El pasado 21 de mayo, día de la huelga general, Patxi López compareció ante los medios de comunicación. Quien recientemente llegara a la presidencia del Gobierno Vasco utilizando métodos fascistas -y quede claro que no estoy defendiendo al PNV- pronunció ante los micrófonos algunas palabras que, creo, merece la pena recordar, aunque sea muy brevemente. […]
El pasado 21 de mayo, día de la huelga general, Patxi López compareció ante los medios de comunicación. Quien recientemente llegara a la presidencia del Gobierno Vasco utilizando métodos fascistas -y quede claro que no estoy defendiendo al PNV- pronunció ante los micrófonos algunas palabras que, creo, merece la pena recordar, aunque sea muy brevemente.
Como buen «demócrata» que pregona ser, dijo entre otras cosas que respetaba la convocatoria de huelga general, pero que no la apoyaba ni la entendía porque era una huelga política. Y lo dijo así, como si el sindicalismo no tuviese nada que ver con la política, como si los gobiernos no fuesen los que ponen e imponen políticas económicas y sociales que afectan directamente al conjunto de los trabajadores y las trabajadoras. Y, casi a renglón seguido, el presidente ilegítimo vomitó lo que, en medio de la coyuntura actual, no puede entenderse más que como un grave insulto a la inteligencia de las personas. Insistió en que la huelga era política y no sindical porque, según sus palabras, a los trabajadores no se les había inculcado ningún derecho.
Difícilmente se puede ser más irrespetuoso con los ciudadanos que gobierna. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, vigente desde 1948, el trabajo es un derecho. Pues bien, en la Comunidad Autónoma Vasca -CAV- que ahora preside el señor López existen 122.111 personas desempleadas, de las cuales 51.859 no cobran ningún tipo de prestación, y el ritmo de expedientes de regulación de empleo supera los seis al día, con más de 35.000 trabajadores afectados. Luego, ¿se han inculcado o no derechos elementales a no pocos de sus trabajadores?
No voy a hacerle responsable al actual presidente de la CAV de tan lamentable situación, pues acaba de llegar al gobierno; aunque, si bien es cierto, tampoco se le puede eximir de responsabilidad, ya que desde la oposición él siempre ha defendido y apoyado las políticas neoliberales que las genera. Además, en el Estado español gobierna su partido -capitalista, por mucho que con sus siglas se empeñen en hacer creer lo contrario-, y allí las personas despojadas del derecho al trabajo ya superan los cuatro millones.
No añadiré nada más. Acabo esta pequeña nota recurriendo al título de la misma: Patxi López, ¿ignorante o caradura? Por no utilizar un calificativo más contundente y acorde con la realidad, de los dos, me quedo con el segundo.