Siento insistir tanto, pero desde el confinamiento, vuelvo al Guadiana. Siempre os cuento que es un río que nace de las entrañas de la tierra, no de picos nevados. Es el rio mujer.
Las tablas llevan meses, y yo diría años en la UCI. De sus 1750 ha inundables, están anegadas menos del 5 % (70 ha). Ante el temor de que entrase en combustión las turberas, empezaron a bombear los pozos que tiene el Parque Nacional. Aunque ese agua volverá a filtrar hacia el acuífero, al menos remoja la tierra evitando que prenda el desastre. Con esta puesta en funcionamiento de “La Cibeles”, como llaman a estos bombeos en los círculos ministeriales de Madrid, momentáneamente hemos pasado a un triste 7% (130 ha) de superficie inundada, ayudado también por las tímidas lluvias de estos días que paralizan los riegos agrícolas.
Ayer leía como algún consejero se vanagloriaba de todo esto, señalándolo como el resultado de su excelente gestión. No se atrevía a reflexionar que duplicar sobre un valor ridículo no tiene gran mérito, y que esto son migajas de pan para hoy, hambre a partir del 20 de mayo que es cuando terminarán esta primera tanda de bombeos autorizados.
El Guadiana está muerto, como fruto de una gestión del agua que pretende saciar voracidades infinitas. Solo una política valiente puede salvarlo.
CLM ha pasado a ser en esta última legislatura, de esas comunidades autónomas que vinculan la gestión del agua a la agricultura. No es la única, hay otras como Murcia, Valencia y alguna más, que se caracterizan por usar el agua y nuestros ríos de forma demagógica, como elemento de popularidad del responsable de agricultura entre agricultores.
Tradicionalmente en nuestro país, la gestión de agua siempre estuvo ligada a Obras Públicas, lo que en democracia pasó a ser Fomento, así estaba en CLM y está en comunidades como Galicia y Castilla y Leon.
Otras comunidades autónomas (la mayoría de ellas) han querido vincular la gestión del agua al Medio Ambiente, como está a nivel nacional, reflejando así el salto que se dio con la Directiva Marco del Agua en toda Europa. Eso no quiere decir que gestionen velando por la conservación de nuestros ríos, pero al menos no es el zorro el que cuida las gallinas del agua.
Otra estocada que sufrió el río más peculiar de toda Europa este año, fue la sentencia de deslinde de los Ojos, que daría para un artículo en exclusiva. Como resultado de todo ese procedimiento, los Ojos del Guadiana no son dominio publico hidráulico. Si como sociedad queremos recuperarlos, tendremos que pagar a los que nos los robaron o comenzar de nuevo otro proceso judicial.
Pero quiero terminar este Domingo de Pascua con un llamamiento a la esperanza, porque otra gestión es posible. El Río Grande, en la frontera de USA con México, cuida del agua, y toda una región vive de la vida que trae el Río. Cada año pasan por allí cientos de miles de pajareros y ambientalistas, que aportan a la región más de medio millón de dólares anuales y generan más de 6.000 puestos de trabajos. Turismo que no conozco de primera mano, pero que intuyo sostenible. Otra gestión es posible si somos capaces de mirar a largo plazo y nos sumamos al cambio de paradigma.
La
esperanza
es esa cosa con plumas
que
se posa en el alma,
que
entona su melodía sin palabras,
y
nunca se detiene ante nada.
Emily Dickinson