En estos días, camaradas me propusieron escribir un posible modelo de tesis sobre la cuestión de la III República en España, con vistas al XX Congreso del PCE. Como algunas personas quizá saben, he sido durante varios años Secretario federal de una asociación, Unidad Cívica por la República (UCR). Años los cuales, además, han resultado […]
En estos días, camaradas me propusieron escribir un posible modelo de tesis sobre la cuestión de la III República en España, con vistas al XX Congreso del PCE.
Como algunas personas quizá saben, he sido durante varios años Secretario federal de una asociación, Unidad Cívica por la República (UCR). Años los cuales, además, han resultado pródigos en acontecimientos en este país. Contradictorios a veces entre sí, lo cierto sin embargo es que el republicanismo ha avanzado en este tiempo. Fruto, claro es, de una labor colectiva. Ninguna entidad puede reclamarla enteramente, aunque muchas han –hemos, debo añadir por ser justo- contribuido.
Hablo, también, de activistas individuales, de Ateneos, de asociaciones memorialistas en clave de Verdad, Justicia y Reparación; de plataformas y coordinadoras, de medios de información alternativa en la red, de grupos, en fin, diversos, y junto a organizaciones políticas más -llamémoslas sin ningún prejuicio– tradicionales.
Ese es, en mi opinión, el camino: la sinergia.
Así, lo que ahora puede ser percibido, no sin razones, como un cierto estancamiento en la alternativa republicana a nivel estatal (no me refiero aquí al posible republicanismo de opciones secesionistas, la cuales -especifico- no son mi modelo); ese relativo estancamiento, decía, se explica, a mi parecer, por la fuerte reacción sistémica al progreso republicano en estos años. Una reacción que sería ahora largo enumerar en todas sus formas, no siempre evidentes. Algunas, de hecho, muy sutiles.
Sí voy a señalar una de éstas: la que -con mejor o peor intención, con más o menos intento de justificación, que a mí eso me da igual a la hora de valorar, plantea: «la III República de momento no toca; hay otras prioridades»
Lo hemos oído, está grabado, incluso en dirigentes conocidos y mediáticos, aduciendo que aunque su republicanismo está fuera de toda duda –no soy yo quién para discutir eso-, la busca de la ansiada «unidad popular» obliga, si es preciso, a dejar a un lado la Tercera República como una reivindicación clave.
Eso sí quiero yo refutarlo con toda energía.
Es políticamente inconcebible, si no absurdo, entender que la procura de pactos para solucionar asuntos urgentes, debe hacerse relegando grandes cuestiones de Estado como la reivindicación republicana. Es exactamente al contrario.
Me atrevo a parafrasear a Marx, afirmando que «no hay ninguna muralla china» que separe ambas cosas; las de a pie de calle y las de gran estructura estatal: están dialécticamente relacionadas.
Poniendo ejemplo, el precio del pan, y que en España haya Monarquía post-franquista o República democrática.
Todo está profundamente conectado. Y por lo demás, citando al gran poeta -republicano- muerto en el Exilio, León Felipe, es ya «cuento viejo», eso de que la República, de momento, no toca. Es ya cuento viejo…
En la asociación UCR convivimos militantes de diversos partidos: PSOE, PCE, «Podemos»… También, no pocas personas que no tienen militancia actualmente en partido, mas no por ello menos conciencia política.
La labor por una III República en España liberada de los últimos vestigios del franquismo -el primero, la Monarquía- es el común que nos une.
Y como creemos en una Tercera República la cual en su Democracia avanzada, participativa, será asimismo pluripartidista (nosotros no nos hallamos entre quienes anatemizan a los partidos, apóstoles, esas personas, de la anti-política, preámbulo del fascismo) por eso, -digo- respetamos siempre en la asociación -que es y debe seguir siendo del todo independiente-, la afiliación partidaria de cada uno, de cada una.
Así, quien subscribe y ejerce en la actualidad de Presidente, en el ámbito federativo, de la referida asociación republicana, por supuesto no renuncia a seguir haciendo su vida de militante de un partido.
En mi caso, militante de base, que siempre he sido, en el PCE e Izquierda Unida.
No ignorando dolorosas cesiones en algún período histórico, contradicciones irritantes en otros e insuficiencias, tacticismo mal entendido, a veces; sabiendo yo todo eso, digo, no me hubiese afiliado con diecinueve años -tengo ahora cuarenta y uno- al PCE, si no lo considerase un partido esencial para la República, justamente por serlo también para la clase obrera. Clase a la cual, añado, pertenezco por formación y oficio.
Pienso que el PCE es una organización histórica del republicanismo en España. Que puede enorgullecerse de su defensa en la guerra contra el fascismo, en el maquis después, y en la lucha democrática antifranquista.
Ello, a pesar de no conseguirse la República en el período 1975-1978. Igual de ciego me parece a mí el obviar errores de algunas personas en ciertos momentos, como el perder de vista la correlación objetiva de fuerzas de una época, factor decisivo. Eso no podemos olvidarlo, como tampoco de dónde se venía (cuarenta años de dictadura)
Pero el PCE, hoy, sigue siendo un partido también republicano, y junto a él, Izquierda Unida. Dicho ello, puede y debe serlo mejor; más eficazmente.
A tal quiere contribuir esta propuesta de tesis que -me consta- ya ha sido visto y votada favorablemente en varias Agrupaciones del Partido Comunista de Madrid (PCM).
Debo señalar, obviamente, que se trata de una tesis, en este momento, no oficial. Pero hecha para sumar.
No contradice, sino que desarrolla, añadiendo específicamente esta parte de Tercera República, además de una siguiente sobre Memoria Histórica y Democrática -algo también imprescindible, me permito decir- redactada por otros camaradas, buenos conocedores de la materia.
El sentido último, yo creo, es que la Dirección o Direcciones de nuestro partido, no olviden la República como prioridad. No algo sólo para fechas, lugares o circunstancias específicos: algo –la III República- para todo momento; constante.
Es verdad que la acción republicana en el PCE ha avanzado en la última década, así como en Izquierda Unida. Más desde su IX Asamblea. Es cierto. Pero lo es igualmente que en el último año y medio, so pretexto de buscar la «unidad popular», se ha titubeado, matizado… Opacado, en definitiva. Hay pruebas, repito. Sólo más tarde, ya constatado lo baldío de algunos intentos según con quiénes -ese «machacar en hierro frío», como bien expresó Cayo Lara-; sólo entonces -decía-, volvió a recuperarse la República como parte de la cabecera programática. Pero antes -no lo olvidemos, para no repetir error- ya se había sacrificado, relegándola, la III República, en el altar de algunos pactos finalmente frustrados.
Recuérdese ahora ello, conscientes así, de que no puede construirse en España «unidad popular» digna de tal nombre, si no es con la exigencia –bien alta en forma democrática- de una Tercera República federativa y solidaria entre sus partes.
Parece que algunas personas, dirigentes inclusive, quienes obviaron esto en los meses pasados, llevados quizá en exceso por las dinámicas de algunas confluencias, ahora lo reconsideran, y tornan a incidir en la República en sus documentos más recientes.
Bueno es. Pero no ha de estarse siempre así, como a trompicones, y debiendo recordarlo quienes, aunque activistas y militantes, disponemos -objetivamente- de menos altavoz para hacer oír la justa reivindicación, que aquellas personas, camaradas, en puestos directivos -ya sea en el PCE o en Izquierda unida- y con atención mediática.
A ellos, a ellas, cabe pedirles, en buena lid, un «plus» a la hora de visibilizar la opción republicana para nuestro país todo.
Y es que, como escribió recientemente también Cayo Lara, a la sazón, el Coordinador electo en aquella IX Asamblea de Izquierda Unida referida antes:
«Una organización o coalición que se presenta a elecciones tiene que tener un mensaje claro, una marca reconocida y sobre todo un proyecto de Estado que se reconozca perfectamente en cualquiera de los territorios. Y eso no es uniformidad, es coherencia de una fuerza que se identifica como federal»
Y ese proyecto de Estado, me permito yo añadir, aunque el propio camarada lo haya dicho también muchas veces (pero no siempre, en mi opinión, bien atendido) tiene -debe tener- inexcusable e impostergablemente, forma republicana; forma de III República federal, laica, participativa y solidaria.
Pueda contribuir a ello la propuesta de tesis para el XX Congreso del PCE la cual a continuación transcribo en su redactado original, más allá de que en las Agrupaciones donde se ha visto quizá haya tenido alguna modificación, estoy seguro de que siempre con ánimo de mejorarla.
*
(Enmienda de adición a las presentadas por la Dirección del PCM)
Frente a la aceptación de la monarquía, levantamos la reivindicación de la III República. La República es imprescindible en la construcción del Socialismo. Sabemos que esa sola forma de Estado no lo garantiza de por sí. Pero es igual de cierto que el desarrollo socialista es incompatible, antes o después, con el monarquismo. Por eso un Partido Comunista es republicano consustancial. No accidentalista, como quieren decirse otras formaciones.
Así, Engels, en su «Contribución a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata de Erfurt de 1891», escribía: «Está absolutamente fuera de duda que nuestro partido y la clase obrera sólo pueden llegar a la dominación bajo la forma de República democrática. Esta última es incluso la forma específica de la dictadura democrática del proletariado como lo ha demostrado ya la Gran Revolución francesa»
En el caso español sucede, además, que la Monarquía está particularmente vinculada al bloque -capitalista- de poder dominante. Es una pieza esencial, por los caracteres específicos e históricos -conservadurismo acendrado, injerencia militar, nacional-catolicismo, franquismo e impunidad, corrupción…- de ese bloque de poder en nuestro país.
Ello hace que el republicanismo, en España, tenga unas connotaciones propias, asociadas -también históricamente- al avance en derechos políticos, sociales, económicos y nacionales. No es casual que la II República haya sido, hasta el momento, el período de mayor poder político de la clase obrera en este país. Ello explica, asimismo, la brutal reacción en modo franquista, la cual en su fin, impuso una Monarquía que no pudo ser votada aparte en la Constitución de 1978; que le fue impuesta a la misma, y que es, en rigor, esa Monarquía, pre-constitucional.
Y por supuesto, un freno de primera magnitud -como se ha observado singularmente ahora-, para el progreso de la sociedad en el modo en que nosotros, nosotras, comunistas, queremos.
Ello conduce a que la reivindicación de una III República federal, laica, participativa y solidaria, sea -deba ser- para nuestro Partido, un asunto de gran importancia. Obviamente, no desvinculado, ni negacionista, de otras reivindicaciones políticas, económicas, culturales… Antes bien, como un hilván que permite conectar todas, dándoles forma estatal.
Por tanto, la reivindicación de III República ha de ser constante y consecuente. No se trata tanto de fijar una vía -puede haber varias que se complementen: bloque electoral, referendo, mociones parlamentarias, municipales, etc.- como de mantener la exigencia republicana en todo momento.
No supeditarla -como a veces hemos visto en este último período- a tacticismos, por los cuales, en la búsqueda de pactos con otros agentes, se relega la cuestión republicana, y cuando no se consiguen esos acuerdos, vuelve a ponerse en primer plano, pareciendo oportunista.
La coherencia exige que la reivindicación de una III República federal para España, no quede nunca frenada por ninguna componenda, y constituya siempre una acción política principal para el PCE.
(Nota del autor a 8 de abril de 2016: en la Conferencia de Madrid- 19 de marzo- de la primera fase del XX Congreso del PCE, este texto sobre Tercera República, hecho para incluirse en una tesis al Congreso, fue incluido -texto compartido- en las enmiendas de las Agrupaciones de Cultura y Medios, Libertad y Derechos Humanos, San Blas, Carabanchel, Vicálvaro, Tres Cantos, y Puente de Vallecas. La enmienda de esta última citada Agrupación, que difería respecto de las otras mencionadas, en un sólo punto -relevante, sin embargo- del texto, también compartido, sobre Memoria Histórica y Democrática siguiente a la parte sobre III República, resultó finalmente la enmienda más votada en la Conferencia. En cualquier caso, el contenido republicano -al ser el mismo- resultó aprobado en la Conferencia, para pasar al Congreso)
Miguel Pastrana de Almeida es militante de base en el PCE e Izquierda Unida, Presidente en la asociación Unidad Cívica por la República (UCR-Federal), exmilitar profesional de la Armada y miembro del Colectivo Anemoi
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