El reconocimiento político de representantes guerrilleros que dialogan con el gobierno colombiano en La Habana devino importante paso adelante en la fase exploratoria que adelantan ambas partes con vistas a una eventual agenda de paz. «El acuerdo crea un clima de confianza necesario para avanzar», comentó a IPS una fuente cercana a las conversaciones que […]
El reconocimiento político de representantes guerrilleros que dialogan con el gobierno colombiano en La Habana devino importante paso adelante en la fase exploratoria que adelantan ambas partes con vistas a una eventual agenda de paz.
«El acuerdo crea un clima de confianza necesario para avanzar», comentó a IPS una fuente cercana a las conversaciones que sostienen desde el viernes 17 el gubernamental comisionado de Paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, y el jefe militar del izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN), Antonio García.
En un comunicado, Restrepo y García anunciaron el viernes que el gobierno de Álvaro Uribe «reconoce la calidad de Miembro Representante a los integrantes de la delegación del ELN, de conformidad con la ley 782 de 2002».
La figura jurídica da garantías de seguridad para García, Francisco Galán, comisionado del ELN en los contactos de paz y Ramiro Vargas, también miembro del Comando Central de esa guerrilla, participantes en las pláticas con Restrepo previstas hasta el martes 28.
«El hecho implica un reconocimiento gradual de que en Colombia existe un conflicto», dijo García. El jefe guerrillero añadió que a partir de ahora, su delegación tendrá también «un poco más de movilidad» para poder «interactuar con la comunidad internacional».
A su vez, Restrepo aseguró que los tres guerrilleros cuentan a partir de este momento con «una especie de ruedo de protección que permite la ley colombiana», para no ser capturados y por supuesto contar con todas las garantías que brinda el Estado para el desempeño de su labor.
La declaración pública rompió una semana de silencio sobre el desarrollo de las conversaciones, que pasaron por momentos de tensión, y ratificó que el eje central de la actual fase de diálogo apunta al «tratamiento de los temas relacionados con la agenda y el diseño general del proceso de paz».
En esa voluntad, se creó un mecanismo alterno y complementario a la mesa del diálogo para discutir y dar solución a problemas que surjan en el curso de las conversaciones. «Esto permite sacar del diálogo problemas coyunturales y concentrarse en lo esencial», dijo la fuente consultada por IPS.
Ese «mecanismo alterno» es simultáneo a la mesa de diálogo y complementa los esfuerzos de ésta, con el propósito de aclimatar confianza, y al que se recurrirá cuando se presenten «situaciones difíciles» que pongan en peligro el objetivo central de las pláticas.
«La incorporación de la comunidad internacional, como testigos, en el tratamiento de las dificultades iniciales ha permitido darle estabilidad a la mesa de diálogo, despejando así el camino para continuar el trabajo del diseño del proceso y de construcción de la agenda», indicó el comunicado.
El texto está firmado por diplomáticos de los tres países acompañantes del proceso, el español Carlos Gómez-Múgica, el noruego Martin Tore Bjorndal y el suizo Didier Pfirter, además del representante de Cuba, Luis Hernández Ojeda, como nación anfitriona.
A juicio de Restrepo, tanto los países acompañantes como Cuba, donde también se celebró una primera ronda de conversaciones en diciembre, «empiezan a jugar un papel activo» que no tenían al inicio de la fase exploratoria.
Admitió además que hubo temas «difíciles y espinosos» tratados en estos días, pero prefirió no abundar en detalles. «Hemos enfrentado momentos difíciles y como resultado de haber abordado esas dificultades tenemos hoy procedimientos más consolidados, que nos permiten decir que la fase exploratoria se estabiliza (.) y hay mayor confianza».
Previo al comienzo de sus conversaciones con Restrepo, el jefe militar del ELN sostuvo encuentros con delegados de organizaciones sindicales, indígenas y campesinas y con estudiantes universitarios que buscan mayor participación en el proceso a través de la Casa de Paz, iniciativa civil que ha impulsado el diálogo.
Seguidores del difícil y complejo proceso advirtieron desde un comienzo que la cercanía de la campaña electoral en Colombia influiría quizás negativamente en el desarrollo del diálogo.
El cronograma electoral prevé la renovación del parlamento el 12 de marzo, y comicios presidenciales el 28 de mayo, de cuyo resultado depende la celebración de una segunda ronda un mes después. El derechista Uribe aspira a cumplir un segundo mandato.
Sin embargo, para García es «importante» desarrollar un escenario de diálogo en medio de los comicios, pues coloca la cuestión de la paz en el centro de la agenda política de todos los candidatos.
«Quiere decir que la guerra no es viable para el proyecto futuro de Colombia, sino la búsqueda de paz con participación de la sociedad, creando escenarios democráticos», dijo a periodistas en días previos al comienzo de su ronda de reuniones con el gobierno.
El ELN, con unos 4.500 combatientes, es la segunda guerrilla izquierdista después de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ambos fundados en 1964, pero con orígenes diferentes.
El ELN se inspiró en la Revolución Cubana y en la católica Teología de la Liberación, y muchos de sus miembros fueron y son intelectuales. Las FARC, de orientación comunista, tienen una fuerte raigambre campesina y sus fuerzas provienen de la guerra civil de mediados de los años 40. El investigador canadiense James Brittain les atribuía 46.000 efectivos en 2004.
En el conflicto colombiano actúan además escuadrones de la muerte estrechamente ligados al narcotráfico, que desde fines de los años 80 se presentan como ejércitos locales agrupados como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ahora en proceso de desmovilización de buena parte de sus efectivos, unos 10.000, la mitad de su pie de fuerza, según ellas.
La Organización de las Naciones Unidas considera que las AUC han sido responsables de 80 por ciento de los crímenes y masacres en la guerra colombiana.