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Palabras de Alfredo Guevara, en la Inauguración del 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Lationamericano de La Habana

Fuentes: Cubadebate

Hermanas y hermanos, cineastas y cinéfilos de América Latina y de todo el mundo, y sí, de América Latina, de Cuba. Parece un sueño y es realidad tangible, inauguramos hoy el 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ¡el 32! Y no son ni esa cifra ni el Festival que llega, ya corpóreo, lo que […]

Hermanas y hermanos, cineastas y cinéfilos de América Latina y de todo el mundo, y sí, de América Latina, de Cuba. Parece un sueño y es realidad tangible, inauguramos hoy el 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ¡el 32! Y no son ni esa cifra ni el Festival que llega, ya corpóreo, lo que más importa, lo que importa es saber que permanecemos unidos y solidarios, enamorados de la imagen siempre renaciente y entusiasmante de Nuestra América, de este continente y de estas islas cuya realidad es tan diversa y sorprendente que todo lo supera anunciándose dueña del infinito aun en la inmediatez, dueña parece Nuestra América de todas las iluminaciones hasta ayer privilegio del místico. Y en quién sino en los jóvenes cineastas, los renovadores, los que todo inauguran, esa iluminación que todo entrega en un instante y que hace su aparición para la imagen fílmica que resume, descarta, revela, se hiende, desvanece, insulta, conmueve y puede, a veces, hasta devenir símbolo o mito. Eso es lo que nos llega en tantos tantos filmes un año y otro año, y en todos los años, confirmando que la libertad y la esperanza solo pueden tener un marco que por definición es un no-marco, la diversidad.

De la diversidad se trata, de esa riqueza de verdad infinita, ilímite, de la vida real, del mundo real, y como es natural, del más inmediato. Del que nos toca vivir. Son muchas las preguntas que me hago en el hoy de América Latina y porque de América Latina, de Cuba, mi más cercana patria y país Sede. ¿Qué lección ha de darnos, de inmediato, la emergencia renovadora, a veces revolucionaria, a veces tímida, a veces audaz, a veces temeraria, a veces profética, a veces soñadora, a veces inesperadamente aleccionadora y como de refundación identitaria, e identitaria siempre, de una u otra forma, porque siempre empeñada en salvar o recuperar el rostro más auténtico, que es como decir afirmarse en la dignidad?

En este 200 Aniversario de las Independencias Latinoamericanas esta marea renovadora parece nuevamente incontenible, y conduce más allá de las formas y los límites, desde la raíz al reencuentro de América Latina con América Latina; y en cada obra de sus artistas, de sus pensadores, y en cada acción que las acompaña y por ellas es acompañada, recuerdo el origen mismo del Movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano, la época en que se descubrió a sí mismo y recuerdo siempre presentes a los héroes y mártires y ejemplos de invención estético-humanística que le dieron legitimidad histórica a nuestro Movimiento. Hoy son otras las formas, esas esencialidades sutiles, aparentemente invisibles que sin embargo recorren caminos similares porque son fundacionales. Es que cada circunstancia entrega sus recursos, idiomas que pueden ser distintos porque empeñados en resistir el desgaste. Resistirlo y enfrentarlo; esa es clave de la vitalidad del Festival.

Nosotros, los cubanos les recibimos, hermanas y hermanos de América Latina y el mundo, cineastas, cinéfilos, envueltos en nueva vorágine, dispuestos a muy profundamente transformar nuestro modelo económico-productivo y para hacerlo aspectos que llamaré fundamentales de la estructura de nuestra sociedad. A veces resumir es no solo difícil sino peligroso. Puede empobrecer aquello que quisiéramos decir, transmitir. Acudiré por eso a apoyarme en expresiones que aunque exigen mayor desarrollo pudieran provocar en ustedes curiosidad suficiente como para satisfacer más tarde en documentos más centrados y exhaustivos esa inquietud.

La Revolución cubana que en 1959 pudo declarar con sano orgullo a nuestro país «Territorio libre de América» y poco después «Territorio libre de analfabetismo»; y sin que mucho tiempo transcurriera pudiese proclamar «la primera derrota del Imperio en nuestras tierras de América»; y más tarde la del Apartheid en África; con más de 1 millón de universitarios y cientos de miles de ciudadanos, ciudadanos de veras, porque entregan el saber que adquirieron a la solidaridad humanitaria, en profesión de espiritualidad humanista por América toda, y por África; esa, aquella, esta Revolución, se impone ahora desestatizar la Sociedad Cubana, liberarla del espíritu burocrático-estatal que todo lo corrompe.

Entre nosotros estáis, en los días iniciales de una experiencia social que hará historia. Es, en nuestro mundo, ocasión deslumbrante en que una Revolución, de vocación y en el camino socialista, se rebela, desde dentro, revolucionándose contra el riesgo de verse devorada por el espíritu soporífero-conformista-estatal que suele encarnar en burocracia, inmovilista siempre y siempre improductiva.

Nos revolucionaremos en orden, tras reflexión y elección calculada, facilitando la participación de todos, escuchando, aprendiendo, alertando, organizando nuestras acciones y rechazando de entrada a los que pretenden empujarnos de nuevo hacia los dos nefastos abismos: la neocolonia ya vivida y la brutalidad capitalista por no pocos de ustedes conocida. El antídoto es muy simple: el poder, el pueblo. En fin, olvidad mis palabras y leed, acercaos a los textos que hoy todo el pueblo estudia y que ya se discute.

Queridas hermanas, queridos hermanos, esperaba este instante con ansia extrema y emoción no contenida, qué maravillosa ocasión para decir a Fidel que nos viene alertando de riesgos que sólo nosotros podemos resolver; la Revolución que decide renovarse a fondo, rejuvenecer y dar nueva vida a la Sociedad y a la creatividad persona a persona, no encontrará corrupción ni capitulación desde dentro; lejos de ello nos permitirá ofrecer otro ejemplo de audacia y firmeza revolucionaria; de audacia intelectual-política.

Siempre el idioma. Se dice que Shakespeare se sirvió en el conjunto de su obra de más de 40 mil vocablos superando a Cervantes y a Moliere, a Goethe y a Pushkin. Como no he contado nada afirmo. Puedo afirmar sin embargo que con sólo cuatro palabras pudo definir lo más esencial en la vida «ser o no ser». Aquí, ahora, bien definidos por la opción «ser». Por ese «será» que anda cercano y en que queda envuelto nuestro pueblo y quisiéramos queden ustedes envueltos de algún modo, porque lección de reafirmación, de re-despegue revolucionario renovador y porque inédita, igualmente liberación de uno de los mayores riesgos que la historia prueba como silenciosamente demoníaca y devoradora de revolucionarios y revoluciones, la Burocracia, esa silenciosa hidra que no solo deforma sociedades y personas sino que se adentra en las conciencias paralizándolas.

Que alegría pensar, sentir; ver ya, que el 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano tiene lugar en un marco de intensa vida espiritual-política de nuestra Sociedad, cuando todo el pueblo en democracia ateniense discute su propio destino, se hace escuchar, propone, analiza y hasta descubre nuevos problemas y ojalá que soluciones. Serán así dos Festivales, el del cine, y el de experiencia salvadora. La desestatización y el control del futuro contiene el germen de la Sociedad renovada y, para nosotros, socialistas, el de un Socialismo Renacentista y que quisiera artista, cultor de la Belleza.

Hermanas y hermanos de América Latina, cineastas y cinéfilos, amigos todos, declaro abierta esta fiesta de la inteligencia y la solidaridad fraterna que queremos ser y será el 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. 

http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/12/03/la-marea-renovadora-en-america-latina-parece-incontenible/