Recomiendo:
3

Reseña de Thelma, Louise y yo (Ediciones Laertes, 2022), de Martine Delvaux; traducción de Luz Monteagudo González

Para los que siguen amando Thelma & Louise

Fuentes: Rebelión [Imagen: Fotograma de la película Thelma&Louise. Créditos: MGM]

Libro declaradamente feminista, de lectura casi obligada para todos/as aquellos que amen el cine y para todos los que conserven memoria de aquella gran e impactante película de Ridley Scott, con guión casi perfecto de Callie Khouri (ampliamente comentado en el ensayo: “¿A quién pertenece la película?, pregunta Callie Kluori, ¿A Ridley Scott? ¿A Susan Sarandon y Geena Davis? Y termina diciendo: Es mi película”) y banda sonora de Hans Zimmer, coprotagoniza por Susan Sarandon y Geena Davis (y también por Harvey Keitel -¡más que merecidos los elogios que le dedica la autora!- y un joven Brad Pitt). También para las personas que no la han visto y tienen curiosidad por una película emblemática en el cine reciente. Una de las miradas generales de Delvaux: “Podrían preguntarme dónde se encuentra la luz en este libro, dónde están lo sueños de belleza. Podrían reprocharme toda esta oscuridad. Pero, ¿cómo separar lo bello de lo feo, lo luminoso de lo monstruoso? ¿Cómo separar el pudor y el impudor, la palabra y el secreto? Ridley Scott ha hecho una película en claroscuro, donde la belleza sublime es el decorado del dolor. Es lo que la sostiene. Es también lo que la permite.”

Un apunte sobre la autora: novelista y ensayista feminista canadiense (Quebec, 1968), entre sus publicaciones: Blanc, dehors; Rose amer; C’est quan le bonheur?; Je n’en ai jamais parlé a personne. Thelma, Louise y yo es su primera obra publicada en España.

Para la lectura del libro se aconseja, a poder ser, haber visto recientemente la película e incluso ir revisándola a medida que se va leyendo la aproximación de Delvaux. De hecho, ella misma escribe en ocasiones al mismo tiempo que visiona la película. “Escribo sobre la vida y la escritura, al mismo tiempo que cuento la película, preguntándome hasta qué punto podemos reescribir una película, cómo podemos leer una película como si la escribiéramos, y escribir como si la filmáramos de nuevo”.

No estamos ante un relato continuado. Se trata más bien de un conjunto de impresiones, reflexiones, recuerdos, que tienen como eje central (no único) la película de Sarandon y Davis, destacadamente su escena final (y también sobre su vida personal y asuntos políticos controvertidos; magnífico su comentario sobre el testimonio de la profesora de Derecho Anita Hill en torno al juez Clarence Thomas).

Delvaux abre con este comentario: “El Ford Thunderbid verde descapotable del 66 se lanza al vacío. Debajo está el Gran Cañón. Congelación de imagen. Fundido a blanco. Créditos de cierre. Y con los créditos de cierre, un montaje de diferentes tomas de la película, fotos que se superponen como para rellenar el agujero, llenar el vacío. El viaje ha terminado, los objetos vuelan, y, entre ellos, el selfie de polaroid hecho en el momento de la partida. Tras el estreno de la película, esta imagen ha dado varias veces la vuelta al mundo. Thelma y Louise son las mujeres muertas más vivas de la historia del cine”. Delvaux estalló en lágrimas al finalizar el largometraje que se estrenó el 24 de mayo de 1991. Tenía 23 años. No fue la única, muchos compartimos su llanto. Ella misma recuerda un pasaje de un artículo publicado en una revista científica publicada por la Universidad de Nueva York: “Estás viendo la última escena de Thelma & Louise, y ya vas por el tercer pañuelo. Giras el rostro cubierto de lágrimas y, a través de ese velo, ves a tu gato observando ese extraño espectáculo. ¿Por qué los humanos pueden terminar derramando un montón de lágrimas mientras que los otros miembros del reino animal no son capaces ni de sorberse los mocos, ni siquiera un poco?”.

Hay otras películas comentadas. Entre ellas, JFK de Oliver Stone, y el mismo proceso de creación literaria de la autora es objeto de reflexión. “No escribo para mostrar una historia, una bonita historia, para escenificarla e interpretarla. Escribo para comprender por qué escribo, tanto cuando es de día como cuando es de noche, y por qué esto en particular es lo que aparece en el papel en este momento preciso. ¿Quién me impulsa, quién me ordena, qué busco y a qué presto atención?” Escribe, lo señala una vez más, porque esta película, cada vez que la ve, le hace llorar.

Así finaliza su relato: “Trato de captar el sonido que Thelma hace cuando Louise separa su rostro después de haberla besado; está sin aliento. Doy marcha atrás para escucharlo una vez más. No encuentro palabras para traducir esa emoción, la voz temblorosa, el gemido ligero, una esperanza desesperada.. Y su sonrisa triste… Esta sonrisa que abarca toda la película, todo lo que han pasado, sacrificado, todo lo que se llevan con ellas, y luego ese último acto. Mi corazón se estremece. Saben que van a morir, pero una parte de ellas continúa avanzando. Es un imposible, un enigma, y toda la belleza de la película. Saben que van a morir juntas, pero el sueño continúa. Con pena, parece alegría. Es entonces cuando mis lágrimas empiezan a rodar.”

Escrita en francés, la autora introduce muchos pasajes en inglés. La traductora ha elegido prudentemente qué pasos convenía traducirlos (en notas al pie de página) y cuáles no. En general, con acierto, aunque no siempre en mi opinión.

No hay bibliografía, sino una lista de la filmografía citada. En su gran mayoría cine angloamericano.

Como no podía ser de otro modo, no siempre Delvaux está a la altura de sus mejores momentos y acaso insista en exceso en determinadas escenas, analizadas y explicadas desde diferentes puntos de vista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.