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15 años de evasión de capitales con la Reserva de Inversiones de Canarias

Pelotazo fiscal en las Islas Canarias

Fuentes: Diagonal

La Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) supone una colosal evasión de impuestos y ha multiplicado las macroinfraestructuras y el boom inmobiliario en las islas. La Ley de Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) nació en 1994 en nombre del «hecho insular», para evitar el pago de impuestos a la Administración de Hacienda del Gobierno […]

La Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) supone una colosal evasión de impuestos y ha multiplicado las macroinfraestructuras y el boom inmobiliario en las islas.

La Ley de Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) nació en 1994 en nombre del «hecho insular», para evitar el pago de impuestos a la Administración de Hacienda del Gobierno central. Esta ley, 19/1994, de 6 de julio, de modificación del REF (Régimen Económico Fiscal de Canarias) fue prorrogada por Coalición Canaria en Bruselas para el período 2007-2013. Según la RIC, los empresarios y profesionales establecidos en Canarias quedan exentos de gravamen en su Impuesto Personal sobre la Renta, lo que supone una reducción de hasta el 90% sobre los beneficios que obtengan en Canarias y que se reinviertan (materialicen) en el archipiélago en determinadas condiciones. Pero esta materialización tiene un margen de cinco años, en los cuales la empresa puede cambiar de nombre, quedando reducida esta dotación a un apunte contable de la antigua empresa, puede materializarse en inmuebles, casas e irregularidades avaladas por la Ley. También puede, simplemente, no plasmarse, ya que no existe regulación alguna. O lo que es más corrupto, puede materializarse en suscripción de deuda pública.

Esta Ley es muy difícil de explicar a la ciudadanía, cuando no imposible: ¿cómo se exige al resto de la ciudadanía que pague hasta el último euro a Hacienda? Sin embargo, a los no empleados, la Administración no sólo no los embarga, sino que esta gravísima evasión legal permitió hace cinco años elevar la cifra no ingresada a la friolera de 2.300 millones de euros. Esta cifra, comparativamente, supone que corresponderían a cada isleño 450 euros anuales de dinero de la RIC. Pero en Canarias existen 400.000 personas por debajo del umbral de la pobreza, según datos oficiales. 2.300 millones significan casi el triple del gasto del Gobierno de Canarias, y supondrían mejorar en un 50% la Sanidad o el 60% de la educación en las Islas.

La RIC sugiere la materialización de esta evasión de impuestos en «la suscripción de títulos, valores o anotaciones en la cuenta pública de la Comunidad Autónoma o de corporaciones locales» y constituyen la base de la corrupción en los ayuntamientos e instituciones públicas. Un ejemplo irónico de hasta dónde llega la complicidad constructor-Administración gracias a la RIC es el del millonario Antonio Plasencia, que construyó con dinero de la RIC dos edificios que ahora tiene alquilados al Gobierno de Canarias: el de la Agencia Tributaria y el de la Consejería de Educación.

Interés desmedido

El aparato mediático del Gobierno insular logró que la población no supiera qué era la RIC durante diez años, no fue hasta 2004 cuando el tema surgió dentro de la Asamblea por Tenerife, debido a las movilizaciones en contra de macroinfraestructuras como el puerto de Granadilla. En la RIC está la explicación al interés desmedido en planes de ordenación urbanística y recalificaciones de terrenos agrícolas. Significa que un constructor se queda con el dinero que debería haber pagado en sus impuestos, más los beneficios de la obra que le encargan hacer con ese dinero, más los intereses que corresponden al tiempo transcurrido, que le son devueltos por la Administración.

Aunque la prefinanciación se lleva realizando hace años, ahora las administraciones expresan su aprobación ante los medios. Así, el vicepresidente del Gobierno de Canarias, José Manuel Soria, del PP, declaraba a los medios: «No me resigno a que este sector [el de la construcción] pierda peso. Lo que sucede es que ahora en lugar de centrarse en lo residencial ha de dirigirse a obra pública». La obra pública desmedida y arbitraria y los hoteles innecesarios con impuestos evadidos han saturado las Islas y estropeado el paisaje. Son ya 15 años de pelotazo, pero ahora ni tan siquiera encubierto.