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La Fiesta del PCE

Otra crónica social es posible

Fuentes: Mundo Obrero

Un día me dijo Vázquez Montalbán que él pretendía, al igual que hizo Prometeo que le robó el lenguaje a los dioses para dárselo a los hombres, robar el gusto y el culto a la gastronomía de las clases altas para dárselo a los obreros. Y ese era uno de sus objetivos en sus novelas […]

Un día me dijo Vázquez Montalbán que él pretendía, al igual que hizo Prometeo que le robó el lenguaje a los dioses para dárselo a los hombres, robar el gusto y el culto a la gastronomía de las clases altas para dárselo a los obreros. Y ese era uno de sus objetivos en sus novelas de Carvallo. Y pienso yo que quizás debiéramos quitarles también a esas clases acomodadas la exclusiva sobre las crónicas sociales. Porque si ellas tienen sus fiestas y ágapes en Puerto Banús, La Moraleja o Puerta Hierro, que duran hasta la madrugada y tanto -dicen- se divierten, nosotros estuvimos tres días continuos de fiesta en la Casa de Campo de Madrid.

Si las crónicas de sus agasajos y francachelas son cubiertas con todo lujo de detalles y nombres propios en negrita en prensa semanal y diaria, seria y del corazón, por sus periodistas amigos, tampoco vamos a ser menos el rojerío que también tenemos nuestras fiestas con periodistas incluidos para explayarnos sobre detalles de encuentro social.

Así, que se sepa que desde el 17 al 19 de septiembre, miles de amigos, comimos, bebimos, reímos, homenajeábamos, hablamos y nos escuchábamos en un encuentro anual que está demostrando estar por encima de coyunturas políticas, resultados electorales o discusiones internas. Era la Fiesta anual del Partido Comunista de España en la Casa de Campo de Madrid.

Allí pude conocer a Belén Gopegui y hablar de amigos comunes en Cuba que tanto deseaban ponernos en contacto. Estoy deseando empezar su libro «El lado frío de la almohada». También saludé a mis queridos Carlo Frabetti y Vicente Romano, cuyos recientes libros a buen seguro me alegrarán horas de lectura. Estuve muy a gusto con los representantes de las publicaciones Avante (Portugal), Neues Deutschaland (Alemania) y L´Humanité (Francia) en un coloquio en el que nos acompañaban Pedro Marset y el director de Mundo Obrero Ginés Fernández.

Saludé y abracé a mis viejos amigos Patricio Suárez del Partido Comunista Chileno y Jorge Palencia del FMLN, siempre dispuestos a trabajar incansables todos los años en la fiesta. Y a Manuel Blázquez, el omnipresente fotógrafo de Mundo Obrero, que no sé como consigue estar en todos los lugares al mismo tiempo.

Por allí me encontré con Luis Nieto, de Paz con Dignidad y la revista Pueblos, tan familiar él.

Charlé con el lúcido y prolífico Carlos Taibo, Enrique Santiago, Virginia Díaz y tantos otros sobre la situación de Izquierda Unida.

Por supuesto, me tomé un mojito con el combativo Manuel Espinar de la Asociación Haydé Santamaría y le pedí mil excusas por no llegar a tiempo de la presentación de su documental sobre Venezuela. Y hablando de Venezuela, pasé mis buenos ratos con los amigos de la Plataforma de Solidaridad y de los Círculos Bolivarianos, recordando con Patricia Rivas y David Arrabalí los buenos -y agotadores- ratos que pasamos en Caracas en los días del referéndum. Tuve unos minutos para reírme con Lola Sepúlveda de la Red de Apoyo Zapatista, siempre al frente de su stand y Alberto Madrazo de Estrella Roja, con su perpetuo buen humor. También me alegré de charlar con José María Pedreño, del Foro por la Memoria, y felicitarle por su titánico y tan necesario trabajo.

Y, como no, repetí mojito en el pabellón cubano con mis amigos Freddy y Rubén, incansables trabajadores al servicio de una revolución que cada día nos enseña algo nuevo.

Vi rebosante de salud a Julio Anguita y agradecí poder saludar al hasta ahora ausente por Madrid Víctor Ríos.

Interrogué a May Sánchez Seseña y a Susana López sobre los despidos en Izquierda Unida y a Santiago González sobre el Comité de Solidaridad con la Causa Arabe (CSCA). Puede también comprobar la buena publicación que inauguran los amigos de Diagonal, a la que deseo todo lo mejor y ofrezco todo mi apoyo.

Y, como no, me alegró volver a ver a Fernando Blanco, el redactor-jefe de Mundo Obrero, recorriendo sin cesar la fiesta de punta a punta, a Cristina de Quevedo, siempre recordándome la fecha de cierre de la edición y a Mikel Hernández, adherido a la pantalla del ordenador. Y a Guiomar, atendiendo incansable a todos los que nos acercábamos para mil cosas diferentes a las oficinas de la dirección.

Por supuesto también compartí buenos ratos con mis compañeros de Castilla-La Mancha, que espero me perdonen no les echara una mano en el stand.

Y saludé y escuche a decenas de buenos amigos que me regalaron sus oportunas críticas o felicitaciones por mis textos, me preguntaron por Rebelión y me apuntaron interesantes sugerencias.

Tuve una multitudinaria comida con los amigos y colaboradores de Rebelión, donde no faltó Antonio Terrones y Marga, viejos amigos cristianos a los que siempre me alegro de volver a ver. No cito los nombres porque ya me saldría del espacio adjudicado en la revista Mundo Obrero. Una comida en la que tuve la oportunidad de conocer al argentino guevarista Nestor Kohan quien tuvo el detalle de regalarme su libro «Otro mundo posible». Seguiremos hablando en Caracas en diciembre.

Aunque, habré de reconocerlo, me faltaron horas y fuerzas para charlar con Angeles Maestro y mi amigo y colega Mariano Asenjo. Tampoco pude saludar personalmente al juez Joaquín Navarro y a Miguel Riera de El Viejo Topo, a quien sólo conozco por teléfono y email.

Y así es la Fiesta del PCE, tres días de abrazos, charlas y mojitos, unidos por un ideal compartido. Lo que nunca tendrán las crónicas de sociedad de la prensa del papel couché. Nosotros, en cambio, no hemos prestado mucha atención a los modelitos de los protagonistas, ni a los peinados y joyas de las señoras, somos nuevos en esto de las crónicas de vida social, todo se andará.