«Habría sido irresponsable renunciar a que Madrid tuviera la posibilidad de unos Juegos poniendo como excusa la crisis económica.» -Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid- No hay duda de que lo de Gallardón es espíritu olímpico en estado puro. Sólo hay que ver cómo pasa olímpicamente de todo: crisis, deuda municipal, rechazo ciudadano, incertidumbres de futuro; […]
«Habría sido irresponsable renunciar a que Madrid tuviera la posibilidad de unos Juegos poniendo como excusa la crisis económica.»
-Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid-
No hay duda de que lo de Gallardón es espíritu olímpico en estado puro. Sólo hay que ver cómo pasa olímpicamente de todo: crisis, deuda municipal, rechazo ciudadano, incertidumbres de futuro; y se lanza a buscar los Juegos por tercera vez. Olímpico es también su desprecio a los madrileños, que no estamos para más fuegos artificiales, con lo caros que salen.
Incluyo también a parte de sus votantes, pues en el programa electoral no planteaba esta tercera candidatura, sino que se limitaba a decir, con ambigüedad calculada, «no vamos a renunciar» y «volveremos a poner fecha cuando, entre todos, consideremos que es el momento más adecuado». Ahora vemos quién incluye ese «entre todos»: el PP y sus aliados olímpicos del PSOE, que en este caso van de la mano.
Asegura Gallardón que no debemos preocuparnos por el bolsillo, pues estos serán los Juegos de la austeridad. No me digan que no es un oxímoron delicioso: Juegos austeros, como si uno dice «voy a pegarme un banquete austero». Promete que en el intento gastará la mitad de lo que se fundió en los anteriores, pero no sabemos cuánto es esa mitad, pues seguimos esperando una auditoría que muchos ciudadanos pedimos en su día, y nadie sabe cuánto se gastó -ni el propio alcalde, me temo-.
El problema, esta vez, no es gastar dinero para nada, dedicar recursos y tiempo y que luego se lo lleve otra ciudad. El problema es precisamente que esta vez tenemos más posibilidades que nunca: por la rotación continental, porque con la crisis no habrá muchas ciudades dispuestas, y hasta supongo que por insistencia.
Lo malo no es que nos presentemos y luego no lo consigamos. Lo malo es que al final nos los concedan, pues sería la puntilla para este Madrid cuyo modelo económico y urbanístico es ya demencial, y que con unos Juegos enloquecería del todo. Lo de menos es que no haya dinero: si hemos sido capaces de sumar 7.000 millones de deuda, aguantamos lo que nos echen, que sería mucho más, pues hace décadas que todos los Juegos pierden dinero.
Gallardón sigue con su sueño olímpico. A ver si lo despertamos.
Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/07/14/pasando-olimpicamente-de-todo/