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Covijo

Otra casa es posible

Fuentes: Ladinamo

El acceso a la vivienda se ha convertido en una pesadilla cotidiana para infinidad de personas de nuestra ciudad. A principios de 2001 un grupo de jóvenes madrileños decidieron coger por los cuernos el toro de la burbuja inmobiliaria y crearon Covijo, una cooperativa de vivienda que cuenta ya con casi trescientos socios y que […]

El acceso a la vivienda se ha convertido en una pesadilla cotidiana para infinidad de personas de nuestra ciudad. A principios de 2001 un grupo de jóvenes madrileños decidieron coger por los cuernos el toro de la burbuja inmobiliaria y crearon Covijo, una cooperativa de vivienda que cuenta ya con casi trescientos socios y que explora sin complejos la satisfacción desde abajo de los derechos negados.

«Dada nuestra insolvencia para afrontar las exigencias de los mercados inmobiliario y financiero, nuestro único patrimonio es la capacidad de poner en marcha iniciativas». A partir de este presupuesto, unas pocas decenas de jóvenes se decidieron hace unos tres años a crear una cooperativa de vivienda en régimen de alquiler. En el marco del Planeamiento Urbanístico Alternativo impulsado por la asociación de vecinos de su barrio, de la que forman parte, han elaborado una propuesta que supone un auténtico desafío para la Administración. Su proyecto interpela a las instituciones con un plan concreto de cogestión de vivienda pública en régimen de alquiler en el que el elemento fundamental es la autoorganización y la participación de los propios usuarios.

El proyecto incluye la demanda de unas cincuenta viviendas a construir por el ayuntamiento en suelo público y la autogestión por parte de los cooperativistas de los locales sociales que se situarán en los bajos del inmueble, así como de servicios como el cobro de los alquileres o el mantenimiento del futuro edificio. «El espíritu de la iniciativa se resume en dos frases: autogestión frente a asistencialismo y participación frente a delegación. Horizontalidad al máximo», nos dice uno de los miembros fundadores de Covijo. La cooperativa es solidaria subsidiariamente: si alguien se queda sin recursos para hacer frente al pago del alquiler, la cooperativa asumirá transitoriamente el desembolso hasta que el usuario pueda volver a hacerlo. Sin duda, una aventura como Covijo afronta algunos de los problemas más perentorios de nuestra cotidianeidad.

En nuestro país, el 25% de los jóvenes está en paro y el 65% tiene contratos temporales y rota de un empleo precario a otro interminablemente. Según el Ministerio de Fomento, el precio de la vivienda subió un 17% durante el primer trimestre de este año y la carestía de la vivienda ha propiciado un aumento del 22% en el importe medio de las hipotecas. A finales del año pasado, el endeudamiento de las familias españolas superó por primera vez el medio billón de euros, un 17% más que en 2002 y el doble que en 1998, según datos del Banco de España. Una subida del 100% en las deudas que se ajusta al encarecimiento del 110% en los precios de la vivienda durante el último lustro. Por supuesto, no falta quien saca tajada de esta situación: Caja Madrid, por ejemplo, ha obtenido en el primer trimestre de este año un beneficio atribuido de más de 155 millones de euros, un 7% más que en el mismo período del año pasado, apoyando básicamente su cuenta de resultados en el fuerte crecimiento de las hipotecas para la adquisición de viviendas.

Si a mitad de los años setenta más de una veintena de empresas litigaban en nuestro país por la cuota de mercado en la construcción de viviendas, en nuestros días sólo queda media docena de ellas tras un proceso espectacular de concentración y enriquecimiento que ha hecho que en la clasificación europea de las diez grandes constructoras del continente haya cinco españolas.

Pero Covijo no sólo pretende hacer efectivo el derecho a la vivienda, también es una experiencia de vida comunitaria y cooperativa: «Esta propuesta ofrece la posibilidad de colectivizar tu vida, de mantener un proyecto social ligado al hábitat. Se trata de contratos de alquiler estables que te dan cierta seguridad, lo que te permite arraigar en el barrio y desde ahí desplegar iniciativas. La cuestión es que la cooperativa sea también una herramienta de intervención sobre el territorio». De hecho, el proyecto original ha ido enriqueciéndose en este sentido, a través de talleres en los que se han ido recogiendo elementos de arquitectura bioclimática y respetuosa con los discapacitados, de urbanismo y género, de impacto ambiental o de desarrollo comunitario y local.

Covijo es al mismo tiempo una semilla y un espejo. En los últimos meses, su ejemplo está empezando a cundir en otros barrios de Madrid. El pasado diciembre se celebraron los primeros encuentros de experiencias de este tipo en la ciudad y en ellos participaron colectivos surgidos en otros barrios a partir de la iniciativa de Covijo.

Quintana, Carabanchel o Alto del Arenal son algunas de las zonas donde la semilla ha germinado y han surgido propuestas análogas que buscan construir proyectos participativos, conversar con el barrio y experimentar la aventura de cruzar fronteras interrogando a las instituciones públicas.

http://seco.sinroot.net/index.php?p=7