Para las compañeras del Movimiento Democrático de Mujeres Brevemente, no vale la pena perder más de un minuto. Entrevista a Julio Anguita en La Sexta en pasado sábado 8 de julio. Tarde, muy tarde, a la 1 de la madrugada más o menos. Algunas compañeras y compañeros de PSUC-Viu -estaba con ellas- dejaron un poco […]
Brevemente, no vale la pena perder más de un minuto.
Entrevista a Julio Anguita en La Sexta en pasado sábado 8 de julio. Tarde, muy tarde, a la 1 de la madrugada más o menos. Algunas compañeras y compañeros de PSUC-Viu -estaba con ellas- dejaron un poco antes la fiesta del Treball (¡el 80 aniversario de la fundación del PSUC, el partido de los comunistas de Cataluña!). Tenían ganas de escucharle. No han perdido un ápice de su cariño y admiración critica, no cegada, por el excoordinador de Izquierda Unida.
Segura estoy de que no les defraudaría. Claro, sin caer en lugares trillados, explicando y argumentando sus posiciones, contundente en ocasiones (Blair, Aznar e Irak), apuntado conjeturas y explicaciones de interés sobre los resultados del pasado 26J, cuidadoso en el lenguaje, rápido en las respuestas, con menos seguridades que en otros momentos, etc. En su magnífica línea de estos últimos años. Comparando con otras entrevistas, la matrícula de honor se queda corta. Anunció, además (y creo que hizo muy bien), una retirada no estratégica de los medios. Para ganar tiempo para el estudio, para la reflexión, seguramente también para tener más vida personal y para que le dejemos un poco más tranquilo (sin dejar, claro está, la militancia, el activismo en su organización).
Tras la entrevista, en el mismo programa, la estrella económica de la noche: José Carlos Díez. El tema: las pensiones. Cuenta don JCD cosas más o menos sabidas, construye una disyuntiva excluyente sobre el tema (la anunciada el pasado sábado en el global), comete algún error conceptual, etc. y así, sin venir a cuento, reconstruye sesgadamente la reflexión que había hecho Julio Anguita en la entrevista sobre la UE realmente existente y la eurozona, le hace decir cosas que no había dicho, sostiene sin ningún argumento (sólo el del miedo a lo desconocido) que salir de la zona euro implicaría una hecatombe en el asunto discutido y llama a Anguita, sin más consideraciones, descerebrado. No rectifica, el presentador no le dice ni pío y a seguir, que en Sevilla vive un tal Revilla.
Un profesor, un economista exquisito, alguien que va de intelectual, un tertuliano más que próximo al PSOE que se las de riguroso, llama «descerebrado» a un ciudadano que no puede replicar y no pasa nada. Una tiene la tentación de usar el insulto en sentido inverso pero no lo haré. No todas estamos hechas de la misma pasta. Sí que diré que las falacias ad hominem, los insultos en concreto, no valen un pimiento en el debate político-intelectual y que dicen muy poco, o mejor, me rectifico, dicen mucho del que las formula y no rectifica ni pide disculpas.
Como dirían Sokal y Bricmont, son imposturas que acaso, en el caso de don José Carlos Díez por ejemplo, tengan un plan oculto y aspiren a algún futuro cargo ministerial cuando la ocasión se preste a ello. Al servicio de la voz y los planes del amo.
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