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XSUC- Scosialismo21 ante el 11 de Septiembre

Para que otra Cataluña sea posible ¡Artur Mas dimisión!

Fuentes: Socialismo 21

La confesión de Jordi Pujol Soley ha desvelado la naturaleza corrupta, inmoral, embustera y delincuente de la derecha nacionalista catalana y su amplia red clientelar. La confiada ciudadanía ahora empieza a comprender que durante décadas la hegemonía de CiU en Cataluña se ha financiado con sobornos de carácter mafioso sobre las contrataciones de servicios y […]

La confesión de Jordi Pujol Soley ha desvelado la naturaleza corrupta, inmoral, embustera y delincuente de la derecha nacionalista catalana y su amplia red clientelar. La confiada ciudadanía ahora empieza a comprender que durante décadas la hegemonía de CiU en Cataluña se ha financiado con sobornos de carácter mafioso sobre las contrataciones de servicios y obras manejadas por los gobiernos del Presidente Jordi Pujol. Una fuente de ingresos fabulosa basada en el famoso 3,5% para CiU y el 1,5% para la familia Pujol denunciada ahora por Carod Rovira. No es un problema de una persona sino de un régimen, de cuyos gobiernos el actual Presidente Artur Mas fue Conseller de política territorial y obras públicas y posteriormente de economía y finanzas.

La confesión de Pujol no pretende únicamente proteger a su familia de sangre, como justificaba Artur Mas, sino también a su familia política, beneficiaria durante decenios de este mecanismo. Los dirigentes de CiU que han tenido una relación estrecha con Pujol y su familia tienen una evidente responsabilidad política por no haber denunciado esas prácticas corruptas si las conocían, o por manifiesta incapacidad en el cargo de no haberse enterado. El silencio de Artur Mas durante tanto tiempo despierta todas las sospechas.

Limpiar a fondo la tupida red de corrupción laboriosamente construida a lo largo de varios decenios por la familia de Jordi Pujol y CiU, no será posible mientras gobiernen los actores y beneficiarios de la corrupción. No basta con la puesta en marcha de una Comisión de Investigación. Hace falta una verdadera catarsis, exigir la dimisión de Artur Mas y la convocatoria inmediata de elecciones.

Estamos ante un robo que ha supuesto la pérdida de inmensos recursos públicos, porque por cada euro que cogían los corruptos, los corruptores obtenían mucho más en costes y calidad de sus servicios (autopistas, metro, obra pública, sanidad, educación, etc.) a costa de los impuestos de la ciudadanía. Ello mientras que las necesidades más elementales (pago de rentas de inserción, medicamentos, ley de dependencia, becas escolares, etc.) eran recortadas de forma brutal.

No basta apartar a los implicados en este latrocinio, hay que desvelar el engaño a que han inducido a la ciudadanía para dar cobertura a su impunidad. El giro independentista del tandem Mas-Pujol, construyo para el consumo popular un discurso victimista y de superioridad moral, laboriosidad y honestidad de Cataluña, frente a una España corrupta y perezosa que robaba a los catalanes. Un ejercicio de propaganda mediante el que unos ladrones trataron de ampararse en un Leviatan abstracto, al que atribuir todos los males: España nos robaba, sin distinguir entre un minero asturiano y Botín, entre una enfermera de Madrid y Esperanza Aguirre, entre un jornalero y la duquesa de Alba.

La operación de Artur Mas se desarrolló en tierra fértil. La presencia del PP en el gobierno del estado tensó el histórico rechazo de la mayoría de la ciudadanía en Cataluña contra la derecha española heredera del franquismo. Con mayor motivo tras el recurso del PP al Tribunal Constitucional contra el Nou Estatut refrendado en las urnas. El reino de España se podía caricaturizar teñido de azul: centralista, conservador, incapaz de comprender a Cataluña, y menos, de convertirse en una federación democrática que respete el derecho de autodeterminación de los pueblos.

Artur Mas olvidando que el mismo había recortado el Estatut presentado por el Parlament de Cataluña ante Zapatero, pasó a adoptar una gesticulación soberanista que caló en sectores de la sociedad gracias a un diagnóstico interesado de las causas y responsabilidades de la crisis. La denuncia del expolio fiscal, junto al silencio sobre el superávit de la balanza comercial de las empresas catalanas en el mercado español, creó la falsa ilusión en muchos ciudadanos catalanes no nacionalistas sobre las ventajas de la independencia. Hábilmente, un President que tenía que huir en helicóptero del Parlamento asediado por los ciudadanos, en el curso de meses podía presentarse como salvador de la patria amenazada.

Esta enorme ilusión colectiva se ha mantenido, a pesar que el gobierno de la Generalitat ha sido el adalid de las políticas de ajuste y austeridad de la Unión Europea: Artur Mas defendió con el voto de CIU la Contrarreforma laboral que ha destruido millón y medio de empleos y rebajado los salarios. CiU votó con el PP a favor de la Ley orgánica de estabilidad presupuestaria que refuerza los poderes centrales del estado para hacer cumplir los objetivos sobre déficit y deuda y del Tratado europeo de estabilidad. CIU traicionaba, junto al PP y PSOE, la soberanía popular sobre la economía, entregándola a los poderes oligárquicos de la Unión europea, CiU fuera de la cuestión lingüística comparte con el PP el modelo privatizador y precarizador de la educación pública de las guarderías a la Universidad

Ahora la confesión del padre de la patria., lo desvela como vulgar «padrino» de un país, cada vez más cercano a Sicilia que a Baviera. Cataluña se revela de la misma «pasta» que la España de la corrupción de Gurtel y Barcenas, de los EREs de Andalucía, de Urdangarín y consorte. Las dos Cataluñas emergen junto a las dos Españas, especialmente tras unas elecciones europeas donde se hunden los dos grandes partidos que se alternaban en el poder, y ascienden las fuerzas a la izquierda del PSOE. Se hace visible otra España, la de la mayoría social indignada, Gamonal, las mareas blancas y verdes, de los trabajadores y trabajadoras que luchan por el pan, techo y trabajo, de la ciudadanía que defiende el derecho a decidir en Cataluña e impulsa un proceso constituyente socialmente avanzado, para acabar con el régimen borbónico.

El proyecto soberanista de Artur Mas, y de quienes como ERC le han apoyado en sus políticas de recortes, se contradice y pierde credibilidad al haber renunciado a la soberanía popular con su apuesta de integración en la cada vez menos democrática Unión Europea. Infravalora las condiciones reales de las fuerzas en conflicto e impide en la práctica establecer y las alianzas imprescindibles para vencer a las fuerzas de un régimen borbónico que cuenta con el apoyo explícito de los gobiernos de la Unión Europea. Como la historia enseña, en este tipo de conflictos la victoria no está asegurada por la simple posesión de la razón y la legitimidad del apoyo de la mayoría de la ciudadanía, hay que tener una estrategia para vencer. Y para ello hay que recomponer radicalmente las alianzas en el seno del pueblo trabajador.

Hoy todos podemos ver, que quienes se llenaban la boca de discursos patrióticos, muestran que en su vida privada no solo robaban al pueblo que decían defender, sino que el producto de este robo se sacaba del país para llevarlo a paraísos fiscales y especular. Es decir se sustrajo a cualquier tipo de inversión productiva, creación de empleo o desarrollo ya fuera de infraestructuras, tecnología o conocimiento en Cataluña. El desenmascaramiento de los negocios de la familia de Jordi Pujol es una carga de profundidad contra el discurso soberanista, que desmoraliza a una parte de la ciudadanía aferrada a los símbolos, y refuerza a los partidarios del «status quo» y de recentralizar el estado, una deriva que perpetuaría las divisiones entre la clases populares del Estado.

No hay salida sin un proceso constituyente que pueda alterar de manera creíble la actual correlación de fuerzas en el estado español. Pero hoy, por debajo de las declaraciones altisonantes, como salida a la frustración previsible de las aspiraciones a la consulta del 9 de noviembre, las políticas «de cambiar algo para que todo siga igual» se han puesto en marcha. La monarquía ha jubilado al viejo rey. El PSOE ha jubilado a Rubalcaba. El nuevo secretario del PSOE ofrece reformar la constitución para facilitar el encaje de Cataluña. Artur Mas se reúne con Rajoy al que presenta un memorándum de medidas que resuelvan viejos y nuevos agravios y le permitan salvar la cara. Algunos miembros del gobierno de la Generalitat reafirman la consulta el 9 de noviembre, otros garantizan que se respetará la legalidad y la resolución del Tribunal Constitucional. Como alternativa a la ruptura del acuerdo de gobernabilidad entre CIU y ERC, el PSC se ofrece como nuevo socio con el apoyo del PSOE…

Un nuevo discurso embustero y cínico se prepara para intentar apaciguar los ánimos: «Unidos avanzaremos por la senda de la reforma constitucional una vez el PP ya no pueda repetir la mayoría absoluta». Una reforma apoyada en socios que no cuestionan la monarquía, los tratados con la UE, el artº 135 que legaliza la pérdida de soberanía de los pueblos de España e impone la esclavitud del pago de la deuda y de los recortes de derechos sociales, y tampoco reconocen el derecho a decidir.

Frente a ello proponemos una estrategia para la victoria. Con la perspectiva de una República Federal proponemos como horizonte un proceso constituyente en el estado español y como instrumento un proceso de confluencia sociopolítica para las próximas municipales. Hay que establecer una confluencia entre las fuerzas políticas opuestas al régimen y de estas con los movimientos sociales, para que por una parte construyan programas de cambio localidad a localidad y por otra se doten de mecanismos de participación social en la selección, supervisión y apoyo de sus representantes. Un proceso de confluencia que debe enmarcarse en una nueva escalada de movilizaciones que superen a las marchas del pasado 22M.

Hay otra alternativa para la esperanza: Unir la Cataluña de la mayoría social con la España de los pueblos y de la clase trabajadora para acabar con el viejo régimen borbónico, sobre la base del reconocimiento del derecho a decidir de los pueblos. Recuperar la soberanía económica rompiendo con los Tratados europeos que nos esclavizan. Impulsando a través del empoderamiento de la ciudadanía un proceso constituyente que garantice los derechos sociales, el pleno empleo, la democracia y la igualdad, y permita construir la casa común libremente compartida.

La construcción de esa alternativa no es compatible con el seguidismo en las calles y plazas de los responsables de la corrupción, el desempleo, la desigualdad y los recortes a los derechos sociales. Consideramos que no ayuda a recuperar el empoderamiento de nuestro pueblo, el sumarse a las escenografías diseñadas por los poderosos Hay que romper con todo nacionalismo corrupto. Hay que forjar la alianza de los desposeídos.

¡Exigimos todo el poder para el pueblo de Cataluña y lo convocamos a ejercerlo en beneficio de las grandes mayorías, en acuerdo fraternal con los sometidos de todas la naciones y pueblos!

Fuente: http://socialismo21.net/xsuc-socialismo21-ante-el-11-de-septiembre-de-2014/