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Moción de censura

Pasemos a la ofensiva con todas las consecuencias

Fuentes: Manifiesto por el Socialismo

La nueva oleada de escándalos que salpican al PP, desde Murcia a Madrid, ha sido el desencadenante de la presentación de una moción de censura al Gobierno que encabeza Mariano Rajoy, por parte de Unidos Podemos. Acabar con el gobierno del PP es una necesidad vital para clase trabajadora y los sectores más humildes de […]

La nueva oleada de escándalos que salpican al PP, desde Murcia a Madrid, ha sido el desencadenante de la presentación de una moción de censura al Gobierno que encabeza Mariano Rajoy, por parte de Unidos Podemos. Acabar con el gobierno del PP es una necesidad vital para clase trabajadora y los sectores más humildes de la sociedad. Pero, si emprendemos ese camino, debemos hacerlo con todas las consecuencias. No basta con decir no a Rajoy, hemos de explicar qué queremos y cómo podemos conseguirlo, aprovechando la moción de censura para ganar el apoyo de la clase trabajadora.

A ojos de todo el que quiera ver está quedando en evidencia como un extenso número de altos cargos de la derecha están acusados de saquear el erario público y como el PP llega a ser capaz de manejar el aparato judicial para tratar de salir impune de ello.

Izquierda Unida no puede limitarse a seguir las iniciativas de Podemos, sino que debe plantear un enfoque de clase para esta lucha. La corrupción es la guinda del pastel, la expresión más insultante de un sistema que utiliza las instituciones en beneficio de las grandes empresas, a costa de explotar cada vez más a la mayoría de la población. Hay que aprovechar estos hechos para elevar la conciencia de la necesidad de cambiar el sistema capitalista y el régimen político que lo defiende.

El sindicato de inspectores fiscales (gestha) recientemente denunciaba que un 47% de los trabajadores gana menos de 1.000 euros al mes. Pero lo más relevante, es que gracias al empobrecimiento de la mayoría se enriquece una minoría. Los salarios más altos, los de 136.502 directivos, suponen exactamente lo mismo que el de los 5.754.174 de trabajadores con sueldos más bajos. ¡Y todavía hay quien niega la existencia de las clases sociales y el conflicto latente entre ellas! Este es el medio en el que prospera la corrupción.

Sin movilización no se puede ganar

Si limitamos esta batalla al Parlamento reducimos drásticamente las posibilidades de ganarla. Ya estamos comprobando en los ayuntamientos del cambio, como las instituciones actuales están hechas a medida del capitalismo y de la élite que nos gobierna. La «operación Lezo» está mostrando el dominio que la clase dominante tiene de la judicatura. Revelan su carácter de clase. Un fenómeno que viene agravado por la continuidad que tuvieron las instituciones franquistas y el actual aparato del Estado. Para la izquierda, gobernar es una carrera de obstáculos que sólo podremos vencer con la movilización masiva.

Por eso, esta moción de censura debería plantearse con tiempo suficiente y en el marco de un plan de lucha coordinado con los sindicatos de clase y los movimientos sociales de la izquierda. Las direcciones de CCOO y UGT han dado su respaldo a la presentación de una moción de censura. Es un síntoma más de lo evidente: la política de pacto social hace aguas por todas partes. La patronal y el PP no ponen sobre la mesa nada que pueda suponer una mejora real de las condiciones de vida y de trabajo de la clase asalariada: unos presupuestos regresivos y el mantenimiento de los recortes de derechos laborales (y la seguridad de que los profundizarán) nos indican que sólo la movilización puede cambiar esta situación.

Es necesario hacer una propuesta pública a las direcciones sindicales para impulsar conjuntamente un proceso de luchas que empiece con manifestaciones pero que nos lleve a una huelga general. Y en ese contexto, la moción de censura encaja como un guante. La lucha sindical y política no viven en dos mundos separados, son dos caras de la misma moneda. Hay que pelear por un reparto más justo de la renta, pero no basta con combatir los síntomas, debemos enfrentarnos a la raíz del problema: un sistema social desastroso, el capitalismo, y un régimen político hecho a su medida. Ambos debemos cambiar si queremos pan, techo, trabajo y dignidad para todo el mundo.

La crisis del PSOE

Ante lo que está sucediendo en el PSOE, una fuerza como Unidos Podemos no puede permanecer neutral. No nos da igual quién gane en esta lucha. No debemos ocultar nuestras diferencias, pero tras la candidatura de Pedro Sánchez se expresa un sector muy amplio de la militancia socialista que desea un giro a la izquierda claro. Su victoria sería como agua de mayo para el conjunto de la izquierda en el Estado español.

Desde nuestras filas, debemos animar a los militantes socialistas a pelear por transformar su organización de arriba abajo para que ésta se sume a la lucha contra el PP con todas las consecuencias. Y, para eso, deben derrotar al viejo aparato del partido que representa Susana Díaz. Los que se abstuvieron para que gobernara el PP antes que buscar un acuerdo con Unidos Podemos para formar un gobierno que, al menos, derogara las leyes reaccionarias del PP, no van a ayudarnos a derrotar a Mariano Rajoy.

Una victoria de Pedro Sánchez abriría una situación mucho más favorable para la lucha contra el PP. Es un escenario que la propia burguesía y el aparato del PSOE temen. Una amplia movilización de la clase trabajadora, también contribuiría a impulsar esos cambios en el PSOE.

Lo que se haya podido hacer en el pasado no debe ser un obstáculo para unir ahora las fuerzas para derrotar al PP. Los dirigentes del PSOE deberían estar preocupados, no por lo que hace Unidos Podemos, sino por derrotar al PP.

Pedro Sánchez ha manifestado que no apoyará la moción de censura «de Pablo Iglesias», pero que no descarta presentar una si gana las primarias. Eso lo sabremos pronto, el 21 de mayo. Deberíamos aceptar el reto, y decir abiertamente que, si lo hace, cuente con el apoyo de Unidos Podemos. Y proponerle un plan de lucha global. Seguro que muchos militantes socialistas verían esa postura con una enorme simpatía.

¿Cuál es la alternativa?

No es inevitable que la pobreza y la desigualdad crezcan, que los trabajadores y trabajadoras sean cada vez más explotados. Necesitamos echar al PP del gobierno y levantar una alternativa unitaria que conquiste una mayoría fuerte en las instituciones y se apoye en la movilización consciente y organizada de la clase trabajadora. El programa es muy claro:

– Derogar las leyes que recortan los derechos laborales y democráticos. Fin del empleo basura y de las leyes que amordazan nuestros derechos.

– Derogar las leyes que ahogan la financiación de los Ayuntamientos y Comunidades.

– Aprobar un subsidio de desempleo equivalente al SMI para todos los parados mientras no consigan encontrar un puesto de trabajo.

– Aprobar un SMI digno, el que establece la Carta Social Europea: de forma inmediata a 850 euros mensuales y a 1.000 en el plazo de un año.

– Una jornada laboral de 35 horas semanales, sin reducción salarial, para que el reparto de la riqueza empiece desde el mismo puesto de trabajo.

– Aprobar un nuevo presupuesto que blinde el gasto en Educación y Sanidad pública, y en la dependencia, que responda a las necesidades reales que existen y acabe con la transferencia de dinero público a la empresa privada. Para ello aprobaría una reforma fiscal que realmente hiciera que pagasen más los que más tienen, única forma de financiar esas medidas.

– Autorizar a Catalunya a realizar una consulta democrática en base al artículo 92 de la Constitución.

– Cambiar la ley electoral para que sea estrictamente proporcional, y acabe con una ley electoral hecha para primar a los partidos del sistema-régimen.

Hay recursos más que suficientes para aplicar esas medidas. La cuestión es quién controla las grandes fuerzas productivas: una minoría cada vez más rica o la mayoría de la sociedad. Un gobierno de izquierdas no podrá limitarse a una reforma fiscal, sino que deberá socializar las grandes fuerzas productivas para hacer posible una gestión democrática de las mismas, desde la Banca a las grandes compañías energéticas. Necesitaremos unas nuevas relaciones de propiedad y unas nuevas instituciones, plenamente democráticas, que representen realmente a la mayoría, y no que actúen como un muro ante sus reivindicaciones. En otras palabras, necesitaremos abrir el camino a una revolución democrática y socialista.

Fuente: http://www.porelsocialismo.net/mocion-de-censura-pasemos-a-la-ofensiva-con-todas-las-consecuencias/