Se nos suele contar Caperucita al revés, presentando al lobo del que depende la tensión del cuento como el crecimiento del país (focalizado exclusivamente en el crecimiento de las grandes empresas, por lo que el IBEX lo tenemos hasta en la sopa), y a Caperucita como la creación de empleo, la víctima de este cuento. […]
Se nos suele contar Caperucita al revés, presentando al lobo del que depende la tensión del cuento como el crecimiento del país (focalizado exclusivamente en el crecimiento de las grandes empresas, por lo que el IBEX lo tenemos hasta en la sopa), y a Caperucita como la creación de empleo, la víctima de este cuento. Así se nos habla de que en este país es necesario llegar a un crecimiento superior al 2% para poder crear empleo estable y nos intentan convencer de que dicho crecimiento depende del crecimiento del IBEX. Por lo que se supeditan todos los esfuerzos a aumentar los beneficios de las grendes empresas a costa de despidos (en torno a 20.000 millones de euros para sanear las cajas de ahorro y dárselas a precio de ganga al mercado privado para que aumente así beneficios a costa del despido de miles de trabajadores de las propias cajas de ahorros y de las empresas que las comprarán, justo después de las elecciones, ya gobierne Guatemala o Guatepeor).
Sin embargo resulta que es todo lo contrario: precisamente porque el empleo nunca ha sido estable en este país, sino condicionado excesivamente por los vaivenes de una economía virtual, es por lo que estamos donde estamos, con pan en abundancia para ayer y hambre para hoy. Precisamente porque las grandes empresas quieren no solo mantener sus beneficios sino aumentarlos, lo que se traduce en reducción del gasto a través del despido en masa, como hemos observado hace no mucho con el caso de Teléfonica, donde el despido de miles de personas se ha traducido en un aumento histórico de beneficios, fundamentalmente para los directivos.
Por ello, es justamente el estado el único que puede generar empleo de calidad estable con sus empresas estatales, ya sean rentables o deficitarias, pues aún siendo deficitarias le serán reembolsados al estado los ingresos aportados en forma de impuestos vía IVA, carburantes… y muchos otros. Fundamentalmente a través de la generación del consumo generalizado, que garantiza siempre la circulación y por lo tanto evita un estancamiento o retroceso de la economía, favoreciendo la contratación en la empresa privada para cubrir la nueva demanda de trabajadores públicos con poder adquisitivo para consumir y, por lo tanto, generando así mayor cotización a la seguridad social (tanto de empresarios como de trabajadores nuevos en la empresa privada).
Así vemos que precisamente los países desarrollados que menos están sufriendo la crisis son aquellos donde el estado es la mayor empresa creadora de empleo estable del país. En Suecia o Dinamarca, el número de funcionarios públicos alcanza el 21,1 y 25,7% respectivamente de la población activa. Es decir, uno de cada cuatro o cinco personas en edad de trabajar es funcionario público (mientras que en España lo es solamente el 9,5% de la población activa, uno de cada 10). Esto pueden mantenerlo los países nórdicos porque son aquellos donde más ricos declaran al estado y donde más aportan (entre un 50 y un 55% de los ingresos según el país).
Asegurar un cuarto de la población activa como funcionario conlleva asegurar el consumo y por lo tanto un crecimiento continuado, dado que al haber un cuarto de la población con un consumo continuo asegura el empleo al resto de la población que debe satisfacer la inmensa demanda de ese sector social.
En este caso, la piedra de roseta en esta situación es muy simple: la mayor aportación de las grandes fortunas, más acorde a la relación con el sacrificio aportado por el resto de la sociedad. En resumen, las medidas lógicas aplicables a las grandes fortunas son las siguientes:
– Investigación a las grandes fortunas por parte de la Hacienda pública para que declaren, pues solo declara en España en torno al 20% con la connivencia de los gobiernos de turno. (Emilio Botín no ha presentado declaración entre 2005 y 2009, y cuando un chivatazo de un empleado del HSBC saca a la luz las cuentas que la familia Botín tenía en Suiza, libres de impuestos, el Ministerio de Hacienda, dirigido por el gobierno de Zapatero, no le multa sino que le avisa para que haga una declaración voluntaria con la que ha pagado menos de la mitad de lo que debía, «cancelando» así su deuda con el estado).
– Aumento del IRPF a las grandes fortunas, el actual en España es del 43% frente a los países nórdicos donde los grandes ricos aportan en torno a un 50-59%.
– Impuesto de Patrimonio: su eliminación, siguiendo el ejemplo de Berlusconi en Italia, beneficia a los grandes ricos dado que al tener patrimonios elevados el impuesto es elevado. Para las clases bajas y medias es una carga insignificante dado los pequeños patrimonios que poseen.
– Tributación por parte de la Casa Real española a la Hacienda Pública, al igual que el resto de ciudadanos españoles y al igual que otras Casas Reales europeas, dado que recibe en torno a 8 millones de euros anuales del presupuesto del país y están libres de impuestos (a lo que hay que sumar el patrimonio cedido por el estado así como la seguridad y otros muchos aspectos pagados a través de los diferentes ministerios).
– Elevación de la tributación de las grandes empresas SICAV. Las empresas-SICAV (Inditex y compañía) tributan al 1% cuando el impuesto de sociedades para pequeñas y medianas empresas es del 25%. Por ello, debería elevarse del 1 al 3% para las SICAV y bajada del 25 al 20% para las PYMES, que son las que mayor empleo crean en este país. Además, al potenciar la investigación y reducir el impuesto, se contribuye a disuadir la evasión fiscal -no merecerá la pena correr el riesgo por el fraude-.
La disminución de impuestos a las PYMES se verá compensada con el aumento a las SICAV. Servirá para que sea más sencillo crear empresa y consolidar beneficios y que haya así menos temor a la hora de contratar. Las PYMES soportan 2/3 de los trabajadores españoles, por lo que hay que potenciar su crecimiento.
El aumento de impuestos vía Impuesto de patrimonio y de IRPF (mayor número de declarantes ricos y mayor IRPF para ellos) así como tributación de la Casa Real puede traducirse en creación de empleos directos aumentando el número de funcionarios por encima del número que existía antes de la crisis. Eso asegurará un consumo continuado, bajada de impago y por tanto de deuda privada, crecimiento de la confianza de los consumidores y por tanto de los empresarios privados a la hora de realizar nuevas contrataciones.
Así podremos darle la vuelta al cuento y entender que era justo al revés: no es el crecimiento el que condiciona el número de parados, sino al contrario; es la creación de empleo estable y de calidad el que directamente repercute en un crecimiento estable y consolidado. Además, la creación de empleo público por parte del estado no solo asegura estas cuestiones económicas, sino la vuelta al estado de bienestar donde los servicios básicos estén asegurados y mejorados por el estado, sin depender de la empresa privada, sujeta exclusivamente a sus beneficios y no al bien social. Si bien es cierto que la empresa pública debería estar más controlada y supervisada para asegurar su buen funcionamiento, pero no debemos dejarnos engañar, pues este es otro tema con el que se nos suele querer desviar la atención. Pues suele usarse ese número ínfimo de funcionarios puestos a dedo(amiguetes, primos y vecinos) para empañar el altísimo número de funcionarios de Sanidad, Educación, Cuerpos de Vigilancia, Justicia… que han pagado un alto precio (varios años de sacrificio) para llegar a dónde están sin la ayuda de nadie.
Con todo ello y en resumen, la mayor recaudación del estado debe ir directamente a crear trabajos públicos (no a reducir la deuda del estado). Estos trabajadores comenzarán a consumir generando que se creen PYMES para abastecer de productos al amplio sector consumista generado por el estado y que las PYMES existentes contraten a más trabajadores para abastecer dicha demanda. Será la creación de puestos públicos la que repercutirá en la creación de puestos de trabajo en la empresa privada, elevando así las cotizaciones a la seguridad social y recuperando, con ello y con la mayor recaudación de impuestos por el aumento del consumo, el dinero invertido en la creación de empleo público (cuyo gasto ya estaba cubierto con las medidas a las grandes fortunas). Esto redundará en un consumo estable y repercutirá en un crecimiento estable, que además será propicio para combatir, ahora sí, la deuda del estado.
Es la creación de empleo estable la que asegura crecimiento del país y disminución de la deuda, y no al revés como pretenden hacernos creer mientras siguen beneficiándose los mismos. El lobo es el propio mercado especulativo que genera paro y es el que hay que atajar, y Caperucita, es el propio empleo estable y, con ello, el bienestar social. Todo lo demás es secundario y depende de estos dos. Si en Alemania, Dinamarca o Suecia solo hablan de crecimiento es porque el trabajo está asegurado desde hace varias décadas, cuestión aún pendiente en esta democracia imperfecta española en que los mercados están mermando cada día más la capacidad del estado para influir en la sociedad. Pues a mayores privatizaciones, menor empresa pública y por tanto menor capacidad de intervenir en la creación de empleo y la elevación del consumo, mermado además por la elevación de impuestos para el otro cuento de atajar la deuda, cuando la verdadera deuda del estado no es la pública, sino la privada, la de los consumidores y las empresas.
Un último apunte, acerca de cuentos y privatizaciones. Si verdaderamente las privatizaciones estatales fueran consecuencia del déficit del estado, nunca debería permitirse la privatización de una de las empresas españolas más rentables como es Loterías y Apuestas del Estado y que el gobierno de Zapatero, con la ayuda del PP, ultiman entre bambalinas justo antes de las elecciones. Grandes enemigos ante las cámaras, grandes aliados en la destrucción del estado en beneficio propio. Si fuera por endeudamiento, nunca se privatizaría Loterías, ni se hubiera privatizado Telefónica ni Repsol. Se habrían buscado los mecanismos para hacerlas más competentes desde lo público. Y no solo se hablaría del déficit de la Sanidad, la Educación y la Administración pública. Esto quedaría muy en segundo plano si habláramos del déficit militar (y no me refiero al de ayuda humanitaria, sino al bélico: más de 60 millones de euros es la factura española en solo unos meses en la guerra de Libia. Habría que ver quienes poseen las empresas armamentísticas beneficiadas, casualmente las mismas que también le vendieron armamento al otro bando -léase acuerdos entre Aznar y Gadafi en 2003 basados en armas a cambio de petróleo-).
Y es que, ciertamente, lo que está sucediendo es que es el propio lobo el que está contando su versión y nos la estamos creyendo. No hay más que ver que quienes controlan hoy las empresas privadas son los mismos que lo hicieron cuando eran empresas públicas. Antes, como ministros, diputados, senadores o incluso presidentes, usaron las leyes para, mediante las privatizaciones, seguir dirigiendo unas empresas sin necesidad de ser votados por el pueblo y, mejor aún, garantizando que los desorbitados beneficios llegaran directamente a sus bolsillos (Rato-Bankia, Endesa-Aznar, Gómez Navarro-Iberia, exministro de Felipe González que estuvo a punto de presidir Caja Madrid en lugar de Rato). Los propios mercados usan sus grupos de comunicación para manipular el argumento. Y es que los mercados, aunque se esconden en el anonimato de ese sintagma, tienen nombres y apellidos muy propios que a más de uno le sorprendería si continuaramos por esta senta. Pero esa es la historia de otro cuento, un cuento que alguien tendrá que narrar un día de estos.
http://www.expansion.com/2011/07/31/empresas/1312147910.html
http://es.toluna.com/opinions/750304/Aznar-consejero-Endesa-Felipe-Gonzalez-Fenosa.htm
http://www.publico.es/dinero/379129/barclays-ficha-a-solbes-como-consejero
http://www.publico.es/dinero/313069/pocos-empleados-publicos-para-un-estado-del-bienestar
http://rosamariaartal.com/2011/02/22/gadafi-sangre-petroleo-armas-e-hipocresia-internacional/