Viendo que se va imponiendo, cada día más, entre nosotros el uso de la patriótica expresión «España nos roba», hasta convertirse últimamente en objeto de intensísimos debates parlamentarios, según dicen los medios de comunicación de hoy, y estando en contra de la prohibición del uso de ciertas palabras del lenguaje político por la autoridad que […]
Viendo que se va imponiendo, cada día más, entre nosotros el uso de la patriótica expresión «España nos roba», hasta convertirse últimamente en objeto de intensísimos debates parlamentarios, según dicen los medios de comunicación de hoy, y estando en contra de la prohibición del uso de ciertas palabras del lenguaje político por la autoridad que no es autoridad en esto, he de afirmar, sin embargo, que hablando con propiedad, tal expresión es inadecuada pues no hay ni puede haber Ente de tal entidad que robe a nadie. Como dijo el clásico de otro Ente de entidad parecida, la Historia no hace nada: son los hombres, concretos y singulares, con nombre y apellidos, organizados en clases, grupos, asociaciones, partidos, etc., los que hacen la historia y, por tanto, los que de hecho pueden robar a otros hombres y mujeres (igualmente concretos y singulares, no a Entes abstractos que tampoco son susceptibles de tal cosa).
Pero como veo que hoy en día se tiende a dar más importancia al abuso de tales o cuales expresiones, por motivos políticos, que al buen uso de las palabras, a pesar de lo dicho arriba propongo, desde mi lecho de convaleciente, una solución mediadora, o sea, estrictamente política, a saber: que se permita, e incluso se fomente, el uso de tal expresión, en sede parlamentaria y fuera de ella, siempre con la condición de que la misma vaya seguida o acompañada de otras expresiones, menos euforizantes para los egos del lugar pero igualmente ejemplificantes y sobre todo más concretas, del tipo de la siguiente (es sólo un ejemplo): «¡Menos mal que nuestros compatriotas Millet, Montull, Carulla, Alavedra, Prenafeta, Mas (padre), Carceller, De la Rosa, Colom y demás próceres nos devuelven cada año a los honrados trabajadores de esta nación, cual nuevos Robin Hood, lo robado por los otros!».
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