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El acto tuvo lugar el pasado viernes 4 de junio en la Casa de las Américas

Palabras de Aurora Díaz Valdivia en la inauguración de la exposición Amanece sobre Haití de la pintora cubana Bertha Dora Lemus

Fuentes: La Ventana

Con la presencia del Excmo. Embajador de Haití en Cuba, señor Jean Victor Généus, y del Consejero Cultural de esa sede en La Habana, Jean Maxius Bernard, quedó inaugurada el viernes último la exposición Amanece sobre Haití, de la artista autodidacta cubana Bertha Dora Lemus, en la Galería Mariano de la Casa de las Américas.

Con la presencia del Excmo. Embajador de Haití en Cuba, señor Jean Victor Généus, y del Consejero Cultural de esa sede en La Habana, Jean Maxius Bernard, quedó inaugurada el viernes último la exposición Amanece sobre Haití, de la artista autodidacta cubana Bertha Dora Lemus, en la Galería Mariano de la Casa de las Américas.

La actividad forma parte del programa iniciado por la institución bajo el nombre de «Ayiti Cheri», y que celebra la riqueza de la cultura del país caribeño, azotado a inicios de este año por un devastador terremoto.

La Ventana reproduce a continuación las palabras del catálogo de la muestra.

CON MANOS DE COLORES

por Aurora Díaz Valdivia

Conmovidos por la tragedia ocurrida en Haití, y uniéndonos al tema que dio inicio al año en la Casa de las Américas con la muestra De Haití a México: revoluciones en (bi)centenario, la Galería Mariano desea rendir homenaje a su gente, cultura y auténtico arte popular. El proyecto de exposición que hoy se exhibe bajo el título Amanece sobre Haití nació de una problemática definición sobre arte naïf. Desde el primer encuentro con la artista, admiradora de la pintura haitiana, se fraguó la idea de este merecido tributo al pueblo caribeño.

Bertha Dora Lemus, enamorada del proyecto, comenzó a investigar sobre la cultura haitiana y en pocos meses concibió trece óleos. Maestra de profesión, se inicia en la pintura después de su retiro como pedagoga. Autodidacta incansable, utiliza métodos en la creación como si estuviera planificando una clase. Su pintura resulta una lección de vida que recarga de maternal didactismo cual narradora de un mundo mágico.

Su estética posee elementos de contacto con las obras de Roland Blain, Préféte Duffaut, la familia Obin y otros importantes nombres que representan lo que se ha denominado la Escuela Haitiana de pintura popular. La manera de expresarse a través de la explosión de color con la imaginativa composición de fauna y flora exóticas, decoran hasta llenar todo espacio vacío.

Así se caracteriza la pintura de Bertha, quien concibe ambientes dominados por mujeres, colocadas como auténticas protagonistas del universo. Figuras que se entregan con pasión y descargan toda la energía en sus acciones cotidianas; filosofía de vida de la artista que se transpira en cada línea de su obra.

Ha creado un repertorio de féminas inspiradas, según dice, en las mujeres de pueblo que son protagonistas del lenguaje popular, la comida, la moda, el baile y el aroma del trópico. Le interesa plasmar el comportamiento social en grupos, el trabajo solidario entre ellas que aflora sobre todo en situaciones límites. Bertha las pinta sin detallar sus fisonomías. Lo importante es captar la expresión de sus cuerpos, metáfora de sensualidad y fertilidad, como si todo el tiempo la mujer caribeña condujera su vida bailando. Verdaderas heroínas, sus damas, a la manera de un teatro, se contonean con graciosas posturas exageradas.

Puede que la defensa del género a ultranza sea un refugio de sus experiencias personales, pero ello le ha permitido elaborar una estética original. Asimismo, al ser la cultura popular su fuente de inspiración, no se puede soslayar la religiosidad. Sus mujeres se convierten en orishas, loas, diosas.

Como artista popular, no puede escapar del expresionismo del color y el alto valor del ornamento como un personaje más dentro de la composición. Narra su ansiedad ante el horror vacui que la invade y la domina totalmente. Ese temor al vacío que padecen los pintores populares constituye el gran valor de su creación, donde el más mínimo espacio en blanco es sustituido por inverosímiles figuraciones.

Amanece sobre Haití brinda una visión esperanzadora en la reconstrucción de ese país después de los desastres de los terremotos. En el cuadro que lleva igual nombre aparece Erzulie como la redentora, la milagrosa que endulzará lo amargo de la existencia. En piezas como «Mackandal» se respira un ambiente nacionalista, por la referencia al personaje, símbolo de lucha, de supervivencia. A modo de hilo conductor de la muestra, se erige la religión vudú con la escenificación de algunos de sus más importantes rituales. Sus diosas, personajes centrales que guían el espíritu de las mujeres haitianas, son herederas de una cultura inigualable en la región caribeña, imposible de arrasar ni con los embates de la naturaleza.

Ese es el mensaje para Haití, de anhelos y sueños, pero también de sacrificios y abnegación hacia el trabajo, aun ante la triste imagen de un ambiente devastado. Así lo narra la impresionante tela «Fa-destino», los polos opuestos de la existencia humana. Pintura que imita la técnica del patch work, coloca al centro una «iniciada» a quien las tejedoras de los hilos de la vida le predicen lo positivo y lo negativo de su paso por este mundo.

Para la Galería Mariano, Amanece sobre Haití abre nuevos horizontes en la promoción de la pintura popular, en la concepción de proyectos inclusivos que ofrezcan una visión plástica de la cultura latinoamericana. Para Bertha Dora Lemus, ha sido una oportunidad de mostrar su obra, posibilidad poco común para artistas sin formación académica. Esta exposición-homenaje a la cultura popular haitiana pretende además reconocer a una pintora nada ingenua, que enseña como eterna maestra con sus manos de colores.

http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=5537