La cancillería israelí creó un equipo de guerra en internet como parte de su presupuesto annual. (…) A una treintena de kilómetros de la prisión de Beer-Sheva -donde los pasajeros de la flotilla Libertad para Gaza fueron brevemente detenidos después del sangriento asalto del pasado 31 de mayo- se encuentra la instalación de espionaje electrónico […]
La cancillería israelí creó un equipo de guerra en internet como parte de su presupuesto annual. (…) A una treintena de kilómetros de la prisión de Beer-Sheva -donde los pasajeros de la flotilla Libertad para Gaza fueron brevemente detenidos después del sangriento asalto del pasado 31 de mayo- se encuentra la instalación de espionaje electrónico más importante de Israel.
Palestinos e israelíes utilizan los medios de comunicación como nuevo campo de batalla para ganarse a la opinión pública internacional. Israel lideró el camino durante décadas con la ingeniosa y profesional «Hasbará» (en hebreo, «esclarecimiento»), su maquinaria de propaganda. Esta fue operada desde sus consulados y embajadas alrededor del mundo, con acceso privilegiado a los medios internacionales. Sin embargo, en los últimos años, la opinión mundial se ha vuelto cada vez más crítica de Israel, en especial de su trato a los palestinos, tanto en los territorios ocupados como dentro de sus propias fronteras.
Detrás de las legiones de aparentes ciudadanos comunes y corrientes que apoyan a Israel y hacen sentir fuertemente su presencia en cartas a los periódicos, programas de radio y sitios de Internet, hay mucho dinero y campañas cuidadosamente orquestadas desde Tel Aviv. Los periodistas más críticos de Israel han sido objeto de estas maniobras. Pero los palestinos aprenden rápido estas armas de guerra, y están prontos para responder.
Durante el feroz ataque militar contra Gaza en 2008 y 2009, una horrorizada comunidad internacional vio como las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) mataban a más de 1 400 palestinos, la mayoría de ellos civiles, acorralados y sin lugar para esconderse. Fue en este punto en que Israel aceleró su Hasbará. La cancillería israelí creó un «equipo de guerra en Internet» como parte de su presupuesto anual. Más de 150 000 dólares fueron destinados a las etapas iniciales de esta ofensiva propagandística llevada a cabo por los departamentos de relaciones públicas del gobierno, así como por organizaciones y grupos privados. Su misión: contrarrestar la publicidad negativa en los medios. El equipo especial estaba integrado por universitarios y ex soldados con fluidez en varios idiomas y expertos usuarios de Internet. Se les pagó para navegar en la red y difundir opiniones positivas de Israel.
Ilan Shturman, subdirector de la cancillería israelí, dijo en una entrevista con el periódico de negocios Calcalist el año pasado que su equipo trabajaría en forma encubierta. «Durante la Operación Plomo Fundido -contra Gaza-, apelamos a las comunidades judías en el exterior para que, con su ayuda, reclutáramos unos miles de voluntarios que se unieran a los ya existentes en Israel», explicó. «Les dimos un poco de contexto y materiales sobre la Hasbará, y los enviamos a representar los puntos de vista israelíes en los sitios web y en las encuestas de Internet», añadió.
Estos activistas trabajaron en estrecha cooperación con la iniciativa «Dé a Israel un apoyo unido», que ofrecía a los voluntarios un programa informático llamado Megaphone. Unos 50.000 activistas descargaban el programa, que enviaba un alerta a sus computadoras cuando un artículo crítico de Israel era publicado en la web. Luego respondían bombardeando el sitio con comentarios pro-israelíes.
El espacio de las FDI (fuerzas de defensa israelí) en el sitio de publicación libre de vídeos YouTube también se volvió muy popular durante la guerra en Gaza, y continúa atrayendo a internautas, aunque críticos cuestionan la exactitud de la información que difunde.
El ataque de comandos israelíes en mayo a una flotilla internacional que se dirigía a Gaza con ayuda humanitaria, y en el que murieron nueve activistas turcos, destacó duras críticas a Israel. Mientras, los palestinos lanzaron la campaña «Boicot, desinversiones y sanciones» contra intereses del Estado judío.
Hace una semana, la cancillería israelí inauguró una conferencia que incluyó a 170 expertos legales de 32 países. Llegaron específicamente para discutir formas de enfrentar las críticas a la ocupación de los territorios palestinos y el trato dado los civiles árabes. La conferencia se concentró en presentar el caso de Israel en relación con el derecho internacional, así como en métodos para adaptar los argumentos legales del país ante la comunidad mundial.
Estas iniciativas de la cancillería son apoyadas por dos grupos de derecha, el movimiento de colonos Consejo Yesha de Asentamientos y la organización juvenil Israel Sheli, que recientemente lanzó una campaña para modificar los contenidos de la enciclopedia de edición libre en la web Wikipedia a favor de su ideología. El Consejo anunció que «el mejor editor sionista», que pudiera incorporar la mayor cantidad de cambios en Wikipedia, ganaría un viaje en globo aerostático por Israel.
Pero la otra parte no se queda de brazos cruzados. El presidente de la Asociación de Periodistas Palestinos, Abed Nassar, llamó a las instituciones de su país a trabajar para que las páginas de Wikipedia tuvieran un contenido más favorable a la causa árabe.
Todavía está por verse si Israel será capaz de silenciar por completo a sus críticos, considerando cuán fácil es el acceso a internet y la rapidez y libertad con que se opera en comparación con los grupos de medios establecidos. Las autoridades israelíes también afrontan una campaña interna de parte de sectores de izquierda. Aparte de la regular participación de israelíes en las manifestaciones de Cisjordania contra la ocupación y contra la expropiación de tierras árabes, académicos y escritores ahora se suman al boicot. La semana pasada, 60 artistas de teatro anunciaron que se negarían a actuar en un nuevo centro cultural construido en el asentamiento judío cisjordano de Ariel. El lunes, más de 150 académicos y varias decenas de escritores y artistas firmaron cartas de apoyo al boicot.
Le Monde Diplomatique desvela la mayor base israelí de escuchas En el número de septiembre de Le Monde Diplomatique, el periodista neozelandés Nicky Hager desvela la existencia de una de las mayores estaciones de escucha del planeta con el título: «Aquí trabajan los espías israelíes.» Al Manar TV, 6 de setiembre de 2010 En el nombre de la lucha contra el terrorismo, varios países han desplegado sistemas de escucha fuera de todo control judicial. La red Echelon, la más célebre de ellas, está vinculada a EEUU, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. A una treintena de kilómetros de la prisión de Beer-Sheva -donde los pasajeros de la flotilla Libertad para Gaza fueron brevemente detenidos después del sangriento asalto del pasado 31 de mayo- se encuentra la instalación de espionaje electrónico más importante de Israel. Esta base, cuya existencia no había sido desvelada hasta ahora, cuenta con líneas de antenas por satélite que interceptan llamadas telefónicas, correos electrónicos y otro tipo de comunicaciones de Oriente Medio, Europa, Africa y Asia. La interceptación de comunicaciones telefónicas y electrónicas que transitan por satélites o por ciertos cables submarinos en el Mediterráneo es llevada a cabo por la Unidad 8.200, una estructura de información poco conocida, pero que está dotada de medios importantes. La publicación cita a un antiguo soldado que sirvió en la base y que declaró a Le Monde Diplomatique que potentes ordenadores han sido «programados para detectar palabras y cifras» en las conversaciones telefónicas, emails y otras formas de comunicación. Los datos descifrados son enviados para su análisis en una base de la Unidad 8.200 cerca de Herzlia (en el norte de Tel Aviv) y luego son transmitidos al Mossad y a las unidades del Ejército israelí. El antiguo soldado precisó que su trabajo consistía en interceptar las llamadas telefónicas y los emails en inglés y en francés. «Era un trabajo muy interesante, que estaba centrado en la localización e identificación de «comunicaciones no rutinarias,» declaró a Le Monde Diplomatique. El trabajo de espionaje se efectúa mayoritariamente desde esta instalación situada al borde del desierto del Neguev, a unos 2 kilómetros al norte de la localidad de Urim. Los informadores de la publicación trabajaron en los servicios de inteligencia israelíes y conocen esta base de primera mano. Ellos describen las líneas de antenas de satélite de diferentes tamaños y también la carretera 2.333 que conduce a la base, los edificios y los barracones. Vallas altas, barreras y perros protegen el recinto. Las imágenes por satélite del sitio resultan claras. Se pueden distinguir sin dificultad todos los elementos característicos de un puesto de observación electrónica. Un gran círculo en los campos indica el emplazamiento de una antena de búsqueda de dirección (HF/DF) destinada a la observación marítima. La base de Urim fue establecida hace décadas con el fin de vigilar las comunicaciones internacionales que circulan por la red de satélite Intelsat, incluyendo conversaciones telefónicas entre diferentes países. Su actividad también se extiende a las comunicaciones marítimas (Inmarsat) y crece rápidamente. En este sentido, el periódico israelí Haaretz citó especialmente la interceptación telefónica de una conversación entre el antiguo presidente egipcio, Yamal Abdel Nasser, y el rey de Jordania, Hussein Ben Talal, en el primer día de la guerra árabe-israelí de 1967.