre” del salario que pudiera presentar demanda de consumo no básico no tendría un respaldo basado en el crecimiento de la dimensión física (cantidad y calidad) de los bienes de la circulación minorista, lo que equivaldría a que el incremento del valor de la circulación minorista de bienes que sería necesario para igualar la demanda se explicaría por una tasa de inflación de aproximadamente 1000%.
Obviamente, en la medida en que se incluyan en el análisis los servicios, pudiera ser que una parte de estos -comunicaciones o turismo, p.ej.- contribuyesen a reducir la inflación de los bienes porque absorberían parte de la demanda. También ayudaría en ese sentido el ahorro. Sin embargo, si se observan los patrones de gastos pasados, los niveles de salario medio han sido deficitarios incluso para cubrir el gasto básico, de manera que no parece ser razonable esperar un alto consumo en servicios no esenciales, ni que se generen altos ahorros, apoyados en el salario medio.
El ejercicio anterior no permite estimar una cifra precisa del incremento de precios de la masa mercantil no básica, pero en condiciones de déficit de oferta del tipo de demanda asociada al salario medio (consumo no suntuario) es probable que se produzcan presiones inflacionarias debido a un desbalance entre oferta y demanda.
Posibles problemas del “diseño”.
Las discrepancias observables entre los estimados que se han utilizado en este texto y el supuesto del “diseño” respecto a que no sería inflacionario un incremento de 556% del salario medio estatal entre 2019 y el “Día Cero”, llevaría a considerar posibles explicaciones sobre esas divergencias.
Variante # 1. Subvaloración de la nueva canasta básica de referencia: Como se ha explicado antes, la nueva canasta básica de referencia pudiera haber sido calculada de manera poco realista, particularmente si se hubiese asumido que los llamados “topes” de precios de los productos y servicios de la canasta funcionarían de manera efectiva en la realidad y que eso bastaría para poder mantener el valor total de la canasta básica en el nivel determinado por el llamado “diseño”. Sin embargo, la experiencia reciente indica que los precios reales del mercado tienden a superar los precios “topados” para productos básicos. La posibilidad de que se hubiese producido una subvaloración de la canasta de referencia pudiera estar creando el espejismo de que quedaría un ingreso “libre” para gastos no básicos cuando esto pudiera no materializarse en la realidad. Si el “diseño” hubiese considerado que es factible que el consumo básico de una canasta para 1,5 personas pudiera ser cubierto solamente con la cuarta parte de un salario medio, pudiera haberse adoptado un supuesto fantasioso. Habría un salto de discontinuidad respecto a la situación actual en que el salario medio no cubre la canasta actual, pero como no se conocen los detalles del “diseño”, eso debería ser explicado por quienes tengan los datos.
Variante # 2: Inflación en el componente de la demanda no básica del consumo. Suponiendo que no existiera una notable subvaloración de la canasta básica de referencia y que sus precios reales no fuesen muy diferentes de los precios del llamado “diseño”, entonces la absorción de tres cuartas partes del salario medio en condiciones de oferta restringida en un contexto de crisis, con un importante déficit de oferta, es muy probable que provocase un incremento de precios en los productos y servicios que no hayan sido incluidos en la canasta. Aun asumiendo que el crecimiento de precios de la canasta básica que debe pagarse con un salario medio fuese de aproximadamente 50% (de 1018 CUP a 1528 CUP), serían altas las probabilidades de que se produjese inflación en las mercancías no incluidas en la canasta básica de referencia. El resultado de una exploración -con supuestos restringidos- indica una posible frontera de un incremento de hasta 1000% en el conjunto de precios de bienes no básicos. No es un pronóstico, sino simplemente el valor extremo de una exploración de posibilidad. Un elemento adicional para considerar en el análisis es que una parte de las remesas seguiría creando, como ha hecho siempre, una demanda adicional en mercados en moneda nacional (CUP), que no estaría relacionada con los resultados del trabajo del sector estatal.
Variante # 3: Las ventas internas en divisas como “escurridero” de un posible exceso de demanda solvente. La absorción -al menos de una parte- de los 4237 CUP de salario medio estatal mensual que parece estarse asumiendo que quedarían “libres” después de cubrir la canasta básica, pudiera producirse -hipotéticamente- en la recientemente ampliada red de mercados en divisas. Como se ha anotado en las dos anteriores variantes, no parece ser probable que fuese tan alto el salario “libre” después de cubrir la canasta básica y es probable que fuese alta la inflación en moneda nacional de los productos que quedan fuera de la canasta. En cualquier caso, la evidencia disponible parece indicar que los mercados en divisas no fueron creados para absorber salarios en moneda nacional, sino para captar directamente divisas. Absorber salarios supondría el establecimiento de mecanismos de convertibilidad interna (compra legal de divisas con CUP), pero eso no parece formar parte del “diseño”.
Resumiendo,
Aunque se carece de información precisa y a pesar de que la información oficial no ha abordado aspectos que permitirían entender determinadas relaciones de causa-efecto que parece asumir el “diseño” gubernamental, parece aconsejable adoptar una extrema cautela a la hora de aceptar el supuesto oficial de que el incremento de salarios no sería inflacionario.
La narrativa oficial acerca de que es factible transitar sin inflación -en medio de una profunda crisis- desde una situación en la que el salario promedio no es suficiente para cubrir gastos básicos hacia una situación no inflacionaria de “Día Cero” donde casi tres cuartas partes del salario quedarían “libres” para gastos no básicos, es una narrativa cuestionable.
A nivel macroeconómico, un incremento de ingresos en condiciones de baja capacidad de respuesta de oferta inclina el proceso de equilibrio del sistema económico por la vía de un incremento de precios y eso es válido tanto para los precios del “diseño”, como para los que pudieran formarse por fuera del “diseño”. Incluye la inflación abierta y la inflación reprimida, a pesar de que se impongan los llamados “topes” de precios.
Notas
1 “Intervención de Marino Murillo sobre Tarea Ordenamiento (Video)”. Periódico Trabajadores, 30 de octubre de 2020 http://www.trabajadores.cu/20201030/hoy-en-la-mesa-redonda-intervencion-de-marino-murillo-sobre-la-tarea-ordenamiento/ Ver minuto 58:49 del video.
2 Randy Alonso Falcón, Oscar Figueredo Reinaldo, Yunier Javier Sifonte Díaz, Dianet Doimeadios Guerrero, Lissett Izquierdo Ferrer. “Aclaran dudas sobre el ordenamiento monetario y cambiario en Cuba (+ Video)”, Cubadebate, 14 de octubre de 2020 http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/10/14/aclaran-dudas-sobre-el-ordenamiento-monetario-y-cambiario-en-cuba/#.X65iuSyg_IU
- Ver, “El río, las piedras y lo que no suena: ¿devaluación y deflación al acecho?”, blog El Estado como tal, 10 de septiembre de 2020 https://elestadocomotal.com/2020/09/10/el-rio-las-piedras-y-lo-que-no-suena-devaluacion-y-deflacion-al-acecho/ )
4 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2019.
5 “La Ministra de Comercio Interior expuso el estudio realizado para llegar a fijar la Canasta Básica de Bienes y Servicios de Referencia (CBBR) y el monto en dinero (1,528.00 Pesos Cubanos) para que una persona en la Cuba de hoy pueda cubrir las necesidades básicas con el objeto de reproducir su fuerza de trabajo y de media persona más, en el caso de los que trabajan; quienes soportan sobre sus espaldas, como bien dice el estudio, un peso extraordinario, pues deben, a veces, sostener a dos o tres personas más”. Ver, Delio Orozco González, “El Día Cero y una carta al Presidente”, La Joven Cuba, 11 de junio de 2020 https://jovencuba.com/carta-presidente/
6 Betsy Anaya Cruz, “Acceso a los alimentos en Cuba: prioridad, dificultades y reservas para mejorar”, Economía y Desarrollo, vol.164 no.2, La Habana Jul.-dic. 2020 http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0252-85842020000200004
7 El valor de 1528 CUP de la canasta básica de referencia del “Día Cero” se refiere al consumo de 1,5 personas (“el trabajador y media persona más”). Ver nota 5.
8 No se conoce la composición de la canasta de referencia con valor de 1528 CUP, de manera que una comparación con la canasta utilizada por Betsy Anaya hace necesario trabajar con el supuesto de equivalencia cuantitativa y cualitativa de ambas canastas. La realidad pudiera ser diferente, pero considero que se tratan de canastas con una composición que no es muy diferente y que permite hacer una comparación aproximada para identificar una dinámica general.
9 El trabajo anteriormente de la Dra. Betsy Anaya se relaciona con trabajos anteriores realizados en coautoría con la colega Dra. Anicia García donde se estiman gastos de consumo y su relación con los ingresos. Ver, “Dinámica de gastos básicos en Cuba (primera parte)”, IPS Cuba, 28 de septiembre de 2018 https://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-primera-parte/ y “Dinámica de gastos básicos en Cuba” (segunda parte y final), IPS Cuba, 30 de septiembre de 2018 https://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/
10 Una lista incompleta de especialistas incluiría a Rita María Castiñeiras, Angela Ferriol, Lía Añé, Viviana Togores, Dayma Echevarría, Anicia García, Betsy Anaya, Claudia González, Lisset Robaina, María del Carmen Zabala, Mayra Espina y Lilian Núñez.
11 La cuestión de “índice de precios al consumidor” (ICP) merece una atención especial, entre otras cosas, debido a sus particularidades en el caso de Cuba. Por ejemplo, no se incluyen gastos como la salud y la educación -que son componentes grandes del ICP en otros países-, ni la variación de precios del sector inmobiliario. Es probable, aunque no puedo afirmarlo porque no se ha hecho pública una metodología oficial actualizada, que no incluya los precios del mercado en divisas.
12 Se ha considerado una “ingesta diaria de 2100 kilocalorías per cápita (aporte nutricional mínimo evaluado por el Ministerio de Salud Pública), consumidas dentro y fuera del hogar”. Ver, Oscar Figueredo Reinaldo, Edilberto Carmona Tamayo, Lissett Izquierdo Ferrer. “Re-formar el salario en Cuba: Pirámides, canastas y la necesidad de trabajar”, Cubadebate, 26 de octubre de 2020 http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/10/26/re-formar-el-salario-en-cuba-piramides-canastas-y-la-necesidad-de-trabajar/#.X65xaSyg_IU Por otra parte, las economistas Betsy Anaya y Anicia García identificaron en su análisis publicado en 2018 (con datos de 2016), la cifras de 3524 Kcal/día como “consumo aparente estimado para 2016” (calculado por las autoras con datos de consumo) y 2400 kcal diarias “equivalentes a la recomendación nutricional promedio para la población cubana en ese año”. “Dinámica de gastos básicos en Cuba” (segunda parte y final), IPS Cuba, 30 de septiembre de 2018 https://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/
13 He abordado el tema en un artículo anterior: “Crecería casi un 780 % el precio mensual por persona de la canasta familiar normada a partir del ´Día Cero´”, blog El Estado como tal, 30 octubre 2020 https://elestadocomotal.com/2020/10/30/creceria-casi-un-780-el-precio-mensual-por-persona-de-la-canasta-familiar-normada-a-partir-del-dia-cero/
14 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018. Ver Tabla 14.3 – Valor de la circulación mercantil minorista de bienes.