Con este título, el filósofo y ensayista Santiago Alba Rico, ha iniciado en Canarias el ciclo de actividades que conmemorarán, en los próximos dos meses, el 50 aniversario del triunfo de la Revolución cubana. En una conferencia, organizada este lunes en la Casa de Colón de Las Palmas, por la Plataforma Canaria de Solidaridad con […]
Con este título, el filósofo y ensayista Santiago Alba Rico, ha iniciado en Canarias el ciclo de actividades que conmemorarán, en los próximos dos meses, el 50 aniversario del triunfo de la Revolución cubana.
En una conferencia, organizada este lunes en la Casa de Colón de Las Palmas, por la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos, Alba Rico afirmó que no dejaba de sorprenderse por el hecho de que «desde las sociedades europeas y occidentales, quienes lo hacemos tengamos que explicar por qué apoyamos el proceso cubano».
En este sentido, la cabecera del tercero de los Cuadernos para la Revolución (*) editados por la Plataforma, «Mirando a Cuba«, le sirvió al autor de Leer con Niños o Capitalismo y Nihilismo para plantear, al público asistente al acto, desde dónde se hace este ejercicio, desde dónde miramos a Cuba.
«¿Cómo es posible -dijo- que países donde las empresas dejan sin empleo a miles de trabajadores de un día para otro, donde los gobiernos se ponen como tarea la privatización paulatina de los servicios públicos, donde las cadenas de televisión emiten horas y horas de publicidad engañosa o exhiben sin pudor todo tipo de violencias, países donde hay miles de casas vacías y miles de gentes sin casa, crean que están legitimados para cuestionar a Cuba?»
Información y democracia
El papel de los medios de comunicación estuvo muy presente en la exposición de Alba Rico, quien comparó la cantidad de noticias que se publican sobre Túnez, donde vive, con las que aparecen sobre la isla caribeña. «Ambos países tienen el mismo número de habitantes y en Túnez hay un régimen dictatorial que reprime brutalmente cualquier tipo de manifestación opositora, sea del tipo que sea; un ejemplo son las protestas habidas en la región de Gábes, donde están las minas de fosfatos. Pues bien, esas protestas tienen hasta ahora un saldo de varios muertos y centenares de detenidos, pero nada se ha dicho de ello en los grandes medios informativos. Por el contrario, de Cuba, donde no pasa nada de esto, el bombardeo de noticias es continuo; da igual que lo que se diga sea una mentira o una manipulación interesada de los hechos, la cuestión es crear ruido, es decir, desinformar sobre lo que realmente ocurre allí».
También en torno a este tema, Santiago Alba hizo hincapié en la cultura del espectáculo, en la banalización orquestada desde las pantallas de plasma de cuestiones fundamentales que tienen que ver con las relaciones entre seres humanos. «En sociedades -afirmó- donde la trampa, la doblez o la zancadilla se convierten en elementos para el consumo mediático, no puede extrañar que los periódicos recojan, cada vez más habitualmente, noticias sobre niños y niñas adolescentes que golpean a otros, de su edad o más pequeños, los graban con sus cámaras digitales o sus móviles y luego cuelgan sus obras en internet. Los responsables políticos de esas sociedades son también los responsables de validar formas de intercambio que hacen de las personas meros objetos de uso, sin valores y, a veces, hasta sin emociones».
Al final de la conferencia, Alba Rico, que dará hoy una charla en el antiguo convento de Santo Domingo en La Laguna, Tenerife (19:00 horas), convocada por el Comité Canario de Solidaridad con los Pueblos, abordó el concepto de democracia, «un concepto en cuya práctica Cuba nos lleva infinita ventaja y no hablo sólo de las elecciones, que en ese país son mucho más libres y representativas que en Estados Unidos o en Europa, sino desde una perspectiva más abarcadora y profunda del término. En Cuba, en el año 2001, se decidió declarar irrevocable el socialismo y esa decisión conjuga en sí misma toda la esencia de la democracia. Desde occidente, donde lo irrevocable es el canibalismo, dicha declaración adquiere un valor incalculable porque sitúa al proyecto cubano en la vanguardia de otros proyectos que, ahora, después de cincuenta años de resistencia heroica del pueblo de Cuba, han conquistado espacios de poder en América Latina pero, especialmente, porque nos hace ver , a los que vivimos donde lo irrevocable es el canibalismo, que sigue habiendo un lugar en el mundo en el que el ser humano cuenta y cuenta de verdad. Por eso no me canso decir que no apoyo a Cuba, lo cual me parece tremendamente ocioso, sino que me apoyo en ella».
(*) Mirando a Cuba es una compilación de textos escritos, sobre el proceso cubano, por autores de fuera del país a lo largo del año 2008, mientras la Revolución caminaba hacia su cincuenta aniversario. Forma parte de la serie Cuadernos para la Revolución que empezara a editar la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos el pasado mes de julio y que, antes de este tercer número, contaba ya con otros dos: Fidel Castro: La deuda ecológica de los países desarrollados y Che Guevara: Apuntes de futuro.
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