«Ganar o morir», es un libro de teoría política del que Pablo Iglesias es su coordinador, ya que son muchas las firmas, de aquella eran amigos y fundadores de Podemos, que en él escriben. Data de 2014, en pleno apogeo del partido morado. Hay que decir que el libro, todo él, está hecho en función […]
«Ganar o morir», es un libro de teoría política del que Pablo Iglesias es su coordinador, ya que son muchas las firmas, de aquella eran amigos y fundadores de Podemos, que en él escriben. Data de 2014, en pleno apogeo del partido morado. Hay que decir que el libro, todo él, está hecho en función y análisis de la serie «Juego de Tronos». El capítulo cuarto está escrito por Iglesias y se titula «Boxeo y ajedrez…» Dice, que en la política del boxeo, el poder es poder y en la política del ajedrez, el poder es una sombra.
En mi opinión, Pablo Iglesias está jugando al ajedrez, ya que para boxear ha quedado muy mermado de fuerzas para subir al cuadrilátero político. En este juego de las 64 casillas, lleva perdiendo muchas piezas, unas porque las jugó pésimamente, otras porque las movió hacia el sacrificio pensando estratégicamente en ganar la partida. Ahora, al final de la misma, Pablo Iglesias está una posición llamada «zugzwag» que es en la que el jugador al que le toca mover la pieza se encuentra en un situación que tiene necesariamente que mover, es obligado, con el resultado de que cualquier movimiento que haga empeora su situación. De ahí la semejanza ajedrecística comentada, pues parece que cualquier movimiento que haga es perjudicial para él y su formación política. Pero, aun así, tiene que mover pieza.
Veamos, desde mi opinión. En el supuesto que la pieza vaya a la casilla de pacto con el PSOE, siempre que los socialistas lo acepten, ya arrostra un peligro más que potencial, que es la posibilidad de que el PSOE no se avenga, por ejemplo, a derogar la ley laboral o la ley de educación… Esa posibilidad ya tendría una traducción negativa hacia la credibilidad de Podemos y de él mismo en el futuro. Se sabe que el posible pacto está teniendo oposición desde la propia organización y sus teóricos. Ahí están los anticapitalistas, junto con Manuel Monereo y otros, sin olvidar la última de Rufián de ERC, amigos de Podemos.
Si la pieza se mueve hacia no pactar, no porque él lo quiera, sino porque desde el PSOE lo quieren, podría haber una amenaza de repetición de elecciones ya que Sánchez no sería investido, como ya apuntan voces de Podemos. Esa situación en el tablero sería negativa según constatan algunos analistas que además daría, según ellos, la victoria aplastante al PSOE, con el consiguiente castigo a Podemos. Rajoy, fue el ejemplo.
Pablo Iglesias mueve la pieza de la oposición y acepta el papel de ser «cabeza de ratón». Estado también negativo y que no parece gustar a Iglesias, ya que entiende sería un perjuicio para las expectativas que se ha propuesto desde la fundación del partido. Todo impregnado por la contestación de algunos barones territoriales que le culpan del fracaso en este ciclo electoral. Hay gente posibilista y favorable a la coalición y también hay gente que siguen considerando que el PSOE es un tapón para el cambio y un enemigo a batir. No olvidemos que las tesis de Vistalegre II, aún vigentes, apuntan en esta dirección. La contradicción entre Vistalegre y la entrada en el gobierno es manifiesta. Pero la política, como el mismo Pablo la define, es boxeo o ajedrez. Así que haga lo que haga Pablo Iglesias lo va a hacer mal, no porque intrínsecamente sea así, y él lo quiera, sino porque todas sus opciones chocan con una parte del electorado que le exige que pacte con el PSOE y con la otra que le dice que de pactos nada.
La situación de Pablo Iglesias, sinceramente, no es envidiable ni mucho menos, castigado como está por las acusaciones de culpabilidad en el fracaso de este último ciclo electoral, adobado con su proverbial autoestima, recordemos que «no le gusta perder ni a las chapas», hace que haga lo que haga empeorará su situación. En fin, ¿tirará Iglesias el rey?
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