Fue todo un detalle que un líder de un partido emergente como el líder de Podemos pusiera todo el foco de la atención en una localidad como Puertollano, una localidad castellano-manchega de escasos 50.000 habitantes que está sufriendo con especial virulencia la crisis y el drama del desempleo, y en un conflicto socio-laboral que se […]
Fue todo un detalle que un líder de un partido emergente como el líder de Podemos pusiera todo el foco de la atención en una localidad como Puertollano, una localidad castellano-manchega de escasos 50.000 habitantes que está sufriendo con especial virulencia la crisis y el drama del desempleo, y en un conflicto socio-laboral que se ha estado desarrollando en ella; quizá el más importante de los últimos tiempos, pero no el único ni el de más envergadura que ha afectado a esta ciudad industrial. Sí, claro: ese conflicto es el de los trabajadores de ELCOGAS que, no falte decirlo, han llevado un defensa y lucha ejemplar de sus puestos de trabajo que aún continúa: el juicio del ERE de ELCOGAS se celebra este 12 de Mayo y se lucha por que las grandes empresas que participaban en el proyecto -Endesa e Iberdrola- recoloquen o reubiquen a los trabajadores de esta planta térmica; aparte de que como decía la pancarta «ELCOGAS resiste» y unos de los frentes de lucha sea que se reabra la central en un futuro próximo.
Ahora bien, ELCOGAS es un proyecto pionero, lo fue allá por los años 90 cuando se construyó, pero actualmente es, en el mejor de los casos, de las centrales térmicas de carbón más eficientes e innovadoras; pero no un modelo de ni de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero -los que producen el cambio climático- ni un modelo de país comprometido con el medio ambiente y con el futuro del planeta. Es verdad que proyectos como ELCOGAS -al menos así se decía oficialmente- han reducido al máximo las emisiones de partículas y prácticamente sólo emitía CO², pero también es verdad que si esa es la panacea y el modelo no vamos a conseguir frenar ni un ápice el calentamiento global, aunque sólo fuera en sus efectos más dramáticos. Es verdad que últimamente ELCOGAS había desarrollado estrategias alternativas de generación de energía -calificables bajo cierto punto de vista como «modelo de investigación y desarrollo»- como la generación a partir de la combustión de biomasa o de la fabricación de hidrógeno, combustible con casi nulas emisiones de CO²; pero cuya extracción del agua (H²O) en la central se hacía «a partir de gasificación de combustibles fósiles». Tampoco es menos verdad que esas alternativas no han llegado a suponer ni mucho menos el 100% de la actividad de la central y que estaban basadas también en la combustión -fósil en el caso del hidrógeno-. El componente fundamental de la central era y seguía siendo la generación de energía a partir de la combustión de carbón y coque de petróleo con altas emisiones de CO², a pesar de los programas de su captura a través de la pre-combustión.
Pero si ELCOGAS representa para usted un modelo de transición energética de alto valor añadido, igual es porque considera que transitoriamente hay que explotar los recursos minerales energéticos o combustibles fósiles menos contaminantes -como el gas natural- hasta que las energías renovables se desarrollen y adquieran mayor rentabilidad. Pero ese argumento es falso por dos motivos: primero porque las energías renovables -la solar y eólica fundamentalmente- son ya la alternativa real y rentable -otra cosa es que, a lo mejor, no sean el modelo favorito de los oligopolios eléctricos-, y segunda porque -en caso de que existiera esa falta de productividad o rentabilidad -que ya hemos dicho que no existe- eso no se solucionaría sino con inversiones en investigación y desarrollo de estas energías, y no con otras medidas encaminadas a potenciar pasos intermedios, transiciones que olvidan que el futuro son las renovables y pueden desde ya ser el presente. Es, por otro lado, un lugar común -en el que esperamos que no se sitúe usted- decir que las energías renovables no son rentables y que se encuentran fuertemente subvencionadas; porque lo que sucede, es más bien al contrario, que lo que está fuertemente subvencionado son los combustibles fósiles. El carbón ha contado con fuertes subvenciones desde siempre y muchas más que las que han llegado a recibir las renovables en toda su historia.
¿Pero qué ha ocurrido entonces? Pues que las energías renovables han atentado contra los intereses creados por la industria del carbón, el status quo y de las compañías eléctricas en cuanto se ha reducido la demanda eléctrica a consecuencia de la crisis económica y la tijera, claro, había que meterla allí donde no había tan fuertes intereses estratégicos como los había en la nuclear o el carbón, acusando a las renovables del déficit de tarifa. Un déficit de tarifa cuya causa se encuentra en las privatizaciones de empresas energéticas y la desregulación del mercado energético, que ha producido suculentos beneficios y dividendos. Claro, se dirá, pero si hay más intereses estratégicos en la nuclear o en el carbón es porque son más rentables: falso. Hay más intereses estratégicos porque la energía nuclear es muy cara pero una vez que las centrales nucleares han sido amortizadas y financiadas a fondo perdido por el contribuyente y el consumidor resultan muy rentables, y el carbón concentra grandes intereses creados en torno a su extracción y explotación que no están dispuestos a perder sus privilegios así como así.
Hablar de las centrales térmicas de carbón, en este caso ELCOGAS, no es hablar de soberanía señor Iglesias: es hablar de un modelo caduco extractivista y contaminador de grandísimas dimensiones que va camino de destruir el planeta tal y como lo conocemos; y que, entre otras cosas, va a convertir España en un desierto de arena -y no únicamente en un desierto industrial a causa del capitalismo financiero, como decía usted en su video a Matteo Renzi-. Pero se vislumbra en sus declaraciones un reciente y obstinado interés de la dirección de su partido por hablar de soberanía en lo relativo a la industria del carbón y eso no nos lleva sino a la cuestión del carbón nacional. Estas industrias -la minería de combustibles fósiles y su explotación- no son un modelo de país: ciertamente parece un error -creemos que está mal asesorado- considerar unos escasos miles de empleos de la minería y las centrales térmicas como modelo de lo que pueda ser todo un país, como puede ser un error hacer de 300 trabajadores de ELCOGAS -143 exactamente son los que se encuentran afectados por el ERE- una cuestión nacional y abanderarlos primordialmente a ellos un 1º de Mayo, día del trabajo y de las/os trabajadoras/es. Tienen derecho a sus puestos de trabajo, sin duda alguna, pero no es menos cierto que si existiera voluntad política hubieran podido desarrollarse alternativas energéticas limpias que les hubieran dado posibilidad de desarrollar su trabajo en iguales condiciones o incluso mejores. Puertollano necesita muy especialmente -aunque eso debamos dejarlo para otro artículo- de un verdadero Plan Marshall pero basado en las energías renovables, no en las energías de transición o apelando a la falsa sostenibilidad y viabilidad de los modelos de generación energéticos sucios y contaminantes.
Probablemente estemos de acuerdo en que no haya que dejar de producir carbón nacional cuando se importa del extranjero, aunque este último sea más barato y a menor coste. Pero lo que hay que dejar de hacer ante todo es consumir carbón de cualquier clase, ya sea más barato o menos, ya sea de producción nacional o no, ya haya reservas de carbón para 200 años o no; porque el planeta no va aguantar tanto y porque no existe eso de «un carbón sostenible». Máxime cuando hay alternativas viables, rentables, verdaderamente limpias y que emplean a un tanto por ciento mayor de trabajadores que sus competidoras sucias; pero que exigen una cosa señor Iglesias valentía y coraje político para apostar por un modelo que nos lleve por el camino del crecimiento sostenible y bajo en carbono que luche, sí, por la soberanía energética, pero de los recursos energéticos inagotables y que están en la misma naturaleza: el sol, el viento, etc. Pero exigen también un modelo que luche también contra la catástrofe climática que se avecina y que cada día que pasa, sin que tomemos las medidas necesarias y que están a nuestro alcance, multiplicará exponencialmente sus dramáticos efectos para la flora, la fauna, el ser humano y el medio ambiente en general. Aunque lo mismo que decía Marx con respecto a las crisis del capitalismo vale también para la crisis climática: el diluvio siempre después de mí.
Le animo desde aquí a unirse firme y decididamente a la lucha contra el cambio climático y a cuidar, parafraseando al Papa Francisco, el jardín que le ha sido regalado al hombre. Es verdad ,sí, que como usted dice «defender a nuestro país es defender a los trabajadores» pero no es menos verdad que, aún siendo la primera prioridad, también y al mismo tiempo, hay que cuidar las condiciones de posibilidad de planeta y de la vida en él, y que la voluntad política -inapelable y firme- que consideramos que debe tenerse de aprovechar las fuentes de energías renovables debe conducir a una inmediata reconversión primero de los empleos -sin que se pierda uno solo de ellos e intentando llegar al pleno empleo- y segundo de los sectores productivos de la economía, fundamentalmente de la generación de energía. Estamos hartos ya de oír hablar de transición, ya sea política o energética: ha llegado la hora del cambio, esperemos que la hora del cambio energético venga también de la mano de su partido y las confluencias. Ciertamente «todo lo bello y lo necesario sale de los trabajadores» como decía Marcelino Camacho: tenga usted voluntad política de hacer que los trabajadores no dependan para subsistir de trabajos e industrias contaminantes que destruyen el planeta, eso es política. Política que, también, hacen los trabajadores; pero que es, ante todo, la labor de sus representantes políticos, entre ellos usted.
Jesús García de las Bayonas Delgado. Miembro de la Mesa de Coordinación Provincial de EQUO Ciudad Real, inscrito también en Podemos y residente en la comarca de Puertollano.
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