«No digo que sepan quien es usted ni que estén en condiciones de descubrirlo. Pero, sea como fuere, nunca estarán de más todas las precauciones». Es el consejo de un personaje fascista, responsable de la policía italiana de la época de Mussolini, al protagonista de la novela «El conformista», de Alberto Moravia, para que éste […]
«No digo que sepan quien es usted ni que estén en condiciones de descubrirlo. Pero, sea como fuere, nunca estarán de más todas las precauciones». Es el consejo de un personaje fascista, responsable de la policía italiana de la época de Mussolini, al protagonista de la novela «El conformista», de Alberto Moravia, para que éste colabore facilitando el asesinato de un antifascista. Pero son también las palabras que definen la vida que realiza el mismo personaje que, en su infancia desarrolló un estado de crueldad para con los animales, en la adolescencia fue objeto de burla continua entre sus compañeros de colegio, y partía de la desatención de sus padres burgueses con la vida familiar descompuesta. A su vez en la adolescencia se ve acosado por un ex cura pederasta. La relación termina cuando el protagonista cree que le ha matado de un disparo. Todo ello hace de él un individuo con un mundo interior tortuoso, que busca siempre la ocultación y la existencia más desapercibida bajo la protección de la política fascista que domina Italia.
Alberto Moravia se refiere al contexto social, familiar y político burgueses como armamento antisocial, del que van a desprenderse los componentes del fascio.
El autor, 1907-1990, comprometido con el antifascismo, nos deja una novela en la que página a página muestra el funcionamiento de alguien que entra en una profunda crisis y se asimila al régimen criminal para protegerse. «El conformista» busca en el servilismo y el fanatismo el punto obediente con el que entregarse a la reacción. «En realidad, su ofrecimiento no había brotado de una especulación de la mente, sino de la oscura profundidad de su espíritu, lo cual era una demostración segura, sobre todo, del carácter auténtico de su inserción en la normalidad social y política».
Marcelo, el protagonista, responde a los intereses más bajos sin cuestionarse ni cuestionar nada, mientras que el grupo dirigente del fascismo da cada paso tras reflexionar y calcular, sabiendo lo que se busca. Marcelo, quiere hacerse invisible, indistinguible hasta el punto último, y su novia, a la que se ha unido como otro de sus objetivos para ser considerado un hombre normal, ante su comportamiento le hace saber su extrañeza y le advierte que cualquiera querría ser distinto al resto, tener una particularidad.
También sabe que la normalidad asume experiencias, pero las conduce con y por la concepción que tiene del mundo, no es inocente, esa concepción tiene su origen, siendo además lo que ha arrastrado toda su vida. La voluntad lleva a la acción, y la acción es la expresión de las ideas.
Moravia, austero en la expresión, trabaja personajes dependientes y consigue mostrar lo más oculto, lo que sorprende siempre a quien lee. La voz narrativa de tono medio aporta fuerza a la visión realista de los mundos interiores y la circunstancia social. Elevándonos sobre la narración encontramos circunstancias e individuos en la novela que el capitalismo en crisis, bajo el que hoy vivimos, crea, para concluir mediante su aparato y personajes como Marcelo, con el desarrollo de la acción violenta contra los más débiles y quienes reclaman justicia social.
Alberto Moravia, autodidacta, reúne una gran obra literaria que en parte fue llevada al cine: «La romana»,»El conformista», «Amor conyugal», «El desprecio», «Dos mujeres», «El hombre que mira», en la que lleva a cabo la discusión ideológica entre fascismo y antifascismo, y, «La villa de Venerdi».
Mussolini prohibió personalmente su obra y ordenó su detención, a la que pudo escapar. Volvió a Italia con la derrota del fascismo.
Título: El conformista.
Autor: Alberto Moravia.