A dos meses de la asamblea general de la coalición, se multiplican las voces que piden la cabeza de su líder, quien, sin embargo, advierte de que no será un «chivo expiatorio».
En apenas ocho años, tras la salida de escena de Julio Anguita, Izquierda Unida ha pasado de ser tercera fuerza en el Congreso a ocupar la sexta posición. Ha perdido en ese tiempo más de la mitad de su cuerpo electoral. A quien le toca ahora lidiar con una hundida organización es a un Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) más que cuestionado tras el 14-M. En diciembre se decidirá su futuro y el de un partido ahora más preocupado en cerrar vías de agua en forma de disidencias.
-¿Qué está pasando en IU? Parece una jaula de grillos.
-Hay un proceso previo a una asamblea extraordinaria después de un resultado electoral que ha dejado mal sabor de boca en la organización y que plantea interrogantes. Pero a los ciudadanos, a los trabajadores, a los jóvenes, a las mujeres, no creo que les interesen demasiado nuestras cuitas internas.
-¿A qué atribuye el fracaso en las elecciones generales primero y en las europeas después?
-Creo que en las europeas fracasó todo el mundo. En las generales tuvimos casi el mismo voto y en unas condiciones muy difíciles, cuando se producía el cambio del PP a PSOE y tras el atentado del 11-M. Pero sí es preocupante porque no rentabilizamos ser los protagonistas de la movilización social y la oposición al PP.
-¿Qué grado de resposabilidad tiene en la crisis la actitud del Partido Comunista de España (PCE)?
-Todos los partidos de IU compartimos los aciertos y los fracasos. Por lo tanto no es un debate de PCE sí o PCE no. No creo tampoco que sea bueno una asamblea en clave de confrontación ni de cacería. En todo caso, podemos lograr una amplísima mayoría en la organización. Pero no estoy dispuesto a poner en liquidación el trabajo que hemos hecho en los últimos años. Hubo errores y aciertos.
-¿Qué tal son las relaciones con Francisco Frutos, secretario general del PCE, que ha pedido reiteradamente su dimisión?
-No me muevo por relaciones personales. Y no me preocupa que haya personas que pidan mi dimisión. Pero lo que me inquieta es que la posición de Paco Frutos es la misma desde hace cuatro años, repitiéndome lo mismo, que me vaya. Y yo no puedo defender las posturas de IU con la misma fuerza si hay alguien detrás que está debilitando a la formación.
-¿Pensó en dimitir? –
Sí, tras el resultado de las elecciones generales. Entonces creí que quizá tuviera la responsabilidad de ese resultado y que había que irse a casa. Ahora veo que ese resultado fue por algún error personal, pero también por las circunstancias y los problemas. Merece que nos demos un tiempo, sin buscar un chivo expiatorio.
-¿Qué le parece que Julio Anguita pida otra vez voz en IU?
-Julio nunca se ha ido de la política. Creo que puede aportar muchas cosas con su experiencia. Le he pedido personalmente que aporte la autoridad moral que él tiene para que la confrontación política no haga daño a IU.
-¿Hay riesgo de escisión?
-No lo creo. El único peligro es que no hablemos de política y nos dediquemos sólo a lamernos las heridas. Tenemos que vincularnos más a movimientos sociales, a problemas ciudadanos, de trabajadores, jóvenes, mujeres…